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La noche comenzaba a caer en la isla quesadilla, Una hermosa luna iluminaba los bosques y las zonas silvestres

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La noche comenzaba a caer en la isla quesadilla, Una hermosa luna iluminaba los bosques y las zonas silvestres. Zombies, arañas y esqueletos salian de sus lugares nocturnos a la superficie para acechar a cualquier ser vivo que se encontrará afuera.

Y con ser vivo nos referimos a personas como Spreen, el cual asomo su cabeza afuera de aquella abertura que estaba en el suelo por la cual había caído.

— La puta madre, ¿ya es de noche?.

El híbrido de oso se preguntó tratando de calcular en sus pensamientos cuantas horas había pasado dentro.

La verdad, luego de su resiente visita dentro de la cueva, se dio cuenta que estaba totalmente solo, la personas de identidad desconocida lo dejó sin siquiera dejar un rastro. El oso lo buscó por todas partes, pero supuso que como él mismo se había opuesto a su pedido de tal forma, se sintió amenazada y solo se fue.

Claramente eso no era lo que había pasado.

El híbrido de acomodo los lentes y se estiró para buscar de que agarrarse, así podría impulsarse y salir por fin fuera de ese asqueroso pozo.

Solo quería llegar a su casa, -o bueno, mejor dicho el pequeño lugar en donde aún la estaba construyendo- relajarse y no pensar en nada más. Había sido un día demasiado largo en donde no había conseguido nada, pero por lo menos olvido por un momento él tema de lo que estaba sucediendo entre él y Roier.

Comenzo a caminar por donde había llegado, no sé veía mucho, la luna apenas alumbraba en algunas zonas del bosque, asi que saco su antorcha para iluminar el camino, también quiso sacar su espada por sí la necesitaba para defenderse...

Pero no la encontraba.

Sé pregunto que estaba pasando, porque su espada no estaba en la funda donde siempre la dejaba para llevarla a todos lados cómodamente.

Paro su caminar y plantó la antorcha en el suelo para sacarse la funda vacía y tirarla. Sé quito su mochila buscando dentro de esta notando que en realidad le faltaban varias pertenencias.

— Hijos de puta, devuelvanme mis cosas.— Amenazó al cielo como sí alguien lo oyera, apretó sus puños enojado.— Les juro que cuando llegue a donde están todos, voy a hacer mieda las casas una por una. — Volvió a repetir enojado, pero tampoco obtuvo resrespuesta

Su vista volvió a su mochila para tomarla y colocarsela en la espada. Las hojas comenzaron a moverse y el viento se volvió frío, apagando la antorcha en el suelo.

Spreen levanto la mirada al cielo notando que varias nubes cargardas se juntaban encima de todo el bosque, y como sí no fuera poco, una primera gota callo justo encima de su nariz, antes de que torrenciales de agua comenzarán a caer en toda la zona.

Mala suerte (spiderbear)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora