━ ¿𝐐𝐔𝐈𝐄́𝐍 𝐄𝐑𝐄𝐒? | SukuIta.

⟶ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 ; 018

DEJAR MIS PROPIAS MARCAS.
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— ¿Megumi? ¿Qué haces con el télefono de Sukuna? — preguntó consternado.

Eso significaba que Sukuna y él estaban juntos.

¿Se estaban viendo los últimos días? Tal vez por eso Megumi se veía más distante de él.

¿Sukuna regresó con su ex? No, no puede ser. Él le prometió que solo estaba interesado en él, en Yuuji.

Y Megumi no es del tipo de amigos que haría eso, ni siquiera es el tipo de personas que estaría con alguien con pareja y sabe que tiene pareja.

— Que bueno que llamas, pensaba en hacerlo.

— ¿Qué sucede? — preguntó yendo directo al grano. — ¿Está Sukuna contigo?

— Ah... sí, algo así. No creas nada malo, Yuuji. — le advirtió. — Sabes lo que Sukuna y su grupo planeaban, algo que tiene que ver con Mahito. — se tomó unos segundos y solo escuchó la respiración pesada de Itadori. — Hubo algo... y terminó herido. Necesito que vengas

— ¿¡Él está bien!?

— Claro... el médico lo está curando ahora mismo. — suspiró. — Yuuji, sé que pasó algo con ustedes, una discusión y... necesitan hablarlo. Te mandaré la ubicación de la casa Zen'in desde mi celular, ven y solucionen lo que tienen que solucionar.

— ¿Pero él quiere verme? — preguntó dudoso, nervioso y el suspiro de Megumi le puso peor junto con un silencio.

— Lo obligué a verte. — respondió después de unos segundos. — Necesitan hablar.

— Pero él realmente no quiere verme, no puedo obligarlo ni tú a él. — negó con la cabeza al otro lado de la llamada.

No podría verlo si realmente Sukuna no querría que lo hiciera; por eso mismo lo estaba evitando todo este tiempo. Es tan claro.

— Yuuji. — su amigo lo llamó. — Es un cobarde, creo que tu sabes mejor eso que yo. Y ambos necesitan hablar, no pueden evitarse más tiempo. ¿Acaso ni tú mismo te has dado cuenta en el estado en el que te encuentras? ¿Dónde está el Yuuji que conocí desde el inicio?¿Dónde está el Yuuji sonriente que conozco? Dime, porque no creo que esté ahora mismo.

Itadori frunció el ceño. Sí, Fushiguro tenía razón en todo eso. Sabe que no está en su mejor momento; siempre decaído, siempre triste, incluso ha dejado de comer bien porque simplemente no le da hambre.

Su tristeza es mayor que el hambre, mayor que el sueño, mayor que su alegría.

La tristeza y el miedo de perder a su primer novio. De perder a Sukuna, de saber que está vez fue totalmente su culpa, de no querer entender a Sukuna, de obligarlo a hacer cosas que no quería y siempre llegar al mismo tema de que debería de dejar todo su mundo atrás.