Memories (48.5)🏎

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Nunca, en toda mi existencia, había odiado tanto el sol como ahora, que se cuela por mi ventana y se derrite en mi habitación. Me quedo quieta, como si eso fuera a erradicar mi dolor de cabeza, pero me rindo cuando solo me costó un parpadeo para corroborar que no va a ser tan fácil.

Los recuerdos de anoche me asaltan pero se hacen borrosos cada vez que algo parece quedarse por fin en mi memoria. Recuerdo a Checo sirviéndome shots de su nuevo tequila, a Lily riendo por el alcohol, a Lando cayéndose del sofá... luego nada, y después a Charles arropándome para dormir.

Qué lindo, Charles realmente ayudándome a cambiarme en mi pijama.

Oh dios, no. ¿Había hecho un chiste respecto a... ropa interior del rayo McQueen? Nonono, todo mal. Tengo suerte de que sea mi novio, porque moriría de la pena si se lo hubiera dicho a alguien más.

Recuerdo también que sonrió por algo que le dije, pero no recuerdo qué. Solo tengo fresco en mi memoria su tierna mirada, porque fue lo último que vi al quedarme dormida.

Me prometí a mí misma que jamás iba a volver a tomar en la vida... pero luego recuerdo porqué lo hice en primer lugar, y es como si me estuvieran dando la noticia por primera vez.

Y ni siquiera sé porqué me afecta tanto, apenas estábamos hablando respecto a cómo hacer funcionar las cosas. Supongo que porque esta vez nos lo están prohibiendo, y a nadie le gusta actuar bajo amenazas.

Trato de verle el lado positivo, porque hay una posibilidad de que la multa sea monetaria, y eso no sería un problema para nosotros. O el hecho de que mi papá está feliz con todo esto, que es algo que realmente me importa, y me tranquiliza contar con su apoyo.

No es como que hubiera terminado lo mío con Charles de no haber sido así, pero estar consciente de que eso específicamente es a lo que mi papá apostaba al traerme de regreso me dice mucho de lo que piensa de él.

Pero estar con Charles me tranquiliza. Jamás dejo que mis sentimientos tomen el control de mi cuerpo, pero él siempre está calmado en este tipo de circunstancias. Es casi como si hubiera tomado clases, porque si esto le está afectando, no me doy cuenta.

Creo que nos complementamos bastante bien, porque cuando uno falla, el otro parece estar cuerdo para el otro. En este momento, él es quien está cuerdo por los dos.

-Genial, ya estás despierta. No quería desayunar solo.- dijo al cerrar la puerta y dejar un montón de bolsas de papel repletas de comida sobre la mesa antes de acercarse a la cama para besarme.- ¿Cómo te sientes? ¿Bien?

-Con ganas de que la tierra explote.

Sonrió.

-Primero desayuna y luego me dices, estoy seguro de que solo tienes hambre.- revolvió las bolsas hasta sacar un plato hondo cubierto de papel aluminio que no tardó en entregarme.- Te traje esto.

Fruncí el ceño al recibirlo, porque este, a diferencia de los otros, pertenece a la vajilla del hotel. Los demás alimentos están en vasos y platos de papel.

-¿Qué es?

-Te hice pasta al pesto, porque ayer dijiste que querías cenar eso, pero la cocina estaba cerrada, obviamente.

Ah, sí! Recuerdo eso también, un poco. No tenía hambre precisamente, pero tenía antojo de su famosa pas... No, espera. ¿Dijo que me hizo la pasta? Él. Hizo la pasta. Para mí. Aquí.

-¿Tú la hiciste?- asintió.- Aquí... ¿Aquí en el hotel?

-Bueno, pero no actúes como si nunca hubiera hecho nada por ti, princesa.

FORMULA HEART || Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora