Nuevo Horizonte.

231 22 0
                                    

Día 1: Después de tres años. Reunión.

Mikasa nunca creyó que recibiría la invitación de Armin y Annie a su boda. Y que mucho menos fuera a los tres años de todo lo que pasó. Se mantenía en contacto con sus amigos; Armin, Connie y por supuesto... Jean. 
Pero por alguna razón con quién más intercambiaba cartas era con Jean. Siempre Jean.

Lo máximo que él demoraba en contestar eran dos semanas. Nunca más. Y lo mínimo eran cinco días. 

Y le alegraba los días. Leer como le estaba yendo a Jean y a los demás era agradable. Le hacía bien saber que al menos después de tanto dolor y sufrimiento, ellos estaban siendo felices. Ellos estaban avanzando y logrando que hubiera paz. 

Algo que en parte era doloroso. Ella sentía que vivía el mismo día una y otra y otra vez. Antes, esa rutina la había salvado, levantarse sola en una cama, ir al orfanato a ayudar y luego volver para cuidar de sus plantas y de su gato. Eso la mantuvo viva por tres años. Pero ahora. Ahora quería algo más. 

Necesitaba saber que no estaba desperdiciando su vida y libertad que ganaron. 

La boda de Armin fue en la costa de Paradis. Así que Jean le dijo que iba a ir por ella, para dos cosas. Uno: para asegurar que ella iría a la boda y dos: porque quería verla antes que todos los demás. 

Así que Mikasa alistó algo de ropa para dos días que estarían en la costa.

Cuando Jean llegó, ella abrió la puerta emocionada. Cuando se vieron a los ojos, ella sonrió ampliamente.

—Jean... —susurró.
—¡Mikasa! —exclamó él con alegría.

La azabache fue quien se lanzó a él y lo abrazó. Y por primera vez en tanto tiempo, sintió que su corazón se aceleraba, que el calor de otra persona estaba sobre la temperatura fría de ella, cerró los ojos con fuerza y se aferró a alguien. 

Jean la abrazo por la espalda sin procesar todavía el hecho de que ella fue quien se lanzó a sus brazos. Sonrió contra su hombro y luego enterró la nariz en su cabello azabache. Él cual estaba más largo de la última vez que él la vio. Mucho más largo.

Sus manos grandes recorrieron su espalda delgada y la pegó más a su cuerpo.

No sabía que podía extrañar así a Mikasa. Nunca se habían separado tanto tiempo, no desde que se conocieron. 

Él rubio ceniza respiró el aroma que emanaba Mikasa y era tan diferente que hace tres años. Olía a frutas, estaba más delgada, lo cual no sabía si era bueno o malo, incluso sintió que ella se acurrucó contra él. Lo cual lo extraño. Era extraño pero no sé sentía mal. Al contrario.

Se quedaron así, unos segundos que parecían minutos. Mikasa se sentía tan diferente en esos momentos, como si nada más importará, como si nada más existiera. 

—Lo siento... —ella se separó de él, solo un poco.
—¿Por qué? Yo también te extrañe, Mikasa —comentó con una sonrisa cuando volvió a ver su rostro ahora con detenimiento.

Mikasa se sonrojó. Jean se dio cuenta como si no lo notara, pero le encantó ver esos ojos grises brillar y esas mejillas tomar un color más rosado.

—También yo, Jean... —sonrió de lado y volteo a su cabaña para ir por sus cosas que estaban en la entrada.
—¿En serio? —preguntó él curioso.
—¿Por qué no lo haría? —ella preguntó cargando sus cosas.

Jean se acercó a ella y le quitó dos maletas y ella se quedó con una.

—Sabes que puedo cargarlo... —ella lo miró con atención.
—Lo sé. Pero también sabes que yo puedo cargarlo.

One Shots Jeankasa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora