Genya fue corriendo a toda velocidad hacía el demonio y a la criatura no le dió tiempo a reaccionar, ahora mismo tenía a aquel niño demonio encima suya clavando sus colmillos sobré su mandíbula y las garras de este clavadas en su estómago mientras intentaba separar la carne.
Pero el demonio no se quedó atrás, este muy enojado acabo dándole una fuerte patada al abdomen del niño.
Genya sintió la sangre salir de su garganta, pero no le importo, la escupió a un lado y con sus colmillos bien enganchados a la mandíbula del demonio retrocedido con fuerza, como un lobo tratando de separar parte de la carne de su presa, y con éxito lo logró.
La piel y la carne del demonio se separó del resto del cuerpo.
Genya le había arrancado toda la mandíbula y parte del pecho.
Se podía ver lo que era la garganta del demonio juntó a su lengua colgando, también se veía la caja torácica, a través de los huesos pudo ver los pulmones y mad órganos.
Genya quería vomitar, pero no podía, esa iba a ser su comida, así que se tragó sus náuseas y escupió la mandíbula del demonio para después sacar de su cinturón unos cuchillos con mango grande, empujó a aquel demonio con fuerza contra un árbol y clavo un cuchillo sobré el corazón del demonio, otro atravesando su cráneo, otros cuatro en sus extremidades, y sin perder el tiempo agarro las canenas y ató al demonio en el árbol, lo hizo justo a tiempo ya que el demonio se estaba empezando a regenerar.
Hizo un nudo en las cadenas y después dió la vuelta al árbol para ver al demonio el cuál lo veía con una sonrisa.
"Que niño tan interesante eres..." Comentó con una sonrisa pero Genya solo lo veía con una expresión sería y unos ojos vacíos, se quedó un rato viendo al demonio para después sacar otro cuchillo de su bolsillo, era mas pequeño, pero parecía bastante afilado. "¿Que haras con eso pequeño?" Pregunto el demonio, Genya solo se limpió su boca llena de sangre con la manga de su yukata y se acercó al demonio.
De repente Genya clavó el cuchillo en lo que sería el estómago del demonio y bajo este, llegando a abrir el estómago del demonio.
Genya metió sus manos dentro del corte que hizo y sacó lo que sería el estómago y el hígado, después dejó éstos sobré una piedra cercana y Genya de otro bolsillo sacó una libreta muy malgastada y un lápiz corto y muy roto, pero aún util.
Entonces la mano de Genya empezó a actuar e hizo trazos sobre una de las hojas de la libreta mientras se fijaba de vez en cuando en los dos órganos, el demonio se trataba de soltar mientras, pero a Genya no le importaba, solo se concentraba en los dos órganos que arrancó.
El no sabía ni leer ni escribir, máximo sabía escribir su nombre y el de sus hermanos juntó al de su padre, ? pero porque tenía una libreta?. Simple, no sabe hacer ninguna de las dos cosas anteriores, pero sabe dibujar.
Comienza con trazos simples y después les va dando más detalles. Aún recuerda como su padre le regaló esta libreta y lapiz.
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Más de una vez Kyogo vio a Genya dibujár en el suelo cosas que vio para no olvidarlas, pero la tierra va cambiando y el viento borrá sus obras.
Eso le apenaba al niño, pero supuso que así era la vida, debía de aprovechar lo que tenía en ese entonces y disfrutar el momento.
En su cumpleaños el hombre lo sorprendió con una sandía para el y sus pequeños hermanos, pero había algo en su otra mano.
Le dió una caja fina pero un poco larga, no más que la mano de su padre
Abrió la caja y ahí estaba, su objetó mas preciado después de su yukata.
En un inicio Genya insistió en que no era necesario, que la sandía era suficiente, pero su padre insistió.
"Esta bien hijo, es bueno de vez en cuando morder más de lo que uno puede, ya que puede haber suerte y salir todo bien" Dijo con una sonrisa aquel hombre el cuál con delicadeza acaricio la cabeza de su hijo.
Ese era uno de los días mas felices de Genya.
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Las primeras páginas de su libreta estaban llenas de sus intentos de dibujo para mejorar y con garabatos de sus hermanos pequeños, era el último recuerdo que tenía de su familia.
Un último recuerdo muy útil.
Genya estaba tan concentrado en su trazó que no se dió cuenta de cómo el demonio desencajó el cuchillo de una de sus manos y como este se fue quitando los cuchillos hasta solo tener las cadenas atadas a el, pero solo tuvo qué cortarse la mitad de su cuerpo para caer al suelo.
El demonio se iba arrastrando hacia Genya, lentamente para que el adolescente no se diera cuenta y cuando su mano ya iba a tocar la mano del niño de repente Genya se dio la vuelta y cuando lo iba a atacar la cabeza del demonio fue cortada callendo así al suelo.
Genya vio como la cabeza del demonio fue rodando a su lado, lo miró fijamente y después se dió la vuelta ignorando las maldiciones de aquella bestia.
Era un chico, uno mayor que el, un hombre joven corpulento de estatura promedio, de pelo negro corto.
Esa persona se dió la vuelta y Genya pudo examinar mejor sus facciones fáciles. Tenía patillas gruesas, cejas igualmente gruesas y unos ojos de color turquesa algo vacíos, este se fue acercando a Genya con tranquilidad.
"Oye niño, la pelea que tuviste con ese demonio fue interesante..." Cuando aquel chico estaba delante de Genya de repente le dió un golpe en la cabeza y lo agarro del pelo. "¡Pero eres un idiota! ¡Podías morir! ¡Mejor dicho! ¿¡Como cojones no has muerto al comer pedazos del demonio!? ¡Joder que asco!" Gritó el adulto joven.
Genya estaba enojado porque su cabello estaba siendo tirado con tanta fuerza, estaba pensando en una manera para quitarse a ese jodido cazador de encima.
"¡Kaigaku sueltalo!" Gritó otra persona que Genya no pudo ver, pero su voz sonaba gentil. "¡Podría estar herido en alguna parte!" Suplicó el chico.
"¡Esta perfectamente! ¡Pero estaría muerto si no fuera por mí!" Declaró el chico de nombre Kaigaku el cuál miró a Genya. "¿No estas herido verdad? ¿Chico suicida?"
"... No... Pero tu descendencia no saldrá ilesa esta noche" y Genya le dió un golpe con todas sus fuerzas a la entrepierna de Kaigaku.
"..."
¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!
Se escuchó un gritó salir del bosque y los pájaros que se encontraban en este salieron volando por aquel ruido.
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¡MONSTRUO!
Fanfiction"¡MONSTRUO! ¡ERES UN MONSTRUO!" Gritaba un niño de cabellos blancos, su cara poseía tres arrañazos profundos los cuales seguramente dejarían cicatrices de por vida. El niño se encontraba abrazando el cuerpo de un hombre grande ya sin vida. Por otro...