Día 9: Pastelería

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Cocinando juntos.





Hinata siempre ha sido una chica tímida, que le cuesta expresar una negativa a las personas que quiere. Por eso, cuando su vecina Kurenai le pidió el enorme favor de que la acompañara a un curso de cocina a la misma hora que tiene que reunirse con Sasuke, difícilmente pudo decirle que no. Sobre todo porque se sintió culpable de desconocer la situación de su vecina, quien siempre ha sido amable con ella. Al parecer, ella y su esposo están teniendo problemas graves de pareja y, la terapeuta les aconsejó hacer actividades juntos. Ese día les corresponde cocinar juntos.

— ¿Aquí te verás con tu amigo? —le preguntó Kurenai a Hinata, quien en silencio ha estado sentada en la parte de atrás del auto que maneja el esposo de su vecina, un hombre atractivo de tez morena y amables ojos marrones llamado Asuma. 

—S-si, seguro debe estar esperándome —respondió ella, abriendo la puerta del coche —. Vuelvo enseguida.

Hinata se acomoda el cabello mientras camina hacia la cafetería, vio a Sasuke sentado en el lugar de siempre. Dentro de su mente, repasa una y otra vez las palabras adecuadas para pedirle que sea su acompañante. Demasiado extraño, ellos son simplemente amigos y aquel curso de repostería es para parejas que desean conectarse sentimentalmente. Ante su escases de amigos y su compromiso con él, no tiene otra alternativa más que pedirle que asista con ella. 

Sasuke leía el libro que Kakashi le envió, aunque algunas cosas le parecen absurdas, otras le parecen interesantes. Nunca antes se cuestionó qué tanto podía averiguar acerca de las mujeres y menos que éstas dieran sutiles muestras de su interés, tan sutiles que resultan invisibles para el hombre.

—Ho-hola, Sasuke —Hinata se siente nerviosa, no sabe si él aceptará ser su acompañante.

—Hola, ¿Qué sucede? Pareces un poco... —

—Lo siento, e-el día de hoy debo acompañar a una amiga a un curso de repostería —expresó con rapidez.  

—Oh, ya veo. Está bien, no tengo problema con ello. Nos vemos mañana.

Hinata juega con los dedos de sus manos que oculta detrás de su espalda, aunque Sasuke respondió que no le importa no pasar el día con ella, algo en su mirada le demuestra que en verdad está desilusionado por ello.

—E-en verdad, lo que quiero decir es... que quiero que seas mi acompañante.

— ¿Acompañante?

—Si. No puedo asistir si no tengo pareja y... creo que puede ser divertido. Aprenderás un poco de la cocina francesa —dijo, riendo nerviosamente.

—No suelo cocinar nada en absoluto. ¿De verdad crees que seré un buen acompañante?

Hinata sonrió.

—En definitiva, creo que sí lo serás.

Aunque Sasuke no estaba muy convencido de aceptar, no quería desperdiciar ni un solo día estando lejos de ella. Así que terminó por acceder a una de las cosas que jamás en su vida pensó que haría: cocinar.

 Ya que siempre está de viaje, las comidas en los restaurantes de cada hotel en el que se hospeda son parte de su día a día. De lo contrario, cuando está en casa descansando, con una llamada a su restaurante favorito, el repartidor llega con su almuerzo listo. Cuando desea algo casero, visita a su madre, aunque esas ocasiones son muy escasas. Así que, pensar en prepararse sus propios alimentos es una completa locura. 

31 días con ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora