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—¿En serio vendrá? Sólo hará el ridículo, como siempre —rio Stefany—. De seguro tendrá que pagarle un suma de dinero bastante importante a ese hombre para que la acompañe, si es que se anima a traerlo aquí.

—¿Tú lo conociste? Yo no sé si será falso, porque la otra vez estábamos hablando por la noche, ya tarde, y se escuchó la voz de un tipo de fondo —acotó Cinthya.

—De seguro y ni era el mismo.

—Yo intenté hacerle una cita con mi hermano, pero se negó, haciéndose la digna, diciendo que mi hermano era un mujeriego —pronunció rodando los ojos—. Yo la he visto como es con un par de copas encima, se va a la cama con cualquiera. Esa vez puso la excusa de que había terminado con Matt.

—Ni me recuerdes que mi amor estuvo con esa —expresó con asco la morena—. Me dijo que estuvieron juntos casi un año, sólo eso.

—Iugh, que estómago para acostarse con ella —rio Cinthya.

—Matty siempre tuvo buen corazón, ese es el problema. Él sólo quiso hacerle un favor al salir con ella, y bastante duró. Oh mira, ahí llega Dainne. ¡Day, aquí estamos! —sonrió levantando la mano, para llamar su atención.

—Se divorcio hace tres meses —murmuró Cinthya sonriendo.

—¿En serio? ¿Por qué? —susurró Stefany mientras la otra mujer se acercaba a ellas sonriendo.

—Encontró al ex en la cama con su "colega" —le contó bajito, antes de ponerse de pie para saludar a la pelirroja—. ¡Day! Tanto tiempo, que hermosa te ves.

—Wou, ¡ustedes se ven increíbles! —exclamó abrazándolas—. Especialmente tú, Tefy, demonios ¿Cuántos años tienes? ¿Veinte de nuevo?

—Que graciosa eres —rio, antes de llevar su larga cabellera negra y lacia hacia atrás, sonriendo—. Mi amorcito hizo este espléndido trabajo.

—¿Estás casada? No puedo creerlo, felicidades —le dijo tomando una copa de champagne de un mesero que justo pasaba por allí—. Ojalá tu matrimonio dure más que el mío y sea mejor.

—Ay Day, lo siento mucho ¿Quieres contarnos que pasó? —le inquirió la morena fingiendo sorpresa.

—Nada, sólo no funcionó —murmuró tomándose media copa de una sola vez—. ¿Y qué hay de las demás? ¿Vinieron todas? —preguntó observando las demás mesas ya ocupadas.

—Aún no llega Eva, la estamos esperando —sonrió divertida Stefany—. Esas dos sillas son para ella.

—Es entendible, en una sola no entrará —rio Dianne, haciendo reír a las otras dos.

—¡Ay que perra eres! —rio la morena, dándole una palmada en el hombro—. Claro que no es por eso, supuestamente está en pareja.

—¿En serio? ¿Matt sigue con ella? Creí que sólo estaba jugando —pronunció sorprendido.

—Matthew es el marido de Stefy ahora —le murmuró Cinthya.

—¿Q-Qué? ¿Cómo que tu marido? ¿Y en dónde está él ahora?

—Matty sólo estaba haciendo una buena acción al salir con ella, sabía que nunca había tenido y no quería que la pobre muriera virgen. Saben que mi amorcito siempre tuvo buen corazón —sonrió divertida—. Y el ahora está en el piso de arriba, jugando al futbolín con los demás chicos.

—Okay, no sé que me sorprende más, si el nerd de Matthew Terrence sea tu actual marido, o el hecho de que Evita la cerdita, tenga pareja.

—Y según Tefy es un tipo guapo —acotó Cinthya.

—Nah, entonces no debe ser verdad —rio—. Pobrecita, de seguro debe estar pagando.

—Eso mismo dije yo. Oye Cici, mándale un mensaje y pregúntale si va a venir o no. Porque se terminará perdiendo la cena, y dudo mucho que quiera venir después de eso.

—Ya le escribí y me dijo que estaba llegando.

—Ya quiero conocer a su flamante pareja —pronunció divertida Dianne.

***

—¿Estás bien?

—M-Me siento un poco nerviosa —murmuró en un tono tembloroso de voz.

—Oye.

Eva lo miró y él la tomó del rostro, mirándola fijamente a los ojos.

—Esta noche somos una pareja real ¿De acuerdo? No es un juego —le dijo muy cerca de sus labios—. Voy a estar contigo en todo momento, y en la primera que te hagan sentir mal, los mando al diablo a todos.

—G-Gracias.

La miró y le dió un suave beso, haciéndola cerrar los ojos.

—Recuérdalo, una pareja real, eso quiere decir que todo se vale —susurró, estremeciéndola.

La tomó de la mano y ambos enteraron a ese gran salón, en dónde habían más de quince mesas, varias ocupadas ya, siendo atendidas por diferentes meseros.

Kerlak observó a toda esa gente y frunció el ceño con molestia. Demasiados humanos en un espacio tan reducido, ya le comenzaba a doler la cabeza con sólo escucharlos.

—¡Evita! ¡Ven aquí!

Desvió la mirada y observó a la morena que se habían encontrado en el mercado.

Qué tipa más desagradable.

...

KerlakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora