Emperatriz

Parte 2: Los tiempos oscuros de Rey: Capítulo XXX

Dos años déspues

La guerra sigue en un apogeo no deseado sin que por el momento existe la necesidad de que Rey se incorpore en las batallas. Hasta hoy cuando Luke se volvía uno con la fuerza, antes le envío un mensaje Leia.
La general observa los mapas estelares de las coordenadas enviadas por su hijo. Un dolor inexplicable la toma por los significados del planeta donde se encuentra la clave para evitar un mal mayor. Creyó que los días de la estrella de la muerte eran cosa del pasado. Los recuerdos reviven cuando se aviva la batalla donde Han murío junto a su hermano.
Ben y Rey se han vuelto inseparables, donde sea que vaya uno, el otro está al lado.

-Mi hermano envío información delicada, Palpatine tiene una flota de destructores estelares capaces de evaporar un planeta con un solo rayo -Leia derrocha preocupación y mucha rabia al hacer el informe- ¡Tienen que ir a Mustafar! Existe un mapa para llegar a ese planeta donde el emperador tiene la flota. Esta en el castillo de Vader, en el sótano.

-Se donde está -dice Rey-.
-¿Lo viste?
-No, pero mi abuelo tiene en el sótano una bóveda secreta que me mostró alguna vez. Ahí guarda reliquias que le son valiosas, holocrones, compendios, reliquias y textos oscuros.
-¡entonces iremos! -responde Ben-.
-Bien, el planeta ya no tiene vigilancia del imperio, entrar al castillo y traer el mapa a salvo.

La reunión posterior se alarga hasta altas horas, las estrategias son planeadas, para llegar a Mustafar y conseguir información del planeta señalado.
Al día siguiente en ese ambiente caotico de las vísperas de una batalla llega Rey, observando a su alrededor lo que una idea puede ser el derrocamiento de su abuelo. En este instante se siente tan ajena a todo. Ya no es la nieta sobreprotegida de Palpatine, un nudo se manifiesta al recordar que alguna vez hubo un poco de cariño entre ellos, o al menos así lo sentía. Hoy no es más esa Rey.

-Espero que esta vez permanezcan juntos... es hora de partir, que la fuerza los acompañe -palabras de bendiciones y despedida temporal, así como deseos de buena suerte-.

Una vez llegando a Mustafar, ya no existe vigilancia para evitar que se ingrese al castillo abandonada. Con tranquilidad sin amenazas latentes, recorren los pasillos y salas del castillo, el camino al sótano y bóvedas quedan al extremo opuesto a donde entraron.
Mientras caminan entre los escasos elementos decorativos y mobiliario, Rey observa el lugar muy minimalista, a diferencia de su abuelo que es un amante de lo extravagante.

-Aquí estuvo por muchos años la nave de mi abuela, ¡era una belleza! -menciona Ben-.
-¿Tu abuela o la nave? -pregunta Rey-.
-¡ambas!
-Este fue un regalo de mi abuelo para Vader, pero era un regalo retorcido, para hacerle recuerdo a tu abuelo de todo lo que había perdído. Mi abuelo se jacta de ello... el hizo a Vader.

Una escalinata larga los lleva hasta el sotáno donde yacen las bóvedas. Dejando ver una habitación oscura donde solo ella entra. Rey toma el mapa en su palma, el holocrón piramidal emite luz y oscuridad al mismo tiempo.

-Es el mapa. Nuestra próxima parada... son siete horas de viaje por esa ruta, no parece ser muy segura.

Llegan a salir del castillo para dejar ocultos los secretos de su interior.
La nostalgia el pasado... una niña esperaba por horas a que su abuelo terminara sus trabajos de gobernar todo un imperio, para que pudiera pasar tiempo con ella. Cuando la llamaba a sus aposentos ella habría los brazos corriendo directamente al anciano emperador.

Años atrás...

-¿Yo seré emperatriz algun día? -pregunta Rey a su abuelo-.
-No tengas miedo, como tu abuelo, yo siempre estaré contigo para guiarte... hasta que hagamos el ritual de la inmortalidad... y los dos nos volvamos uno solo. Pero aún eres muy joven, habrán quienes quieran manipularte por esa razón, algunos que querían ponerte en mi contra para beneficio propio... mi niña no confíes en nadie, no confíes en nadie excepto en mi... no tenemos a nadie más que el uno al otro.

Mi querid Rey, mi nieta, mi esperanza, mi sueño, mi fuente de orgullo... Emperatriz Palpatine... tu asumiras el trono, es tu derecho de nacimiento gobernar, lo llevas en la sangre, nuestra sangre...

Rey limpia las lagrímas que se le salieron de sus ojos hasta sus mejillas.

-él... a veces me amaba. Cuando no era Sidious, cuando no era Palpatine... -dijo Rey limpiando sus lagrímas-.
-te ama... en su manera retorcida pero lo hace... -Ben ofrece palabras de consuelo- ¿puede un Sith amar?.
-No Ben... al igual que un Jedi, un Sith no puede amar. Nuestro codígo dicta destruir lo que nos debilita, y nada debilita más que amar a alguien.
-Espero que juntos logremos cambiar esas viejas reglas, ya no existen Jedis, no es justo que existan los Sith.

Ben ama a Rey... la princesa, la heredera, la que era nada en Jakku y la que es todo en la galaxia.

Fin del cap 30