⟶𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 ; 006

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PEQUEÑO ÁNGEL

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PEQUEÑO ÁNGEL.
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Las semanas pasaban, Sukuna y Yuuji seguían viéndose casi a toda hora del día. Mientras más tiempo pasaban juntos, para Sukuna la confianza crecía. Yuuji siempre le preguntaba cosas, pero aquello era tan banal, simples cosas como "¿qué has comido? ¿Cómo te fue hoy? ¿Qué hiciste en clases? ¿Qué hiciste después de clases?" Sin sonar entrometido.

Sukuna le respondía cada una de sus preguntas con menos molestia qué el día anterior. Yuuji le contaba cosas sin qué él preguntara y le gustaba, porque lo estaba conociendo.

Yuuji le habló sobre lo ocurrido con sus amigos y Ryomen lo entendió. Por eso mismo le pidió que no se vieran tan seguido, para que pasara tiempo con sus otros amigos.

— Podemos vernos después de la escuela y en tu casa. — fue lo que Sukuna le dijo.

— Lo sé... es solo que me divierto mucho contigo ¿sabes? — Sukuna rió. — Está bien, pasaré tiempo con mis amigos ya qué "alguien" no me quiere ver.

— No seas tan dramático, mocoso. — lo empujó, un empujón amistoso qué hizo reír a Itadori. — Te quiero ver, pero no tanto.

— Okay, está bien. No duele, entiendo. — dramatizó, poniendo su mano sobre su pecho en señal de ofensa; eso solo le sacó una carcajada a Sukuna.

— Siempre nos vemos después de la escuela. ¿qué estás haciendo aquí ahora, eh?

— Quiero hacerte preguntas.

— Siempre me preguntas lo mismo.

Yuuji se acomodó sobre el pasto, abrazando sus piernas y recargando su mentón sobre sus propias rodillas. Mirando enfrente de él, suspiró.

— Está bien. Quiero preguntarte algo diferente.

— Habla.

— Nunca te quise preguntar porque sentía que es demasiado personal, pero también siento que debería de saber. — relató, jugando con sus dedos nerviosos. — ¿Por qué vivías en mi casa?

Ryomen hizo una mueca, le dio una calada a su cigarro.

De repente el aire sopló qué desacomodo el cabello de ambos. Una brisa, que le dio un escalofrío a Yuuji al solo tener un suéter ligero en lugar de sus típicas sudaderas gruesas.

— Supongo que debería de decirte. — pero no quiero. Es lo que Sukuna no le dijo. Soltó el humo retenido entre sus labios al lado contrario de Yuuji.

Sabe que al pelirrosa no le molesta del todo qué fumé frente a él, pero tampoco quiere incomodar soltando el humo frente a su rostro.

— Mis padres se mudaron del pueblo. Vendieron la casa y me dejaron sin nada. — esa era la historia corta, pero Yuuji quería saber más.

━ ¿𝐐𝐔𝐈𝐄́𝐍 𝐄𝐑𝐄𝐒? | SukuIta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora