Capítulo 4.

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CAPÍTULO 4.

LIZ

Me desvestí lentamente, estaba bastante débil aquel día. Puse el tapón de la bañera y dejé que el agua caliente la llenara casi al completo.

Eché un último vistazo al espejo. Negué con la cabeza y recordé lo que me dijo hacía ya dos años.

Metí un pie en la bañera y me tumbé cubriendo todo mi cuerpo con el agua.



Piensa el momento en el que torturarme

Pero yo ya no soy de hierro

Ahora me ahogo con mirarme

El espejo es mi peor enemigo

El bolígrafo, mi único amigo

Cuando la gente sabe

Deja de mirarme como antes

Los dedos que señalan los llevo mal

Las risas que me miran me sientan fatal

No necesito ayuda

Soy así.

Dejé el boli a un lado mientras las lágrimas salían atropelladamente de mis claros ojos. Cerré el cuaderno de tapa dura de golpe y el pequeño broche dorado. Ese cuaderno me lo regaló mi padre. Le costó treinta y nueve libras irlandesas. Me dijo que era único, que eran de diseño barroco... Las hojas estaban teñidas de un color amarillento, aparentando antigüedad.

Miré la hora: las nueve, casi. Abrí la puerta de mi habitación y corrí escaleras abajo.

-Cielo, pareces estar mejor- sonrió mi madre con su voz agotada.

"Sí, de momento no ha vuelto a aparecer" reconocí para mis adentros.

-No te pregunté antes, ¿qué tal tu primer día?- dijo poniendo dos platos de huevos fritos con salchichas y verdura.

-Me han sentado al lado de la ventana y me aso... Además, tengo al lado al típico jugador de fútbol americano guaperas pero sin seso.

Mi madre resopló de broma mientras esbozaba una enérgica sonrisa.

Mi padre se había ido a trabajar. Lo que nos faltaba a mi madre y a mí.

¿QUÉ OS HA PARECIDO ESTE CAPÍTULO?

Hola, lectores :) siento haber estado sin actualizar taaanto tiempo, pero me daba pereza (aunque me de vergüenza admitirlo).

LizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora