III

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Sus pasos eran rápido, buscaba a esos dos señores u amigos del Albino, suponía que estarían en donde estaba el Albino.

Se detuvo al encontrarlos hablando los dos hombres con una enfermera.

- La verdad lo siento - dijo la chica viendo su carpeta - No sabemos si podrá soportarlo su herida lastimó sus pulmones y ha perdido mucha sangre, los órganos fueron eridos por el vidrio que desgarro su piel depende su fuerza despertara en esta cirugía - los dos chicos se peinaron los cabellos hacia atrás con evidente preocupación.

Uno de los dos chicos saco su móvil al parecer lo estaban llamando.

- Si - contesto para que en cuestión de segundos comenzara a buscar a todos lados.

El de hebras azuladas rápido salió corriendo suponía que lo estaban buscando, uno de ellos les había dicho que iban a llegar una chicas para llevarlos a la casa ya que no fue una buena idea haberlos llevado.

Entró en un pasillo que le parecía muy familiar, ahí su madre estuvo por su enfermedad, solo una vez pudo verla en ese lugar con rapidez avanzó ignorando el silencio de ese lugar, sus ojos se abrieron de par en par al ver atreves del vidrio.

No tenía miedo por ver la sangre en sus guantes, ni por lo que se veía adentro del cuerpo del Albino, la razón era ver lo pálido y que como estaba todo casi vendado.

Sus ojos fueron cubiertos por una mano fría, a quien al principio intento golpearlo para que lo soltara pero luego solo se calmo al escuchar que era uno de los conocidos del albino.

- Parece un gusano escurridizo, nadie lo vio. - dijo un pelirosa dirigiéndose cerca de un pelifuego que le dio un golpe en el codo.

- Por que te escapaste, las chicas te estaban buscando. - lo tomó de la muñeca dispuesto a llevarlo a la salida pero el niño se soltó con el ceño fruncido.

- ¡No! No me iré, si te atreves a llevarme a la fuerza con los demás le diré a Genya que nada esta bien como ustedes le mencionaron - Tenía el ceño fruncido, no iba enserio con su amenaza pero quería verse que en verdad lo haría.

- Carajo niño, si Sanemi se entera que su hermano estuvo llorando por que tú abriste la bocota me colgara del escroto por no darme cuenta. - lo señalo pero el niño solo se cruzó de brazos ya que no le daba para nada de miedo verlo enojado, al unico que le lograba tener miedo era al cicatrización.

- Pues tú que crees, yo le lo diré a Genya que le diga que tú se lo dijiste, así hasta la lengua te volará si no me dejas quedarme - quería estar con Genya y calmarlo así como él lo hizo cuando su madre falleció, pero si se quedaba ahí al menos iba a escuchar la verdad y no una mentira como "todo está bien"

Todos los chicos se quedaron viendo al menor, ya sabían cómo era de manipulador por la amistad del de hebras celestes desde que su madre se había ido.

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Pasaron toda la noche ahí y a pesar que quería llevarse al menor cuando estuviera con sueño se mantuvo despierto toda la noche tomando café y hablando con el pelifuego.

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Su brazo tenía peso y su cuerpo se sentía cansado, lentamente abrió los ojos encontrándose al pesor de su brazo, aún costado estaba un niño dormido mientras enfrente se encontraba su hermano sobre el hombro del niño loco manipulador según él.

Soltó un suspiro recordando lo que había ocurrido, se mordió el labio conteniendo su tristeza.

- ¡Nemi! - se levantó con rapidez y pico sus ojos moviéndolo bruscamente - ¡Despertaste! - De sus ojos brotaba lágrima pero, rápido se levantó dirigiéndose al pelinegro que se encontraba dormido. - Genya despierta, despierta, que despiertes!! - le dio un sape despertando por fin al chico. 

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