10. Un día familiar

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30 de agosto de 1973

Habían pasado ya unos días y convivir con los Potter era bastante divertido, Fleamont solía jugar con nosotros mientras mi madre ayudaba a Euphemia en todo lo que podía. En cambio, mi padre se la pasaba trabajando todo el día para poder tener algo de dinero. Aunque los señores Potter fueron de mucha ayuda, pero siendo papá, a pesar de ser el mejor amigo desde niños del padre de James, seguía sintiéndose mal por dejar que ellos gastaran el dinero en nosotros.

Comprendía a mi padre, porque a mí tampoco me gustaba eso, a pesar de saber que los Potter solo querían ayudar. 

Papá y mamá también estaban viendo casas con ayuda de Fleamont y Euphemia. Lo gracioso es que había una casa en venta al lado de la de ellos, por lo que los veranos James y Jane podrían venir a nuestra casa, al igual que Remus y yo podríamos ir a la suya porque los jardines estaban conectados, obvio que había una puerta la cual podías acceder.

Aunque la casa no es que fuera muy barata, pero los padres de James querían ayudar, así decidieron comprarla ellos, y le dijeron a mi padre que no hacía falta devolverles el dinero, pero mi padre no podía permitirlo. Así que trabajaba muy duro para poderles devolver el dinero a los Potter. Aunque todavía no nos habíamos mudado, seguramente para Navidades estaríamos en la casa nueva porque mamá y papá estarían reformándola un poco con la ayuda de los Potter.

Ahora me encontraba en la habitación que tenía en la casa de los Potter y era algo que me gustaba porque podía leer y estar a lo mío tranquilamente, aunque James solía pasar mucho tiempo conmigo, lo cual me gustaba porque siempre se le veía interesado en mis temas.

Solía quedarse conmigo y todas las noches, venía a mi habitación y dormía conmigo para evitar que siguiera teniendo pesadillas, aunque no dormía conmigo en la cama. Solía tener en esta habitación varias mantas que las colocaba a mi lado izquierdo en el suelo y dormía ahí. 

También le daba la mano a veces antes de quedarme dormida y en ningún momento él se quejó, es más, se le veía demasiado feliz.

Y me pregunté como es que estaba tan feliz estando conmigo. Nunca me imaginé que alguien haría todo eso, pero él lo hizo sin ningún problema.

No podía creer que a alguien le importara una persona como yo, a veces me preguntaba si de verdad merecía todo lo que estaba haciendo James por mí.

James era un chico maravilloso y siempre estaba ahí para todo el mundo. Sabía como sacarte sonrisas, conmigo lo había hecho y lo seguía haciendo. Estos días siempre sabía qué hacer, para hacerme sonreír o para despejar mi mente.

Me llevó al jardín para leer un rato, preparó varias tardes de Jameline como él solía decir. El nombre me hacía bastante gracia, pero también me resultaba bastante lindo porque era la combinación de nuestros nombres. No iba a negar que él era demasiado ingenioso, y siempre se le ocurría algo.

Alguien de pronto llamó a la puerta.

—Adelante —escondí el dibujo que estaba haciendo. 

Digamos que cuando estaba sola, me la pasaba terminando un dibujo que ya tenía semanas. Era un retrato de James, tal vez estuviera mal de la cabeza, pero quería hacerle un pequeño detalle, aunque tal vez no le gustara.

James entró en la habitación con una gran sonrisa mientras se sentaba a mi lado.

—¿Qué haces hermosa chica? —solté una risa para verlo.

—Nada importante.

No era algo que me gustaba compartir, además, sentía que lo hacía demasiado mal, así que prefería que nadie supiera sobre mis dos pasatiempos favoritos. Aunque pensándolo mejor, James lo sabría una vez que le diera su dibujo, pero también podría guardármelo para mí. Tal vez eso haría.

Dreams [Era Merodeadora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora