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—Días después—

Observó la lista que la castaña le entregó y luego la miró. Ella estaba muy concentrada leyendo los precios de los productos en el mercado, comentándole que el mes pasado estaban a menor costo.

¡¿Cómo diablos iban a llevar todo eso al departamento?! ¡Era demasiado!

—Okay, toma esos paquetes de ahí de pasta, unos cuatro —le dijo mientras ella llevaba el carrito de compras.

Kerlak tomó uno de cada tipo y los puso en el carrito, observando curioso que habían unos de tres colores.

—¿De que son estos?

—Supuestamente de verduras, llévalos también.

—Bien —le dijo tomando uno, siguiéndola por detrás, mirando las góndolas.

Era un lugar enorme, y Eva le había contado que allí solía hacer las compras del mes, ya que era una especie de mayorista, dónde todo salía más económico.

—Vamos a la parte de la carnicería.

—¿Qué vamos a comer hoy?

—No lo sé aún, estaba pensando en algo sencillo, porque a las ocho tengo que irme a la clínica.

—Mm ¿Hoy de nuevo tienes que hacer guardia?

—Exactamente —sonrió—. Así que voy a volver eso de las diez de la noche de mañana.

Los humanos tenían horarios muy extraños de trabajo.

—¡Eva! Qué Casualidad encontrarte por aquí —pronunció una morocha acercándose a ella.

—Tefy, hola —sonrió.

—Wou, ¿Hace cuánto tiempo no nos veíamos?

—Am, como seis años ¿No? Desde que dejamos el secundario.

Kerlak observó unas heladeras con lácteos, viendo que podía llevar de la lista de ahí. Quería hacer rápido las compras, no le gustaba estar en contacto con los humanos.

—Y tú no has cambiado en nada, querida —sonrió—. Bueno, te ves un poco más grande nomás —rio.

Eva la miró y fingió levemente una sonrisa.

—Claro, tú en cambio te ves más joven.

—¿Verdad que sí? Mi amor me ha hecho un rejuvenecimiento facial el mes pasado y se ve super natural, ni se nota.

—Estás casada, que bueno, te felicito.

—¡Claro que sí! Me casé hace tres años con Matt ¿Lo recuerdas? Ahora es un prestigioso cirujano plástico.

El semblante de Eva cambió en ese momento al escuchar el nombre.

—¿Terrence?

—Claro, nuestro compañero de secundaria —sonrió—. Me propuso matrimonio en un viaje que hicimos por París. Es medio cursi —rio—. ¿Puedes creerlo? ¡Se arrodilló en frente de la torre Eiffel!

Eva asintió con la cabeza, sin poder salir del asombro.

—Q-Que lindo.

—Oye, puedo hacerte una cita con él si quieres. Hace maravillas y creo que podría darte un cambio de imagen estupendo. ¿Qué dices?

—Este queso no está ahí —le dijo Kerlak llegando a ella con varios productos en sus brazos, para dejarlos en el carrito.

Stefany observó al muchacho completamente fascinada, sin esconder siquiera su reacción.

—¿No vas a presentarme a tu amigo? —sonrió mirando al castaño.

El alienígena la miró y luego abrazó por la cintura a Eva con uno de sus brazos, tomando el carrito de compras con la otra, apoyando su mano sobre la de ella, que estaba en el mismo lugar.

—No soy el amigo.

—¿Q-Qué? Ustedes...

—Soy su pareja —le dijo serio Kerlak.

Y la sorpresa de la morena fue incapaz de esconderla.

—¿Su pareja? ¿En serio? —murmuró.

Kerlak rodó los ojos y miró molesto a Eva.

—¿Esta es otra de tus amigas?

—Kerlak —pronunció bajo.

—Oye ¿Tú tienes algún problema con el cuerpo de mi mujer? ¿Con su imagen? —le inquirió amenazante a la mujer frente a él.

—¿Q-Qué? No, por supuesto que no, Evita está muy-

—Otra hipócrita más, vamos —le dijo tomándola de la mano, para que caminara con él, dejándola atrás.

—Fuiste muy descortés, Kerlak.

—¿Descortés? Cielo santo, Eva, no puedes ser tan ingenua —pronunció molesto—. Te lo pido de favor, porque yo no tengo tu paciencia, no te relaciones más con esas personas, son pura basura, ni les hables. No sirven para nada.

***

Desde que habían regresado de hacer las compras, Eva estaba extraña, no era la misma de siempre. No estaba hablando sin parar, ni riéndose, ni contándole alguna anécdota.

Esa mujer realmente le había afectado.

Entró a la habitación, viendo como ella se terminaba de preparar para irse a trabajar.

—Oye.

—Dime —le dijo mientras se colocaba sus pendientes.

—¿Qué te dijo esa mujer?

—Nada ¿Por qué?

—Estás extraña Eva ¿Qué te dijo para afectarte de este modo?

Eva desvió la mirada y respiró profundo.

—Tenías razón.

—¿Con qué? ¿Con qué era una hipócrita como todas las demás?

—No, bueno no lo sé a eso, pero hablaba de la foto.

—Ah, la de tu ex especial —le dijo sentándose junto a ella—. ¿Qué tiene ella que ver con eso?

—Es su mujer, hace tres años se casaron.

—Ah —murmuró.

—Nosotros terminamos hace tres años, Kerlak. Seguramente él estaba con ambas —pronunció bajo—. Qué estúpida me siento ahora.

La tomó de la mano y cuando ella lo miró la tomó del rostro con su otra mano.

—Vales mucho más que todos esos imbéciles.

—T-Tal vez también tenías razón en eso —le dijo con lágrimas en los ojos—. No son verdaderos amigos, y sólo se burlaron de mí.

—¿Él era amigos de ellas?

—S-Sí —murmuró derramando varias lágrimas.

Kerlak las secó suavemente, acariciándola el rostro.

—Llora, no está mal eso, deja salir todo y luego sigue adelante, vuélvete fuerte, Eva. No está mal ser egoísta a veces, es darse valor a uno mismo. No tienes que agradarle a todos, mucho menos a los que te han hecho daño.

—Está b-bien.

—Ey, mírame.

Levantó la mirada, observándolo con tristeza.

—Estoy contigo ¿De acuerdo? No estás sola.

...

KerlakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora