Capítulo 5

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El trato con Stark salió perfecto, su esfera de influencia se expandiría más allá de Europa. 

Bucky estaba muy contento, por eso decidió celebrar a lo grande. Al día siguiente, cuando volvió a la casa de seguridad le permitió al noble sokoviano salir. 

No solo a estirar las piernas, sino que lo llevó afuera a conocer la ciudad de Bucarest. Helmut no podía creer que lo dejara, en cierto modo, libre a sus anchas. 

El mafioso lo llevó a la zona más exclusiva de la ciudad, dónde se concentraban las mejores tiendas de ropa, marcas reconocidas, los mejores restaurantes y lugares de esparcimiento para un reducido grupo de ciudadanos. 

El primer lugar donde llegaron era una sucursal de la marca alemana de ropa masculina, Hugo BOSS. Bucky conocía al gerente, ya que compraba su ropa allí. 

El gerente le dijo a sus empleados que se fueran durante 20 minutos. El mafioso le gustaba hacer sus compras sin las miradas indiscretas de otros compradores o vendedores que ignoraban quién era. 

Bucky y Helmut se quedaron a solas en la gran tienda. Mientras los guardaespaldas del primero esperaban afuera y el gerente se encontraba en su oficina. 

- Elige lo que quieras. Yo pago.- le dijo el rumano al joven. 

Helmut aún no salía de su asombro. La ropa costosa hecha de los mejores materiales, los perfumes y accesorios. 

Nacido en una familia pudiente no le sorprendía el ver tanta ropa fina, solo que hace bastante tiempo que no iba a una tienda tan elegante. 

Además el gesto del líder de la mafia, llevarlo a comprar ropa. Cuando antes de salir el día anterior lo había encerrado. 

Con timidez eligió una camisa de seda azul. Cuando se disponía a entrar en el probador, el rumano le dijo que se la probara delante de él. 

Bucky se sentó en un amplio sillón frente a un espejo de tres caras, de cuerpo completo. Mientras veía como el joven se quitaba la camisa.

Era perfecta, la seda y el color le combinaba. Buscó los pantalones para hacer juego con la camisa. Detrás de él, Bucky ya se había relajado más de la cuenta en el sillón. 

Tenía la bragueta abierta y su miembro lo acariciaba con la mano derecha. 

- Ven y hazme un buen oral.- le ordenó. 

Helmut obedeció como un niño bueno. Se colocó de rodillas frente a él, que dejó de acariciar su pene para poner su mano detrás de su cuello. 

Lo guió hasta su miembro y se lo introdujo en la boca hasta la garganta. El más joven comenzó hacerle una felación, lamiendo y chupando toda la longitud del mafioso, que gemía fuertemente. 

Helmut también estaba muy excitado, tenía una fuerte erección en sus nuevos pantalones. Estuvo un rato así hasta que Bucky llegó al clímax y derramó su semilla. 

Lamió cada gota sin desperdiciar una. El rumano satisfecho lo sentó a su lado y lo besó con intensidad. Acariciando por encima del pantalón su miembro. 

El joven ya no aguantaba más, debía liberarse. Se quiso desabrochar los pantalones, pero no lo dejó hacerlo. Sucumbiendo antes sus caricias terminó. 

Bucky se alejó con una sonrisa en sus labios y volvió a meter en sus pantalones su pene. Le dijo a su amante que terminara de elegir su ropa. 

Aún excitado y con ganas de más, Helmut hizo lo que le pidió. Incluso eligió un perfume para el hombre de 40 años. 

El mafioso también eligió ropa para sí mismo. Al terminar llamó al gerente, que con gusto empacó sus prendas e hizo la compra. 

Bucky le dió un fajo de billetes y salió de la tienda, de la mano de su joven amante. Una vez en el carro le dijo que esa noche irían a celebrar a un club nocturno. 

No le dijo la razón y al sokoviano no le importó. Lo único que deseaba era estar a su lado, bailar y follar sí eso era lo que deseaba hacer con él. 

Ya no pensaba en volver a su hogar o a su vida antes de ser secuestrado. Solo le importaba estar con Bucky, aunque no le dijera sí lo amaba. 

Entre Tus Brazos (Winterbaron)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora