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Renjun patea una de las pacas de paja. Después de semanas de búsqueda ni uno de los soldados ha logrado encontrar una pista sobre el paradero de su amigo.

—¡Esto es demasiado tonto, Renjun! —Jaemin acomoda su pelo desesperado —, es tonto que todos los soldados hayan muerto y tú hayas regresado con unos cuantos golpes.

Renjun frunce el ceño.

—¿Tratas de decir que yo tuve algo que ver con la emboscada?

Jaemin alza los hombros.

Ambos guardan silencio y siguen buscando una solución. Pero en sus mentes saben que es imposible encontrar al príncipe que desapareció.

—¿Hacia qué dirección fueron?

—Hacia tu reino. Cuando nos emboscaron fueron hacia el lado contrario del Reino de Lee.



[...]



—Tu brazo tiene que permanecer recto, Donghyuck.

Donghyuck dobla por quinta vez su brazo, dejando en mal posición el arco que Mark le había asignado.

Habían pasado pocos días después de que el menor clavó la daga sobre la pierna del caballero, y otros tantos para que la rodilla del príncipe sanara.

Ambos habían aclarado sus diferencias, por lo que el mayor optó por enseñar a usar el armamento.

—¡Esto es ridículo!

—Ridículo será que te maten por no saber defenderte.

Donghyuck forma alza las cejas sorprendido cuando una flecha sale disparada de forma anormal.

Mark ríe desde su asiento, que es una roca.

—¿De qué te ríes, estúpido? ¿de qué?

—Abre un poco las piernas, las tienes muy juntas y no dejas que tu cuerpo sea recto —explica el mayor, caminando hacia él —, ¿me permites?

Donghyuck asiente sin soltar el arco. Mark maneja a su antojo el cuerpo del Príncipe. Tomando brazos y cuello, este último logra ponerlo recto junto al mentón.

—La mirada al frente, observa tu objetivo y no te distraigas.

El cabello del Príncipe es golpeado por el aire, Mark sonríe por lo concentrado que está el menor, se coloca detrás de él, sosteniendo al menor de su brazo, mismo que está estirado por completo para tomar el cuerpo del arco. Con su mano libre sujeta la cadera, ladeándola un poco, logrando mantener una de las rodillas por en medio de ambas piernas, logrando que cada pierna tenga una distancia prudente para logran un buen tiro.

—¿Te aprovechas, Mark? —El Príncipe pregunta aún sin quitar la mirada de enfrente y la poción que Mark logró en él.

—Nunca lo haría.

Donghyuck sonríe coquetamente, deja ir la flecha que no logra golpear el objetivo, pero el tiro es bastante cercano.

—Lo hiciste bien.

—¿Puedo volver a intentarlo?

Ambos no saben cuánto tiempo pasa para cuando la noche los envuelve, para ambos es vergonzoso e incómodo permanecer en silencio. Pasan noches contando chistes torpes y días mirándose a los ojos para descifrarse. Y aquella yegua es testigo de la tensión que ambos construyen cuando no hay alguna actividad qué hacer.

—¿Estás seguro que te bañas? —pregunta el caballero —nunca te he visto salir con el pelo mojado.

Un golpe con el arco impacta en la cabeza de Mark.

—No seas idiota, siempre lo hago cuando duermes. —Donghyuck habla con obviedad.

—¿Siempre cargas con ese tipo de vestuario? —Mark cuestiona divertido.

—No, la realeza se viste de este modo cuando es un evento importante. En mi caso porque tenía que llegar al reino de Na.

—¿Tú y Na se conocían?

—Nuestras familias se conocían desde que nosotros existimos. Pensaban que yo sería niña y poder casarme con Jaemin. Pero bueno, mírame y aun así voy a casarme con el príncipe.

—¿Qué hay de tu soldado?

Donghyuck da una bocada de aire.

—Mi mejor amigo. Es tres años mayor que yo. Mis padres se ocuparon mucho del reino, Renjun siempre vio por mí, tuve el permiso de asignarle un mejor puesto a él y que fuera mi caballero, mi soldado personal.

—No pareces ser tan grande, por ser uno de la realiza deberías tener buenos pensamientos, con profesores personales para ti.

—Mi reino está en crisis, la educación pasó a segundo término, tengo que ayudar al pueblo, a mi gente y evitar que todos caigan. Ellos no reciben educación por su nula economía, a ellos les fue negada, pero a mí me fue arrebatada.

—La mejor arma de los reyes es tener a su gente reprimida e ignorante para que no puedan reclamar lo que es su derecho y obligación de cada reino.

—Sé que eres parte del pueblo, y lo entiendo —Donghyuck habla limpiando una de las flechas —. No sé cómo se siente la gente que vive del trueque porque no tiene una moneda. Pero ellos tampoco saben lo que yo siento que mis padres me vean como un objeto de valor y que prácticamente me vendan, ¿Sabes?

—Al final del día la jerarquía de la realeza es más jodida que de la gente que lucha día a día.

Donghyuck ignora el tono con el que el mayor le habla. Parece herido y frustrado ante la sociedad. Pero estando los dos juntos parase que ambos pertenecieran a un mismo mundo. No hay jerarquías.

Royal Lover - MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora