Lo que extrañamos

26 4 2
                                    

Me desperté luego de unas horas, vi el reloj y eran las 6 de la tarde, Verde seguía dormido en el sillón y decidí tomar una ducha. Cuando salí del baño Verde me preguntó.
-¿Me dejas cocinar algo?
-Pues tu eres mi invitado, pero, si quieres hacerlo me parece bien, hace un tiempo que no como comida casera que no prepare yo mismo.
-¿Porque? Me contesto mientras comenzaba a sacar cosas del refrigerador y hurgaba en mi alacena buscando un sarten.
-Bueno, hace tiempo que no veo a mis... No quise continuar la oración, me pareció que no era correcto, e inevitablemente mire hacia el suelo, sentía vergüenza. Verde se dio cuenta de esto a lo que me dijo.
-Puedes decirlo, se que lo que te conté es difícil y por fortuna no fue tu realidad, soy consciente que existen personas que vivieron mejor que yo, así como quienes vivieron peor, no es una competencia, tampoco guardo ningún rencor o envidia, esta bien si no quieres decirlo, pero que sea por ti, no porque me tengas lastima.
Estas palabras dichas con ese tono de amabilidad y esa sonrisa calida me dejaron con un nudo en la garganta.
-Hace tiempo que no veo a mi familia, los extraño mucho, pero no e tenido espacio para ir a verlos. Así que cuando tengo visitas compramos comida, de otro modo, debo cocinar yo mismo. Mi madre solía hacer platillos deliciosos. Dije mientras mantenía mi vista en el suelo, simplemente no podía hacer contacto visual con el, se sentía como si estuviera presumiendo mi suerte. De repente sentí como tocaba mi hombro y me decía mofandose.
-Te quedaras jorobado si te encorvas así.
Solo nos reímos y empezamos a charlar cosas triviales mientras el cocinaba y yo lo observava. Hablamos sobre anime, sobre series, sobre mangas, ambos nos manejabamos bien en esos temas. Termino de cocinar y nos sentamos a comer.
-Te vi prepararlo pero aun no se que es.
-Se llama "alambre".
-No podía llamarse, "varilla" o "reja", que te parece mejor "Filamento de cobre galvanizado".
-Si, tienes razón, filamento de cobre galvanizado suena mucho más apetitoso.
Ambos reímos, prendí la televisión y vimos las noticias en la televisión mientras comíamos, durante este lapso no dijimos ni una palabra, pero no había un silencio incómodo. Sólo tranquilidad. Creo que en un dia ya nos habíamos hecho amigos. Terminamos la comida y el me preguntó.
-¿Tienes algo que hacer mañana?
-Si, debo ir a la universidad, pero solamente debo presentarme a entregar un proyecto a las 4 de la tarde. Si te parece bien, podemos continuar tu historia.
-Sip, no tengo problema con eso.
Apagamos la televisión, lave los platos mientras el limpiaba la mesa. Terminado esto nos sentamos en el comedor.
Verde comenzará su narración a partir de aquí.
Bueno, seguiré con mi adolescencia. En casa las cosas seguían igual, tal vez las únicas diferencias eran que, ahora me golpeaban con más brutalidad, pero mis hermanas habían crecido, y ellas me querían, veían en mi a alguien admirable y eso me daba fuerza. Cuando estaba por entrar a la secundaria pasaron tres cosas, en primer lugar, mi padre me disparo. Bueno, creo que si lo digo así suena terrible, así que lo voy a explicar. Mi padre empezó a coleccionar armas, tenía una pistola que no recuerdo el modelo, un rifle de postas y una escopeta que por alguna razón había llamado bartola. Un día se descompusieron las refrigeraciones de las recamaras, hacia tanto calor que tuvieron que mover los colchones a la sala para que todos durmieramos ahí, el comenzó a beber, mi madre jugaba con mis hermanas y yo solo pululaba por ahí, de pronto mi padre, quien siempre tenia que dormir junto al rifle, tuvo la brillante idea de limpiarlo ahí mismo, junto a nosotros, lo que tenia que salir mal, salió mal, el no se dio cuenta que estaba cargado y por accidente disparo, la balita dio en el suelo a pocos centímetros de donde estaba yo y rebotó dándome en la pierna derecha, no fue precisamente una herida grave, pero podemos sumarle una cicatriz más a mi mapa corporal. Las otras dos anécdotas van de la mano, verás, yo tenía un hamster al cual amaba con el alma,se llamaba "Hamtaro", como el del anime por que eran del mismo colo, había sido un regalo de cumpleaños de mi para mi, entonces había invertido dinero y amor en el, mis padres como siempre se pelearon, la diferencia fue que esta vez mi madre se fue de la casa, veras, regularmente cuando se peleaban ambos se marchaban y luego regresaban y a nosotros tres nos dejaban encerrados, esta vez el se fue y ella también se fue, pero con sus tres hijos, nos hizo empacar una maleta para tomar un autobús que nos llevaría a la ciudad de México y de ahí nos iríamos en avión a nuestro país, yo priorice a mi hamster, tome una lonchera de mis hermanas, tome la comida del hamster, su esfera y me lo llevé, en el transcurso de dos días de viaje yo alimente al hamster, le di de beber, lo sacaba para que caminara en mi asiento del autobús y para que orinara y defecar fuera de la mochila o su esfera, el punto es que llegamos al aeropuerto, pero como por arte de magia mi padre le hablo a mi madre y se reconciliaron de nuevo, entonces el avión que tomaríamos sería para volver al estado y no para irnos del país, por que mis hermanas ya estaban cansadas y no querían tomar el autobús de nuevo compramos los cuatro boletos, pero ahora debíamos esperar casi 8 horas en el aeropuerto el vuelo. Dormimos ahí, yo llevaba una laptop, nos conectamos al Internet y vi todos los capítulos de " El tigre, las aventuras de Manny Rivera" y otras caricaturas más con mis hermanas y mi hamster, comimos comida de máquinas expendedoras y corrimos los tres por todo el aeropuerto persiguiendo al hamster en su esfera. Llegó la hora de subir al avión y en ese momento revisaron mi mochila, descubriendo a mi hamster, me dijeron que ni pagando un permiso lo podía subir, pues el hamster explotaría por la altura, quede devastado en ese momento, llore y grite al punto que quede completamente afónico, ese hamster no era mi mascota, era mí amigo, mi compañero, tenía poco más de un año con el, lavaba su jaula todos los días, le había regalado cientos de mis calcetines para que los usara como camita, lo procuraba, lo amaba y de repente por una estúpida pelea debía abandonarlo, cuando el jamás me dejó, no era justo, estaba cansado físicamente y mentalmente, hambriento, asustado y para colmo debía dejar a mi amigo por que si no moriría, con el corazón en la mano hecho trizas, la voz rota y sin parar de llorar busque rápido alguien que se mirara decente y que quisiera cuidarlo y amarlo tanto como yo, salí del aeropuerto y un taxista que me miró llorando sin consuelo acercándome a tantas personas como pudo se dirijo a mi y me pregunto que tenia, se miraba amable, era un señor muy gentil, le explique lo que pasaba y me dijo que el tenia unas hijas de mi edad que amarian tener a mi hamster, el señor me juro que el lo cuidaría y que me podía ir tranquilo sabiendo que hamtaro tendría un buen hogar. Acepte, lo deje y me fui, en todo el viaje no pude dejar de llorar, mi madre solo me regaño y me dijo que me miraba ridículo y que molestaba a los demás pasajeros. Ese día abandone a mi mejor amigo, el ser vivo que más amaba luego de mis hermanas y con el se quedó una parte de mí vida que jamás recupere.

Un pobre imbecil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora