Parte 27: ¡Oh Mi Dios!

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Nunca antes el techo de mi habitación me había parecido tan interesante, quiero decir, era blanco, decorado con un arte veneciano, era perfecto. El que lo construyó hizo una gran traba... ¡Maldita. Mierda!, por qué estoy pensando en el techo de mi habitación en este momento.

¡A quien rayos engaño! ¡Estoy nerviosa! Mucho más que nerviosa. Veré otra vez a Joy desnuda, tocaré y besaré toda su piel, tendré su esencia en mí, sus fascinantes, perfectos, hermosos y maravillosos pechos en mi boc...

-¡Ashley, ahí voy!

De repente la oí gritar desde el primer piso. ¡Y Oh Mi Señor! El corazón me comenzó a saltar, a martillar, a golpear con toda la fuerza del mundo contra mi pecho. Completamente desenfrenado, total y absolutamente loco.

Escuché como sus pasos empezaban a chocar con las escaleras. ¡Y Oh! ¿Qué me estaba pasando? El maldito cuello y la maldita garganta también empezaron a palpitarme.

Me tuve que agarrar fuerte de la sabana, porque carajo... ahora si me temblaba todo. Empecé a sudar terriblemente, sentía como las gotas de sudor corrían por mi frente y caían a la almohada. Mis manos se humedecían a cada segundo. Era como si las tuviera metidas en un charco de agua.

¡Mierda! ¡No!... Ahora sentía punzadas en mi centro. ¡Jesús! Acaso voy a tener un orgasmo en este instante... ¿Sin haber hecho nada?

Comencé a convulsionar sobre la cama de lo excitada que estaba, apretaba los dedos de los pies... ¡Ohhhh diablos! Cómo jodidos Joy lograba esto en mí, sin siquiera haberme tocado... Oh mi...

-¡Ashley!-

¡Rayos!... Apenas escuché su voz, me senté en la cama a la velocidad de un rayo, con los ojos abiertos de par en par, mirando a la nada y respirando fuertísimo mientras jadeaba y jadeaba.

-¿Estás bien?- Oí cuando me preguntó.

Giré mi cabeza lentamente hacia la puerta, aun jadeando Y... ¡Jodida vida! Allí estaba ella, parada debajo del marco, completamente hermosa con esa ceja enarcada, esa sonrisa demasiado picara y esa mirada llena de lujuria.

Mis ojos vagaron por todo su cuerpo... Y si antes estaba mal, ahora, estaba peor. Se veía tan sexy con ese pijama, dejaba a la vista su exquisito cuello, sus hombros... ¡Carajo! Podía ver el inicio de sus maravillosos y perfectos pechos y también sus largos y finos muslos. Todo en esta chica es sublime, tan genial, tan perfec... ¡Esperen! ¿Qué es eso? ¿Qué diablos trae ahí? ¿Esto es en serio? ¡Acaso... me quiere asesinar!

-Joy Huerta- Grité -¿Quieres matarme?- Le pregunté sorprendida.

Joy tenía en su mano 12 pack de Red Bull. ¡12 PACK! ¡Qué rayos! ¡¿Acaso está demente?!

-Aishhh... No digas tonterías- Dijo sonriendo, mientras cerraba la puerta. Colocó el pack encima de la mesa, sacó una lata de Red Bull y me miró -Solo quiero que me ames por más tiempo-

¿Qué demonios?

-¿Qué te ame por más tiempo?- Le pregunté frunciendo el ceño.

Ella no me contestó nada y en vez de eso, solo se subió a la cama y caminó de rodillas hasta que quedó frente a mí

-Si- Me respondió como si nada mientras pasaba un pie sobre mis muslos y se sentaba a horcajadas en ellos.

¡Mierda! Tuve que tragar saliva y comencé a soltar una risita nerviosa. Las sacudidas en mi cuerpo volvían mucho más fuertes que antes... eran insoportables. Y todo gracias a que sus grandes pechos ahora estaban frente a mis narices.

Es inevitable no pegar mis ojos ahí. Me quedé mirándolos por un momento. No sé si era mi imaginación o estaba a punto de morir, pero veía como por encima de la tela se le empezaban a marcar los pezones. ¡Wow! Las mejillas y la frente me empezaron arder. ¡Me quemaban!

Cariño, soy tu novia / Adaptación [JOYLEY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora