Amortentia [TERMINADA]

Por la noche

Harry caminaba por los pasillos, era de noche, así que llevaba su capa de invisibilidad puesta y evitaba hacer ruido, se sentía feliz ya que esa tarde, había podido estar cerca de Draco.

Se detuvo cuando escuchó algunos ruidos, pensando que era Filch, se detuvo para evitar que sus pasos le llamarán la atención, pero se sorprendió cuando la persona que pasó enfrente de él, había sido un rubio, no evitó tomarle de la mano cuando notó que, esta vez, si era Filch el que se acercaba por el otro extremo del pasillo. Tapo la boca de Malfoy que iba a dar un gritito por la sorpresa y lo metió dentro de la capa rápidamente, poniéndose su dedo índice de la mano libre en su boca para decirle que hiciera silencio.

Harry miraba que Filch se fuera pero Draco miraba al castaño con atención, sintió un latido irregular. Apenas vio que el señor se iba de su vista, se alejó de Harry con nerviosismo.

-¿Qué te pasa, Potter?

-Te escondía de Filch, no quería que te atrapará. Por cierto, ¿Qué haces fuera? Estas rompiendo el toque de queda.

-Mira quién lo dice, tu también lo estas rompiendo.

-Claro, pero de mi se espera, de ti no. -Explicó con una sonrisa, contagiando a Draco que elevó un poco las comisuras de los labios pero rápidamente volvió su rostro de una manera tosca.

-Sólo iba a despejar mi mente.

Harry lo miró dudativo pero elevó los hombros, conformándose con la respuesta. -Yo iba a dormir.

-Cómo si te hubiera preguntado. -Dijo mientras cruzaba sus brazos, Harry se rió por su conducta, Malfoy sintió un calor en su rostro. -¿Tu sala no está del otro lado del castillo? -Quiso desviar el tema.

-Mis amigos no me dejaron dormir en el mismo dormitorio. -Explicó al momento que guardaba su capa en su bolsillo, Draco no pregunto nada de ella, ya la conocía desde que lo había espantado en día en Hogsmade.

-¿Qué? ¿Es por qué te gusta un chico? -No evitó que su voz sonará molesta, arrugó el entrecejo.

-No, no, es porque estaban hartos de que no los dejara dormir. -Draco lo miró con una ceja alzada, no se había dado cuenta que ahora estaba siguiendo a Harry mientras esté caminaba hacia algún lugar. -Es que me la pasé hablando sobre ti. -Admitió con un color rosado en sus mejillas.

Draco no evitó sentir de nuevo ese calor en el rostro. -¿A dónde me estás llevando?

-¿Llevándote? Tu me estás siguiendo. -Respondió con una risa pero al ver la molestia en el rostro de Malfoy, continuo. -No quise dormir en la sala común, me daba pena que me vieran dormir.

-¿Tienes pena? ¿Aún después de estarte declarando a medio pasillo con un poema?

-Eso fue lo mismo que me dijeron mis amigos. -Se rió nuevamente, pareciera que por solo estar al lado del rubio, estaría riendo por cada cosa que esté le dijera. -Es algo distinto, me da pena que me vean dormir porque hablo entre sueños o pesadillas. -Dijo lo último en un susurro pero el otro lo escucho aún así. -Así que estoy durmiendo en la sala de menesteres.

-¿Sala de qué?

-Es una sala que aparece para quienes lo necesitan, la descubrí hace un año. -Es eso, se detuvo delante de una pared donde comenzó a emerger una gran puerta de madera, el rubio contuvo el sonido de sorpresa, nunca había escuchado de aquella sala. Harry la abrió, lo miró y le hizo una seña con la cabeza para invitarle a entrar, dudoso, se adentro, todo estaba oscuro por dentro, se había asustado por un segundo pero en eso, todo empezó a iluminarse, mostrando una cama grande, una chimenea, algunos sillones y un gran librero que tenía títulos que no lograba divisar.

-Nunca había escuchando de ella. -Se acercó lentamente al librero, sorprendido por darse cuenta que los libros que estaban allí, eran títulos que había estado buscando hace bastante tiempo.

-La sala otorga lo que la persona quiera. -Explicó Harry mientras prendía la chimenea, emanando calor en la fría sala.

Draco sin dudar, abrió el libro entre sus dedos, emocionado. Harry se sintió enternecido por la imagen frente a sus ojos, sonrió formando unas pequeñas arrugas debajo de sus ojos. Draco sintió una mirada y se topó con la mirada esmeralda que lo había estado persiguiendo esos días de manera incesante.

-¿Qué me ves, Potter? -Cerró el libro pero lo acercó hacia su pecho como sino quisiera que se lo quitarán, miró a Harry con la barbilla en alto.

-Te ves muy bonito con la luz de la chimenea en tu rostro. -Explicó mientras lo miraba con adoración, nuevamente, Draco se sintió conmovido por la mirada y más por la explicación en voz alta de Potter. Otra vez, estaba ese calor en el rostro incrementando, desvío la mirada.

-Cállate. -Respondió de forma tosca al momento se sentaba en un sofá individual, abrió de nuevo su libro. Sentía que tenía encima los ojos de Potter pero fingió no darse cuenta.

-Amo cómo se ve tu cabello a la luz del fuego, pero me gusta más a la luz del sol, se ve más brillante. -Continuó explicando, ignorando a Draco. -Me gusta más cuando tienes tu cabello sin gomina, te ves con un aire tan relajado y atractivo.

Draco mantenía en sus mejillas un color rojo, no sabía si por el calor de la chimenea encendida o por las palabras que le daba el otro sin una pizca de vergüenza, fingía que no le afectaba, con un rostro serio leyendo el libro pero con las mejillas de color rosa. -Ya cállate, Potter.

Quizás su voz salió más molesta de lo que debía, Harry guardo silencio, ante ello, Draco decidió mirarlo con duda, encarando a un castaño con los ojos empañados, lo miró confundido y alarmado, ¿Qué traía Potter ahora?

-¿Te incomodó? Realmente no es mi intención, solo quería decírtelo. Lo siento. -Se levantó del sofá, encaminándose a la salida, realmente parecía tener culpa por haber hecho sentir incómodo a Draco. -Si quieres quedarte aquí, puedo ir a dormir a mi sala común, no pasa nada. -Se disculpó nuevamente y caminó pero la voz inmediata de Draco lo detuvo.

-¡Espera! -Elevó la voz el rubio, avergonzado. Se aclaró la garganta. -No... No me incómodas, solo es algo extraño ¿Bien? -Admitió avergonzado, volvió a abrir el libro. -Quédate.

Harry sonrió y volvió a sentarse, emocionado. -¿Puedo verte leer?

Malfoy asintió lentamente, así paso la noche, Draco leyendo el libro que había buscado por mucho tiempo, emocionado por la lectura y Harry mirándole encantado por cada reacción que daba el chico durante ello.

Draco se marchó en la madrugada, despidiéndose de forma seca pero se tropezó antes de pasar por la puerta por estar viendo a Harry, dejándolo.

Al día siguiente, Draco no llevaba gomina en su cabello.