Amortentia [TERMINADA]

No creí que dolería tanto

Fue despertando cuando sintió que unos besos se deslizaban por todo su rostro, se removió en la cama intentando despavilarse del sueño.

-Calma, Potter, no te has lavado los dientes. -Se quejó Draco mientras abría los ojos, topándose con las esmeraldas que tanto le gustaban desde hace años.

-Buenos días. -Saludó Harry con cariño, enterró su rostro en el cuello de Draco quien lo abrazo pero un gruñido de su estómago hizo que el castaño soltara una risilla. -Tenemos que ir a desayunar, son las 9A.M. Tu estómago lo está pidiendo.

Draco mordió su labio inferior. -¿No... No quisieras quedarte aquí un poco más?

Harry confundido, lo miró. -Tienes hambre, vas a morir aquí si sigues sin querer salir. Vamos. -Se levantó y jaló de la mano a Draco quien seguía aferrado a la cama, sin ganas de levantarse. -¿Qué tienes? -Sí voz risueña se transformó en una preocupada. -¿Te lastime ayer?

-No. ¿Hermione no te dijo que pasaría hoy? -Preguntó mordiendo de nuevo su labio.

-No lo sé, algo escuché en la enfermería pero no me explico bien ¿Por qué? ¿Este día es importante?

Draco lo miró por unos momentos, dudoso de contarle pero los ojos suplicantes del castaño lo convencieron. -Harry, hoy llega el profesor Slughorn.

-¿Que bueno? -Dijo con duda.

-No, Harry, no entiendes. Él te ayudará a quitar los efectos de la poción. No me vas a querer ver ni en pintura. -Soltó una risa lastimera, no quería llorar pero ya sentía los ojos empañados, quería evitar parpadear porque sabía que en cualquier momento el agua salada notaria de sus ojos.

-Eso no pasará, Draco. Yo sé que te amo, ahora mismo, te amo. -Se acercó para darle un beso en su cabellera, Draco disfruto la sensación mientras cerraba los ojos, queriendo grabar en su mente lo que se sentía.

-Tambien te amo, Harry... Siempre lo hice. -Susurró de una forma lastimera, el otro en una forma de consuelo, lo besó.

-Verás que nada pasará. Vamos.

Así, se ducharon por separado, la sala les había proporcionado un baño con algunos objetos de aseo, no les dio ropa pero no habría problema, al ser domingo, no era obligatorio el uniforme. Se pusieron lo mismo de ayer, excepto el abrigo en el caso de Draco, solo se dejó el suéter negro que tenía debajo.

Salieron agarrados de la mano, Draco ya no tenía miedo de ser vistos pues tenía otro miedo más grande. Apenas caminaron un poco hacia el comedor, vislumbró a lo lejos a Hermione, a Ron y al profesor Slughorn.

Draco se detuvo y apretó su mano, queriendo llevarse a Harry de allí, sabía que lo correcto era que lo ayudarán con los efectos de la poción, no estaba bien que siguiera bajo los efectos.

Entonces... ¿Por qué estaba corriendo a dirección contraria junto con Potter?

Harry dio unas zancadas torpes por haberse sorprendido de ser jalado al lado contrario y verse forzado a correr. Draco no quería dejar ir lo que había añorado por tanto, no quería. La paz que había conseguido en tan poco tiempo, le sería arrebatada. Odiaba a el destino con todo su ser, odiaba a la persona que creó la amortentia, le agradecía por haber vivido lo que siempre había querido con Harry pero lo odiaba porque sabía que era algo tan falso como una rosa plastificada.

-¡Harry! -El grito de Hermione hizo voltear a Potter quien, torpemente, termino resbalando y cayendo al suelo. Draco quiso ayudarlo a levantarse para seguir huyendo pero fue imposible, un golpe en el rostro lo mando al suelo.

-Suelta a Harry, maldito. -Escupió Ron con enojo, con los puños apretados, Malfoy llevó su mano a su mejilla, aquella que tantas veces había sido besada por Harry.

El castaño, furioso por cómo su mejor amigo había golpeado a Draco, se acercó para golpear también al pelirrojo, comenzando una disputa.

-¡Amigo! ¡Reacciona! -Pedía Ron mientras esquivaba los golpes.

Slughorn llegó para sujetar de los brazos a Harry, después Ron y Hermione ayudaron también a contenerlo, el castaño gritaba que lo soltaran, que quería estar con Draco pero con dificultad, terminaron llevándoselo, dejando a un Draco en el suelo con la mejilla roja y su nariz escurriendo sangre.

No le importó el dolor de su rostro, solo limpio la sangre que corría de su nariz con el antebrazo, manchando el suéter. Siguió al grupo de personas que contenía a Harry, viéndolos entrar a un salón.

Pasaron los minutos, después una hora, estaba esperándolos afuera, no le importaba ser golpeado de nuevo por Ronald o ser amenazado por Hermione, solo quería estar allí.

Porque aún a sabiendas de que era imposible, tenía una esperanza amarrada al corazón.

El crujido de la puerta llamo su atención, dejo de recargarse en la pared y dio unos pequeños pasos hacia adelante, Harry estaba saliendo, mirando al otro lado del pasillo, Hermione y Ron estaban hablando algo dentro del salón de Slughorn.

-Harry... -Susurró con esperanza, aliviado de verlo bien.

El castaño se dio vuelta, mirándolo. Sabía que tener esperanza estaba mal, peor era la caída entre más te elevabas.

Pero seguía teniendo una maldita esperanza.

-Déjame en paz, Malfoy.

Harry lo había mirado de una forma despectiva a la que debería estar acostumbrado, con la que siempre se miraban con enojo, retandose todos los días, aquella que usaban para hacer sentir de la peor forma posible al otro, realmente nunca le había afectado, hasta le daba gracia cuando el castaño le miraba de esa dorma. Ya debía estar acostumbrado. Se volvió a repetir ya debería estar acostumbrado.

Entonces... ¿Por qué estaba llorando mientras veía como se alejaba Harry? Harry, el mismo que lo había besado tantas veces, que le había jurado que lo amaría aún sin una poción.

Que estúpido había sido, solo una semana basto para probar la felicidad entera y que se la arrebataran un día.

Que imbécil.

Se quedó allí, de pie, con la mano extendida mientras Harry se marchaba, vio como Hermione y Ron salían después pero no habían reparado su presencia ¿Cómo iban a ver a alguien que estaba en las sombras, con una mano extendida a una felicidad que no encontraría? ¿Cómo iban a notar a alguien que estaba tan derrumbado como una taza que había sido arrojada?

Draco Malfoy se derrumbó aún a sabiendas qué iba a pasar ese día, ese domingo por la mañana.