Tengo una amiga, es parte de mi locura, no te voy a negar que un porro y un poco de sexo siempre me hacen sentir mejor, tú sabes como soy, pero entonces llegan los recuerdos y traen consigo, el dolor, la rabia, la impotencia y me digo que no, que no eres tú, que estoy bien. Es la loca que está dentro del manicomio conmigo, que somos amigos y que coger está bien, pero no tiene que ser amor, no debe haber una historia, solo dos extraños compartiendo las historias escritas en su piel. No quiero romance mientras este libro de despecho no desaparece, no quiero utilizar la analogía de que un clavo saca otro, aprendí que un clavo solo hunde más el que ya está y rompe, y se fuerza tanto para que encaje donde aún queda el recuerdo del amor anterior que duele doble, me gusta curarme con el alcohol de los labios de una vieja conocida, que sabe como estrechar sus labios para que me sienta bien, que no le importa recibir un no, y que sabe que no me gusta leer acompañado en cuesta, y esa ahora es la aventura que necesito, seguiré seguro pensándote una que otra vez y mientras pasa voy a forzar ese cierre hasta que ya no duelas.
