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Donghyuck espera sentado en un árbol, lejos de ambos cuerpos muertos de aquellos hombres que casi le hacen daño.

No puede evitar soltar algunas lágrimas, su rodilla le duele al igual que su cara, pero la imagen de aquel hombre abriéndole las piernas de manera violenta de duele más.

—Está bien que llores, pero no te ha pasado nada y es lo bueno. Siento mucho que hayas pasado por eso, pero estás bien, y ellos no volverán a hacer algo así.

El hombre que lo ayudó aparece por fin, con su caballo —o yegua—.

—Tu yegua no puede caminar mucho porque está deshidrata, tú tampoco porque estás herido y yo no sé dónde estamos, vivo cerca de aquí.

—Soy del reino Aguazul, pero iba camino al Reino Ventura.

—El reino de los Na.

Donghyuck asiente aún con mejillas mojadas y ojos rojos.

—Tú debes ser el príncipe Donghyuck, entonces.

—¿Tú quién eres?

El hombre finalmente quita aquel objeto que cubre su rostro.

Cabello negro y totalmente despeinado, piel pálida y pómulos sobresalientes.

—¿Cara de qué tengo?

—De imbécil.

El hombre ríe ante la respuesta y Donghyuck puede visualizar aquellos dientes pequeños y bonitos.

—Mi nombre es Mark.

—Gracias, Mark. Tú eres un caballero.

—Digamos que sí.

—¿A qué reino perteneces?

—A ninguno, soy independiente, yo soy mi propio rey —Mark le sonríe al de piel morena—, hay algo más que lo que acabas de vivir en estos instantes.

—Bueno... Antes de estar aquí, estaba bajo la guardia de mi mejor amigo, pero después hizo que yegua corriera hasta aquí para salvarme, sin embargo, creo que lo han matado.

—Lo siento mucho.

—La mayoría de soldados dieron su vida por mí y yo soy sólo un imbécil.

—No te sientas importante, mi príncipe. La mayoría de ellos eligen morir porque así su familia tendrá mejor calidad de vida.

Donghyuck asiente.

—Renjun no tenía familia.

—¿Renjun? ¿Renjun qué?

—Huang Renjun, ¿Lo conoces?

—No, sólo quería saber de él.

Donghyuck asiente aún sentado en el piso.

—Voy a ayudarte. No te haré daño. No vivo lejos de aquí, vivo en una pequeña choza, pero al menos estarás seguro. Te ayudaré a subir a tu yegua, si intentas escapar no lograrás nada, no lo hagas por ti, hazlo por tu yegua que está deshidratada y no puede caminar mucho.



[...]


—Dijiste que novivías lejos.

—No hemos empezado,en todo caso tú vas cómodo, tu yegua y yo vamos caminando.

—Se llama Moomin.

—Es linda.

—Renjun se lo hapuesto.

Donghyuck parecequerer dormirse, pero Mark le pide que no duerma hasta estar en la choza parapoder curarlo y posteriormente pueda dormir. Y en efecto, aquel caballero novive lejos de donde estaban, quizá veinte minutos caminando, el lugar esdesconocido para el príncipe pero bastante conocido para el caballero.

Donghyuck gimedolor y ni siquiera es tocado de forma violenta en su rodilla. Sólo un pañomojado limpiando la extensión de la piel.

—No sé ir a tureino, mucho menos al de los Na. Estás herido y tú yegua tardará días enrecuperar su energía. Pero una vez que vean que no llegaste a tu destinoiniciarán tu búsqueda. Y ten por seguro que te encontrarán.

Donghyuck asiente yvuelve a gemir cuando el paño se comprime en su piel.

—Quítate túarmadura, tienes que descansar.

Donghyuck obedece ysólo permanece con aquellas ropas delgadas que tenía debajo de su armaduradorada. Su capa lo proteje de aquellas partes desnudas y del frío, Mark seencarga de que aquel príncipe pueda estar cómodo.

La noche los haalcanzado.

—Duerme ¿sí?Alimentaré a Moomin y haré que también descanse.

—Gracias, Mark.

—De nada, sualteza.

Royal Lover - MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora