Ban al no haber descubierto muy bien sus emociones y sentimientos hacia aquella peli lila lo condenará su pasado haciéndo que cometa muchos "errores" en su presente. Sin embargo Arthur, el nuevo romance de Jericho ¿Le dejaría el camino libre?
La habitación era imnundada de gemidos y gritos de la pareja, una señorita de cabellos lilas e un joven de cabellos anaranjados, ambos se encontraban abrazados y uniendose el uno con el otro en la pequeña e "estrecha habitación".
–¡Arthur..! —J-jericho..mhm..
La señorita se movia a horcajadas sobre el pelinaranja ,sus senos rebotaban con cada movimiennto.
—Luces como una diosa.. Susurro entre jadeos su amante
poco despues ambos llegando a un orgasmo juntos.
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–Bien..nos vemos Arthur, gracias por lo de hoy..—Se despidio la peli lila luego de darle un corto beso—
(. . .)
Jericho se cuestiono de camino a casa, lo que habia hecho "habian", había pasado una semana desde el ultimo encuentro con Ban e eso la tenia muy frustrada, terminaron en una discusión, que para nada le agrado, su vida había dado vuelta de manera extraña y tonta. Ahora lo tenia en su cabeza a cada momento. Por si fuera poco tenia que dar un concierto pronto.
No le disgustaba, sin embargo tenia miedo de no poder por la simple idea de que no se podia sacar de la cabeza a aquel ojirubi de mechones semi blanquecinas/celestes.
—¿Jericho?
Fue sacada rapidamente de sus pensamientos, volteando a ver a la persona de quien transmitia el llamado, no se había dado cuenta del gran salto de tiempo que había pasado, ya era casi de noche.
–Perdona, tengo muchas cosas en mente
—El concierto sera dentro de unos días, las entradas ya fueron vendidas, raramente rapidas..y tu estas preparada ¿cierto? —Hablo una señorita azabache de piel palida—
—Si Guila, estoy preparada..gracias por informarme —Respondio la ojimiel e amable con una sonrisa—
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—¡Ban malo¡..¡chico malo! —Regañaba a un perro la chica de coletas, habían adoptado a una mascota entre los siete amigos e juntos decidieron ponerle "Ban".–
–Talvez seria bueno si se llamara King
—¡En vez de hacer chistes deberias enseñarle a no morder mis pantuflas! —chillo la castaña–
—¿Y tu de donde vienes? —Hablo un rubio de ojos verdes—
