1.5 Contrataque escarlata.

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Ella sabía que acompañar a un Uchiha embarazado no sería fácil, pero no creyó que fuera tan... desgastante, Madara era víctima de las hormonas que prácticamente habían intercambiado al hombre por un desconocido dramático y peligroso niño grande, su actitud era infantil y demandante, esperaba que el inicio del segundo trimestre de gestación mejorará o moriría antes de conocer al único miembro del clan nacido del Shimyurēshon Matorikkusu.

-¿Cómo que no me puedes vender un ramen con chocolate, miel, dangos y pescado frito?- discutió en voz alta el pelinegro enfurecido golpeando la repisa de atención al cliente.

-¿eso ni siquiera es comestible le hará daño al bebé?- negó señalando la pancita bien formada de cuatro meses resaltante entre las vestiduras holgadas del enojado Uchiha quien recién activaba su Sharingan.

-¡ah! te reúsas, entonces peleemos, si yo gano me prepararas lo que pido y si pierdo mmm no creo que pierda.

-¡Madara!- regañó la anciana alcanzando límite de tolerancia- por milésima vez no debes pelear ni desperdiciar Chakra, Teuchi dame 3 órdenes de ramen normales para llevar- demando al hombre volviéndolo temeroso mientras el pelinegro se acomodaba con cara de pocos amigos fastidiado de ser controlado por la abuela y su marido. Pues cuando no era Kotori era Hashirama diciéndole "Madara no hagas esto, Madara no hagas aquello", No puedes entrenar, pelear, trabajar, practicar jutsus o gritarle a la gente.

-Si mi hijo sale con cara de Dango será tu culpa- refunfuño desordenando la mesa.

-tranquilo, compraremos los ingredientes por separado y que Hashirama los mezcle- animó mientras le contemplaba no podía evitar recordar lo complicado del primer mes de embarazo, Madara tuvo pesadillas todas las noches, ataques de pánico y se vivía preocupado por el futuro diciendo que no sabia lo que pasaría que "nada era como debía", recordando lo que no sucedió  como la boda de Hashirama con Mito o no haberse ido de la aldea... pero pese a los altibajos el matrimonio se fortaleció, Hashirama no se cansaba de decirle que volvería a romper con Mito las veces que fueran necesarias porque a quien amaba era a el, solo a el,  en medio de discusiones y llanto ahora estaban más unidos que nunca.

-¿Qué tanto me ves? Es el paño verdad- la abuela sonrió, Madara se preocupaba por su reciente piel obscurecida de las mejillas a causa del embarazo la vanidad era nueva para el preocupándole no ser tan atractivo para Hashirama.

- tranquilo después del embarazo mejorará, tengo unas cremas mágicas muy buenas- prometió sonriéndole.

Teuchi despidió entregando el pedido al Uchiha sin librarse de las amenazas que juraban regresar y enfrentarlo después del parto.

-Maddy estaba a punto de ir a buscarlos ¿Cómo les fue? - la noche nos alcanzó Hashirama, pero estamos bien, bueno de no ser por Teuchi que me retó frente a todos -dijo molesto al recordar que no quiso prepararle su ansiado antojo del día, el Senju cruzo mirada con la mujer que con un gesto simple resto importancia a la queja de Madara.

-asegúrate que ponga esos pies en agua con sal- recomendó la abuela dejando la comida en la cocina, a pesar de que el matrimonio la había invitado a vivir con ellos Kotori prefería su propia casa limitándose a frecuentarlos desde la mañana hasta el anochecer supervisando el flujo de Chakra en el útero de Madara y por supuesto evitando que se excediera en su día a día.

-estoy bien solo se hincharon un poco- intentó zafar sus sandalias haciendo presión con la punta al talón sin conseguir su cometido por lo que Hashirama rápidamente ayudo.

Dejó descansar a los recién llegados y se apresuró a calentar la cena, los antojos de Madara eran extremadamente dulces combinando comidas saladas o crujiente no podía evitar pensar si a su futuro hijo o hija tendrá la misma preferencia por los postres.

La mejor decisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora