¿La amortentia huele a menta?

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❝ Por supuesto, la Amortentia no crea amor. Es imposible crear o imitar el amor. Sólo produce un intenso encaprichamiento, una obsesión. Probablemente sea la poción más peligrosa y poderosa de todas las que hay en esta sala.❞

Se encontraban en el salón de Pociones de sexto año, solo estaba el trío de oro y Ginevra, estaban, las chicas estaban en los calderos y, Ron junto a Harry, molian algunas semillas de anís verde, habían acordado con el profesor Slughorn de quedarse esa tarde en el salón para hacer el proyecto que les había encargado, Ginny, aún siendo un año menor que ellos, decidió ayudarles, también para aprovechar y saber lo que le deparaba el año que viene en su Éxtasis.

-Ron, muele con más ganas esas semillas, hasta aquí puedo ver que algunas están enteras. -Regañó Hermione mientras daba vueltas la sustancia del caldero frente a ella.

-Fastidiosa. -Se quejo el pelirrojo por lo bajo mientras molía con más fuerza.

-Te escuché.

-Lo sé.

Harry solo veía la situación sin quererse meter, él estaba cómodo solo viendo la pelea desde lejos, no quería que Hermione lo regañará también. Terminando de moler, llevo el polvo de las semillas hacia las chicas, su amiga comenzó a volcarlo a su caldero y dándole vueltas con un cucharón.

-Bien, Harry, dale vueltas a esto de forma lenta y hacia la izquierda, voy a ir haciendo el chocolate.

El castaño asintió, se acercó para sustituir lo que estaba haciendo Granger y ella fue a derretir chocolate, pasando el tiempo, la sustancia frente a él comenzó a tomar un brillo nacarado, de pronto, su nariz comenzó a aspirar más el olor para concentrarse en ello, tenía un olor de menta intenso, tan fresco que podía sentir su aliento tomar un buen olor, no olía como la menta de las gomas de mascar que compraba en el Londres muggle, sino en las hojas de menta recién cortadas y vendidas a granel, también un suave olor a una colonia cara que llegó a percibir en algún lugar pero no ubicaba de quién, lo relajo, quería oler más, hasta que sintió a alguien en su hombro y tuvo que recobrar la compostura.

-Creo que ya está, Hermione. -Exclamó Ron mientras se recargaba en el hombro de Harry.

-Entonces traigan el caldero a la mesa, por favor. -Hicieron lo pedido, acercándose a la castaña. -Ginny, pásame los moldes del chocolate.

Al tener ya todo en la mesa, Granger comenzó a verter una cucharada de la sustancia en cada chocolate, solo en cinco de ellos, había otros cuatro en la mesa que estaban apartados pues esos ya los habían acabado hace tiempo y otros cinco aún más apartados.

-Bueno, hay que dejar que se endurezcan los chocolates, ya podemos descansar. Recuerden, estos cinco que acabamos de hacer, son chocolate con amortentia, los cuatro de la derecha, son veritaserum y estos cinco. -Señaló los que estaban más apartados de todos. -Son nuestra recompensa por haber trabajado tan duro en hacer este proyecto de hacer estas pociones, son chocolates comunes al estilo muggle.

Todos asintieron, estaban cansados, era sábado y ya estaba atardeciendo, habían durado metidos en el salón desde la mañana para hacer las pociones y mezclarlo con Chocolate pues era uno de los proyectos finales que les habían pedido. Ginny le susurró algo a Hermione, quién la miro con duda para después morderse el labio.

-Ya venimos, es una cosa de chicas que no necesitan saber. -Avisó Granger para irse con Ginevra.

-Ellas se van y nos dejan aquí con todo lo que tenemos que limpiar. -Se quejo Weasley, Harry se quejó también pero rápidamente fue a limpiar las mesas y Ron los calderos, ya se querían ir a descansar a sus dormitorios.

Había pasado una hora, en la cual limpiaron los calderos, mesas y ordenaron todo, Fred y George llegaron a entrar al salón por unos minutos para conversar y preguntar dónde estaba su hermana para molestarla con bromas nuevas que tenían planeadas pero se fueron después de examinar los chocolates y ser regañados por Ron al estar tocando los chocolates con malicia, así que terminaron por despedirse y marcharse en busca de la pequeña Weasley, disimulando una pequeña risa. Pudiendo irse finalmente, abrieron las puertas dispuestos a marcharse.

-Espera, los chocolates. -Dijo Ron, se acercó a la mesa mientras Harry lo esperaba desde fuera.

-¿Puedes traerme el mío? -Preguntó Harry, estaba recargado en la pared de fuera, le dolían los pies.

-Claro, amigo. -Ron miro la mesa con la cara fruncida y llevo un dedo a su barbilla. -¿Recuerdas cuáles eran nuestros chocolates?

-Son los de en medio, son un grupo de cinco chocolates.

Ron los miro con duda, ya había agarrado un chocolate sin haberse dado cuenta, así que ahora había un grupo de cinco chocolates y dos de cuatro chocolates, estaban acomodados en forma de triángulo, así que no sabía cuál elegir, finalmente, sin querer parecer un estúpido con memoria de pez que ya no recordaba cuales eran los correctos, eligió uno del montón de cuatro chocolates con fé a su memoria de que estaba en lo correcto.

Salió el salón y le entrego la barra a Harry quien la agradeció y comenzaron a caminar, Harry tenía hambre, no había comido nada en todo el día, contrario a Ron quien si pudo ir a desayunar y a comer, así que mientras hablaban, el de anteojos iba abriendo la barra de chocolate hasta que escuchó cómo Ron chocaba con alguien.

-Fíjate por dónde vas, comadreja. -Gritó con prepotencia Draco, se sacudía su túnica como si el hecho de chocar con Ron, le hubiera podido dejar tierra en su ropa.

-Mejor fíjate por dónde vas tú, yo iba mirando el camino, tu eres el que vino a chocarse conmigo.

Harry había terminado de abrir el chocolate.

-Calla, pobre. -Ordenó Malfoy casi escupiendolo hasta que miró a Harry. -Lo que faltaba, el miope este, ¿Qué es eso que traes allí?

Draco había señalado el chocolate en sus manos, pero Harry ya estaba acostumbrado a sus malos tratos de siempre, sabía que Draco apenas se acercara más, iba a tirarle la barra marrón al piso, así que instintivamente se metió casi todo el chocolate a su boca, ¿Qué mas podía hacer? Tenía hambre.

-Que hambreado. -Se burló Draco.

Apenas trago el chocolate, el aroma a menta lo embriagó, abrió los ojos asustado, sabía cuándo había olido eso, pero antes de gritar "¡Amortentia!" Se le nublo la visión y se tambaleó por un momento, se sentía desenfocado, parecía que se iba a desmayar en cualquier momento, Ron lo miró preocupado y Draco solo con extrañeza.

-¿Qué le pasa a este? ¿Finalmente se mareo por el olor fétido de ti, Weasley?

Harry elevó su mirada, chocando con los ojos grises de Malfoy quien instintivamente dio un paso hacia atrás, no sabía cómo interpretar la mirada verde frente a él, era como si expresará otra cosa que no había visto, Harry se enderezó y un suave rosa paso por su rostro, dirigió sus manos a su cabello como si de repente le preocupara el peinarlo.

-Me mareo de verte, Draco. -Dijo un poco apenado, sorprendiendo a Malfoy por haber escuchado su nombre de pila venir de los labios de su enemigo. -Lamento que haya sido Ron el que chocará contigo y no yo para poder oler más de cerca tu aroma. -Le sonrió como si hubiera dicho cualquier cosa común de su día a día.

Bien, está vez, Ron tenía la quijada hasta el suelo y el rubio solo agrando los ojos, ninguno creía lo que estaba escuchando.

-¿Ahora qué te pico, Potter?

Amortentia [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora