Ella sabía que acompañar a un Uchiha embarazado no sería fácil, pero no creyó que fuera tan... desgastante, Madara era víctima de las hormonas que prácticamente habían intercambiado al hombre por un desconocido dramático y peligroso niño grande, su actitud era infantil y demandante, esperaba que el inicio del segundo trimestre de gestación mejorará o moriría antes de conocer al único miembro del clan nacido del Shimyurēshon Matorikkusu.
-¿Cómo que no me puedes vender un ramen con chocolate, miel, dangos y pescado frito?- discutió en voz alta el pelinegro enfurecido golpeando la repisa de atención al cliente.
-¿eso ni siquiera es comestible le hará daño al bebé?- negó señalando la pancita bien formada de cuatro meses resaltante entre las vestiduras holgadas del enojado Uchiha quien recién activaba su Sharingan.
-¡ah! te reúsas, entonces peleemos, si yo gano me prepararas lo que pido y si pierdo mmm no creo que pierda.
-¡Madara!- regañó la anciana alcanzando límite de tolerancia- por milésima vez no debes pelear ni desperdiciar Chakra, Teuchi dame 3 órdenes de ramen normales para llevar- demando al hombre volviéndolo temeroso mientras el pelinegro se acomodaba con cara de pocos amigos fastidiado de ser controlado por la abuela y su marido. Pues cuando no era Kotori era Hashirama diciéndole "Madara no hagas esto, Madara no hagas aquello", No puedes entrenar, pelear, trabajar, practicar jutsus o gritarle a la gente.
-Si mi hijo sale con cara de Dango será tu culpa- refunfuño desordenando la mesa.
-tranquilo, compraremos los ingredientes por separado y que Hashirama los mezcle- animó mientras le contemplaba no podía evitar recordar lo complicado del primer mes de embarazo, Madara tuvo pesadillas todas las noches, ataques de pánico y se vivía preocupado por el futuro diciendo que no sabia lo que pasaría que "nada era como debía", recordando lo que no sucedió como la boda de Hashirama con Mito o no haberse ido de la aldea... pero pese a los altibajos el matrimonio se fortaleció, Hashirama no se cansaba de decirle que volvería a romper con Mito las veces que fueran necesarias porque a quien amaba era a el, solo a el, en medio de discusiones y llanto ahora estaban más unidos que nunca.
-¿Qué tanto me ves? Es el paño verdad- la abuela sonrió, Madara se preocupaba por su reciente piel obscurecida de las mejillas a causa del embarazo la vanidad era nueva para el preocupándole no ser tan atractivo para Hashirama.
- tranquilo después del embarazo mejorará, tengo unas cremas mágicas muy buenas- prometió sonriéndole.
Teuchi despidió entregando el pedido al Uchiha sin librarse de las amenazas que juraban regresar y enfrentarlo después del parto.
-Maddy estaba a punto de ir a buscarlos ¿Cómo les fue? - la noche nos alcanzó Hashirama, pero estamos bien, bueno de no ser por Teuchi que me retó frente a todos -dijo molesto al recordar que no quiso prepararle su ansiado antojo del día, el Senju cruzo mirada con la mujer que con un gesto simple resto importancia a la queja de Madara.
-asegúrate que ponga esos pies en agua con sal- recomendó la abuela dejando la comida en la cocina, a pesar de que el matrimonio la había invitado a vivir con ellos Kotori prefería su propia casa limitándose a frecuentarlos desde la mañana hasta el anochecer supervisando el flujo de Chakra en el útero de Madara y por supuesto evitando que se excediera en su día a día.
-estoy bien solo se hincharon un poco- intentó zafar sus sandalias haciendo presión con la punta al talón sin conseguir su cometido por lo que Hashirama rápidamente ayudo.
Dejó descansar a los recién llegados y se apresuró a calentar la cena, los antojos de Madara eran extremadamente dulces combinando comidas saladas o crujiente no podía evitar pensar si a su futuro hijo o hija tendrá la misma preferencia por los postres.
ESTÁS LEYENDO
La mejor decisión.
FanfictionEnvuelto por una oscuridad absoluta resonaba una pregunta en voz de Madara ¿Qué hice mal? ¿En que falle? ¿Por qué?... no sabía cuánto tiempo llevaba repitiendo las mismas incógnitas sin que nadie le respondiera hasta que una silueta negra le habló i...