- No corran se caerán. - intento parar los la mujer.
- Déjalos son niños. - dijo el hombre acostado en el sillón leyendo el periódico.
- Cariño ya está listo tu refacción. - sonrió la mujer entregando al hombre una bolsa.
El mayor asintió y lo tomó mientras depósito un leve beso en su frente.
- MAMÁ! DILES A LOS ESCUICLES QUE DEJEN DE CORRER EN MI HABITACIÓN! - alzó la voz el Albino.
- Vaya, creo que si será necesario que los detengas. - dijo el hombre llendo con su uniforme puesto.
- Genya Shinasugawa mantente en tu habitación con Inozuke y no molestes a tu hermano. - regaño a los menores quienes se reían en el cuarto del pelinegro.
.Ya habían pasado casi dos años que el menor acostumbraba a estar en su casa, ya no tenía aquella paz que deseaba mucho, agradecía mucho cuando la mujer llegaba a traer a ese jabalí sin remedio.
Suspiro y cerró con seguro la puerta mientras se puso los audífonos, solo esperaba a que ese niño no hiciera nuevamente una pijamada con el pelinegro.
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- Ten, esto es para ti. - extendió su manita llena de unos chocolates.
- No me gustan, no es necesario que sigas entrando innecesariamente a mi habitación, no me gustan los dulces. - rodó los ojos ya arto de que lo interrumpierá siempre que llegaba que era al menos 5 días a la semana.
- Me diste un helado, mi madre dice que esos son muy caros, yo no te quiero deber nada para que luego... - se quedó en silencio y se bajo de la cama. - En la otra ves te compraré algo salado.
El Albino le pareció muy extraño aquello, aunque la verdad es que viniendo de ese niño sería normal que fuera así de extraño.
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- Nemi... nemi.. - lo movía de un lado para otro, el menor resignado se subió sobre él y se acostó a un lado abrazando al Albino quien se despertó solo unos minutos después al sentir el bulto a un lado de él tomándole el brazo.
- Hey que te pasa, largo de mi cama. - se pico los ojos empujando un poco al niño de aún lado.
- No no quiero tengo miedo tuve un sueño feo. - dijo aferrándose a su brazo.
- Eso a mi no me interesa si hayas soñado con el mismo Satanás, largo de mi cama. - ordenó con más seriedad.
- No!
- Largo niño, mañana tengo exámenes y tengo que levantarme temprano, no seas un estorbo por una ves en tu vida. - dijo desesperado. La verdad es que estaba molesto y estresado por los exámenes, no era su intención causar daño en el niño.
Sanemi al no escuchar al menor abrió los ojos, sorprendiendolo al ver que lo había echo llorar.
- No quise decir eso niño, simplemente estoy muy cansado que no se que es lo que digo.... - suspiro.
- Okey. - se seco sus mejillas que estaban tan rápido ya rojas.
- Mm, y cuando piensas ir a dormir a la habitación de Genya - Alzó una ceja que no tenía.
- Hoy dormiré aquí - se aferró a el albino.
- Quien te dio permiso, sacate de acá, tú veniste a jugar con Genya no a quitarme mí cama. - Intento soltar su agarre pero el chico se aferró como garrapata.
-¡No! Genya ronca como si un monstruo se le saliera por el hocico. - Alzó su voz negándose.
Sanemi suspiro cansado ya que el menor tenía razón, así era ese niño por esa razón no dormían juntos a pesar que el menor se lo pedía y cuando aceptaba era una tortura ya que terminaba despierto toda la noche.