Medio año paso en un abrir y cerrar de ojos, Madara decidió aprovechar su viaje para buscar al traidor infeliz de Kuro, pero no encontró ni rastro de esa mancha oscura, seguramente haría presencia en un futuro cercano al darse cuenta lo que le hizo a la piedra del clan, admitía que tenía curiosidad sobre que artimañas usaría para intentar convencerlo de capturar las bestias con cola.
-... quizás sea tiempo de regresar- consideró viendo el agua correr por un arroyo frente a sus ojos, para estar en la aldea oculta de la neblina el paisaje era muy parecido al que frecuentaba de niño, aquel punto de encuentro con Hashirama- apuesto que ya se casó- no podía evitar que sus pensamientos salieran de si transmitiendo nostalgia, era molesto, por más que le daba vueltas realmente no tenía un sentido la segunda oportunidad, ¿destruir el mundo? En realidad, jamás había sido su idea, sino del hijo de Kaguya... Izuna estaba muerto, Hashirama casado y el... el salía sobrando de nuevo, aun así, quería lograr dos cosas con el intento de vida que tenía, primero eliminar a Kuro, y segundo a pesar de que sabia quizás esperaría muchos años quería volver a ver a Obito.
-¿tú no eres de por aquí?- una densa neblina combinada con Chakra invadió todo el lugar, el propósito era evitar que el invasor se moviera y perdiera visibilidad, ambos objetivos eran imposibles de conseguir ante Madara.
-No, solo estoy de paso, pero si quieres danzar será divertido- Madara se movió tan rápido que el espadachín apenas se dio cuenta cuando lo golpeó cayendo al rio – pensé que con tu peso serias un poco más fuerte, pero veo que no...- con su Sharingan activado vio al shinobi de poca apariencia humana levantarse, tenía rasgos de tiburón con tres rayas de color verde pintadas en cada lado de la cara y una gran cabellera de color anaranjado- ¿Cuál es tu nombre? – le vio levantar su enorme espada vendada del filo.
-supongo que puedo decirle mi nombre a un muerto-presumió su victoria, grave error subestimar al Uchiha que de manera inmediata atrapó en un genjutsu con la intención de matarlo sin esfuerzo alguno, detestaba a los presuntuosos débiles ni siquiera era digno de ser su oponente.
Acerco su kunai a la garganta del espadachín notando como la espada que portaba comenzaba a mover por si sola- oh veo que tienes vida propia- intento tocarla cuando esta destrozo los vendajes que la cubrían mostrando dientes. Percibió una amenaza y aparto de un salto lejos del ninja en trance.
-No permitiré que mate a mi sensei - se presentó un niño de 6 años, al igual que el otro shinobi no parecía humano, sobre todo por su peculiar piel azul y dientes afilados– perdónenos la vida. Estamos vigilando esta área como parte de nuestro trabajo, soy Kisame Hoshigaki y él es mi maestro Fuguki Suikazan – definitivamente era más inteligente que el otro tipo.
-Kisame Hoshigaki les perdonare la vida ambos, con una sola condición- Madara vio con fastidio al tal Fuguki- no pongas en práctica ninguna enseñanza que él te dé- con su experiencia reconocía a los ninjas perversos con apenas un simple vistazo porque era como verse así mismo siglos atrás.
-¡No entiendo! Él es mi sensei- reclamo el niño pensando que apenas se distrajera el pelinegro los mataría ante petición tan tonta basada en una promesa -¿Cómo sabrás si la cumplo?
-en realidad no me importa si lo haces o no niño, el seguramente morirá después de cometer muchas estupideces, y si tú lo sigues terminaras igual. No, tu pareces pensar, quizás solo tengas más culpa, pero igual morirás- comenzó a caminar en dirección a Kisame.
- ¿Cuál es su nombre? - sudo frio ante la presencia tan cercana.
- Madara Uchiha- respondió desapareciendo entre la neblina.
Era normal que ninjas de por doquier se comportaran más agresivos ahora defendiendo sus territorios y el supuesto orden establecido. De cualquier forma, era momento de regresar a Konoja para ceder el nombramiento de líder de clan a alguien más y hacer definitiva su separación de la aldea.
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La mejor decisión.
FanfictionEnvuelto por una oscuridad absoluta resonaba una pregunta en voz de Madara ¿Qué hice mal? ¿En que falle? ¿Por qué?... no sabía cuánto tiempo llevaba repitiendo las mismas incógnitas sin que nadie le respondiera hasta que una silueta negra le habló i...