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Donghyuck sube a su caballo, la capa y la corona le incomodan y tiene que mantenerse con una espalda derecha para evitar que la corona caiga. Mantiene mirada firme cuando los demás soldados lo escoltan, todos mantienen una distancia en signo de respeto y honor al príncipe Donghyuck, en excepción de Renjun, que está a lado de él junto al caballo café claro.

—Eres un imbécil.

Donghyuck voltea a la dirección de la proveniente voz, frunce las cejas, confundido.

—No llevas tu maldita espada.

—No sé si te has dado cuenta, pero si muevo más mi cabeza se caerá esta estúpida corona. Ahora, si llevo una espada se me caerá la cintura.

—No seas imbécil y póntela.

—Pónmela.

—Aquí no, tiene que ser en privado —susurra.

Donghyuck reprime la sonrisa ladina y observa a su amigo bajar del caballo para tomar aquella arma y colocarla al costado de su cuerpo.

Y Donghyuck no puede soportar la risa cuando Renjun salta repetidas veces y no puede alcanzar llegar al caballo.

—Qué pequeño eres, Huang.

—Soy pequeño, pero te someto, imbécil.

Donghyuck sonríe coqueto y prefiere no decir más.

—¡Cuiden al príncipe! —Anuncia el soldado pequeño —, ¡Tardaremos días en llegar al Reino de su prometido, sino llegamos puntual el príncipe Na ordenará nuestra muerte!

Los soldados se ponen en marcha junto al príncipe, dicho príncipe vestido con armadura dorada para destacar entre ellos.

Y Donghyuck no es consciente de nada, pero tiene miedo.

—Yo sé que no sabes usar una espada, pero te doy una daga, no hagas que te la vean, es para defenderte en casos extremos. Eres totalmente una fiera para defenderte, pero llévala de todas formas.

Donghyuck obedece y mete la daga sobre la pequeña bolsa de su capa.



[...]


—Tengo miedo, Renjun. El tiempo pasó demasiado rápido, en unas cuentas semanas seré esposo de Na.

—Puedes contar conmigo, si el imbécil te hace algo yo lo mataré.

—Pero tardarás días en llegar.

—Pero lo mataré.

Donghyuck hace un puchero poco visible, ambos caballos van a la par, lo que permite que se tomen de las manos.

—Te extrañaré mucho.

—Deja de ser un tonto, una vez que estén casados yo estaré contigo.

—No quiero acostarme con él. Será sumamente asqueroso, lo es tan sólo con pensarlo.

—Deja de pensarlo. Si es un hombre de verdad como todos lo dicen, él no te tocará sin tu permiso, incluso te conquistará.

Donghyuck eleva los hombros.

—Feo no es.


Royal Lover - MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora