Todos los presentes esperaban con ilusión la llegada de la novia.
La pequeña Keiko estaba siendo cargada por la prima de Sana.
- Mira, Keiko, mama y papa se van a casar.
- Eiiiii...
Dijo Keiko con una gran sonrisa.
- Espero que a ese hijo de puta le de sida y que la zorra de su amante acabe mórbidamente obesa.
Dijo Nagatoro en voz baja.
- Compórtate, por favor, estamos en una boda.
Pidió su hermana.
- Pero si estamos estamos celebrando el matrimonio entre un cabrón y una pota con tetas de vaca. Su relación a empezado con engaños, mentiras y una infidelidad, esos bastardos no van a durar nada.
- ¿Entonces por que insististe tanto en que te invitaran?. Fuiste a su casa a reclamarles por no haberte invitado, estabas gritando como una puta loca.
- Por que quiero ver con mis propios ojos un matrimonio destinado al fracaso.
- Si tu dijiste que ya lo tenías superado y que por eso querías venir.
- Y lo he superado, pero quiero verles sufrir por hijos de puta.
- Pues yo veo a Naoto muy contento e ilusionado.
- Solo esta contento por que esta pensando con la entrepierna. No la ama de verdad, solo ama sus asquerosas tetas...
- Ya estamos otra vez.
- Ya se dará cuento del error que a cometido cuando tenga que convivir con esa puta de tetas grandes.
- Cállate, por favor, me estas amargando la boda.
- ¿Y se puede saber por que has venido tu?.
- Para asegurarme de que no montes ningún espectáculo.
- ¿Acaso no confías en mi?.
- Silencio, que la novia ya esta aquí.
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- Que bien conservada esta, y eso que a sido madre.
Dijo Sistoro con una sonrisa.
- Pues yo la veo más gorda y fea.
Dijo Nagatoro con una aura muy oscura.
- Pues esta más buena que tu, no me extraña que prefiera formar una familia con ella.
- Gracias por los ánimos, hermana.
- Que bonito, me recuerda a nuestra boda.
Dijo Adriana mientras agarraba la mano de Fuutarou.
