⟶ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 ; 009

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ALGO DIVERTIDO

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ALGO DIVERTIDO.
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— Hagamos algo divertido. — Sukuna le dijo a Yuuji una vez los dos salieron de la escuela.

Sukuna finalmente había llegado a la conclusión de que quería que Yuuji conociera más sobre él, eso incluyendo su lado problemático qué sus amigos le habían advertido a Yuuji de conocer.

— ¿Divertido? — Yuuji no había entendido. El mayor suspiró y ocultó sus manos en los bolsillos de su chamarra.

— Quiero presentarte a unos amigos. — aclaró. Itadori iba a preguntar algo pero Ryomen interrumpió antes de que formulara la pregunta, de todos modos él ya lo sabía. — Si con ellos. — Itadori asintió.

— Está bien, me encantaría conocer a tus otros amigos. — le sonrió levemente y siguió a Sukuna.

Llegaron a una casa, Yuuji notó lo desarreglada que estaba, claramente necesitaban pasar la brocha con pintura en las paredes de afuera. Sukuna se adelantó unos cuantos pasos, abrió la puerta principal sin molestarse y guió a Yuuji hacía el sotanó.

— Wow...— fue lo primero que dijo el menor cuando bajaron, el lugar se veía acogedor, extramente acogedor.

Tenían luces amarillas, una alfombra y un sofá bastante desgastado, pero se veía comodo. Un refrigerador grande a una esquina y cuando menos se dio cuenta dos chicos aparecieron en su campo visual.

Un chico de cabello blanco y otro de cabello negro.

— No sabía que tenías un hermano gemelo. — habló el chico albino.

— No es mi hermano, idiota. Es un amigo. — respondió con una sonrisa sacarrona adelantandose para saludar a ambos.

Yuuji se quedó atrás, saludando con un movimiento de mano y una sonrisa amable.

— ¿Del que hablabas? — Ryomen asintió a la pregunta del albino. — Yo soy Satoru y él Suguru. — señaló al otro chico desconocido para Itadori.

— Es un gusto, soy Itadori Yuuji.

— Cosita, se presenta con su nombre completo. — rapidamente Satoru abrazó al menor con toda la confianza del mundo. — Me recuerdas a alguien, ¿sabes?

— Cállate Gojo. — interrumpe rápidamente Sukuna mientras caminaba hacía el refrigerador y sacó una cerveza.

— ¡Nadie te dio el derecho a tomar algo! — Sukuna le lanzó el dedo del medio y se sentó sobre el sofá viejo sin importarle lo que le dijo Satoru.

El pelinegro negó en respuesta.

— Déjalo ya Satoru. — le susurró. — Y también deja al niño.

— No soy un niño.

— ¿No? ¿Cuántos años tienes?

— Dieciseís. — susurró avergonzado. Se notaba que todos ellos son mayores.

━ ¿𝐐𝐔𝐈𝐄́𝐍 𝐄𝐑𝐄𝐒? | SukuIta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora