Día 7: Museo

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 Notando sutilezas/Uniendo lazos. 




Es bien sabido, como si se tratase de una ley universal, que los hombres son muy malos para entender las sutilezas. 

Muy poco sirve esa mirada sutil, mirándole con demasiada atención sin que se de cuenta para luego, desviar el rostro en cuanto él devuelve la mirada. Ellos creen que tal vez fue solo parte de su imaginación o simplemente un accidente.  

Tampoco sirven los sutiles roces de manos, menos expresarles que eres soltera. Mucho menos el coqueteo de jugar con el cabello, un acto muy antiguo y que continúa siendo incomprensible para ellos.

Hinata lo sabía, no era la primera vez que se sentía atraída hacia un hombre y menos que intentaba llamar su atención. Pensó con gran ironía que las volteretas hacia atrás en sus rutinas de gimnasia, le resultaban más sencillas que captar la atención de un chico o al menos hacerle entender que está interesada. 

— ¿Quieres decir que este sitio era una mansión? —preguntó Sasuke, mientras atraviesan el magnífico y verde jardín de la entrada del museo. 

—A-asi es, Rodin residió en este hotel. Posteriormente la adquirió el estado francés. Luego, él adquirió la planta baja y, por último, decidió donar todas sus obras, convirtiéndose en este museo. 

Sasuke está bastante impresionado. A él nunca le atrajo el arte ni nada similar a ese mundo, durante las clases prestaba atención porque era necesario para sus notas escolares, pero muy pocos datos recuerda sobre ello. Hinata es realmente muy interesante, cualquier al verla, pensaría que solo tiene interés en la gimnasia. 

—Si fracasas como gimnasta, sin duda serás una muy buena guía de turistas —expresó con ironía. 

Hinata soltó una risa. Varios datos los escuchó de su madre. Al venderles residencias a los extranjeros interesados en vivir en París, ella solía usar toda esa información para convencerlos. Que terminaran enamorados de la cuidad. 

—Creo que e-es una buena idea. Me gusta la historia y el arte, así que seré la mejor guía si me lo propongo —respondió con seguridad. 

—Tendré en cuenta dejarte una muy buena propina al final del mes —expresó Sasuke con diversión. 

Hinata no quería pensar en eso. Al finalizar el mes, ella tendría que volver a sus rutinarios entrenamientos y Sasuke se marcharía de regreso a Estados Unidos.  Aquello no es nada esperanzador. Ese día se esmeró en verse realmente bonita, escogió el mejor vestido que encontró entre las bolsas de su última compra e incluso se maquilló un poco más de lo usual. Aunque él, parecía no notarlo. 

—Un beso —pensó, ¿Qué pensaría Sasuke de ella si se atrevía a robarle un beso? Aquel pensamiento había rondado su cabeza desde el día anterior. 

— ¿Qué? 

Hinata se sonrojó, había pensado en voz alta, igual que muchas veces le sucedía. Inmediatamente comenzó a pensar en algo que pudiera sacarla de tal aprieto. No quiere que Sasuke piense que es una atrevida. 

—Me refiero a que la obra que se llama: "El beso", una de las más importantes de Rodin. Está al interior. Entremos—se apresuró a decir al tiempo que adelantó sus pasos al subir las escaleras. 

Sasuke observó su vestido rosa ondear con el viento cálido del día, su cabello sujeto en un moño alto deja al descubierto su estilizado cuello y, también le permite bservar las facciones de su rostro. 

31 días con ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora