Capítulo 2: Encerrada en la oscuridad

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——-—-- Vi. 16 años ——-—

Cuando despierta, está encerrada en un cuarto de hormigón oscuro, frío, gris y mohoso. Lo siguiente que ven sus ojos son los barrotes de metal reforzado y muy lejos, un pasillo desolado.

Le duele todo el cuerpo al moverse, y solo entonces, nota las vendas. Tiene muchas, una le rodea la mano hasta casi llegarle al codo. Otra más está en su pecho, cubre su espalda. Entonces, lo ve, porta una ropa que no le pertenece. Una que a primera vista no puede reconocer

Nunca ha estado en la cárcel. Pero ha escuchado suficientes historias sobre ella.

A quienes encierran en Stillwater, nunca regresan.

El uniforme a rayas que le queda más grande de lo que debería, el número "#516" grabado en él

No le hace falta preguntar para saber donde se encuentra. A lo lejos, en algún lugar a mil millones y a veinte millas de ella, puede escuchar el mar rugir y amontonarse. Y aún, todavía más lejos, la luz de un faro que alumbra cada poco el cuarto en que pasara encerrada el resto de sus años. Puede, que el resto de su vida

Ni siquiera se molesta en levantarse, en quejarse, o en llorar. Recuerda los gritos de Mylo, la ausencia persistente de Claggor, las manos de Vander sobre su rostro.

Aprieta los ojos y pega la espalda a la pared. "Su nuevo cuarto" solo tiene un inodoro, un lavadero y un trozo de cemento con una cobija que asume que es su cama, Violet no tiene la fuerza para caminar e ir hasta ahí, así que se queda muy quieta, pegada al fondo de su celda, y cierra los ojos

Con suerte. Mañana despertará y estará muerta

Excepto que eso no pasa, ni mañana, ni al siguiente día. O la siguiente semana. O el siguiente mes. O el siguiente año

Violet realmente no sabe cuanto tiempo pasa, en Stillwater las celdas no tiene focos, solo los pasillos están alumbrados. Y como están por debajo del nivel del mar, no puede ver el sol, o la luna. No puede contar los días, pero sabe que lleva aquí una eternidad

A veces despierta preguntándose si alguna vez estuvo fuera de los barrotes. Si alguna vez fue algo más que un número, algo más que un color

A veces olvida como deberían sentirse las caricias sobre la piel, con cada día en los que solo recibe golpes. En los que la cercanía y presencia de la gente solo significan un peligro

No es fácil ser una de las pocas mujeres en una prisión estatal como Stillwater, que contiene a las peores bazofias de todo Zaun. Bazofias que hasta los habitantes del subsuelo se asqueaban de reconocer; violadores, asesinos de niños, abusadores, pedófilos.... Escorias

Nota sus miradas en sus pasillos, los baños mixtos en los que aprende a criarse tampoco la ayudan. Pero aún le queda algo.... Algo que se cimento en su pecho desde que le arrebataron a sus padres la primera vez. Algo que no se ha ido desde la muerte de Vander

Es una ira ciega. Sorda. Le entume los dedos de las manos y le hace escocer el pecho. La llena, la rebosa y la hace explotar, una y otra vez

La primera vez que un hombre le sugirió algo indecente, se enciende con el músculo y los huesos cediendo bajo la carne de sus nudillos. La alimenta, volcándose una y otra vez.

Es crudo en cada ocasión. En cada pelea

Ni siquiera le importan los castigos de los guardias, las palizas y las humillaciones públicas, como esa vez que la ataron en el patio y la azotaron con látigos.

Océano azul, montañas de hierro [Caitlyn x Vi] *Spin Off*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora