Misericordioso

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Ban la había traído a su departamento para "Ensayar", tal vez hubiera sido mejor idea no venir. Al menos eso pensó Jericó mientras respiraba agitadamente después de su larga lección de ensayo.

—¿Que pasa Perico?
Pregunto el mayor mientras la miraba con el ceño fruncido y una sonrisa. Parecía que la mirase hasta el alma, simplemente acomodándose la camisa sin apartar ni un solo instante la mirada de ella.

—Me tiemblan las piernas.

Él simplemente soltó una carcajada antes de acercarse a ella nuevamente para besarla.

(...)

Él salió de su habitación con una camisa manga larga y unos pantalones ,todo a su estilo. Se veía tan bien , sin embargo; ¿Debería estar pensando en eso justo ahora? Pareciera que no se pasó la toalla pues aquella camisa quedaba muy pegada a sus tonificados musculos.

—¿Que tanto miras?
—Eh...¡¡Ehh?! ¿YO?
Respondio la pelílila casi de inmediato al ser descubierta divagando en el cuerpo del más alto.

—Oye Ban..
—¿Mhm..?
—¿Realmente vinimos a ensayar?
—...¿Que?

Jericho suspiro fuertemente y se acercó a pasos lentos al peliplata.

—Se supone que nos darían nuestros guiones en la cabina de actuación..
Mencionó la mujer con el ceño fruncido, tenía las mejillas algo rosadas por simplemente tenerlo cerca.

—Entonces ensayemos algo más.
—¿El que?
—El amor en todos sus sentidos.
—¿Qu-..!

Logro jadear antes de que el ojirubi la sostuviera fuertemente de la cintura en un agarre, golpeándola contra la pared para luego robarle un beso apasionado. Al que no se resistió en lo más mínimo.

—Idiota!
Pronunció antes de entrelazar sus brazos alrededor del mayor, el beso se fundió cada vez más ardiente, más largo y más profundo.

Por instinto Jericho se pegó al cuerpo de Ban, buscando su calor. Sintiendo sus fuertes pectorales contra ella.
—Porfavor..llévame a la cama.
—No tienes que pedirlo, te llevaré al cielo también.

Sus ojos mieles se abrieron en grande al escucharlo, no le molestaba la idea. Aunque eso le tomo desprevenida.

Él la cargo y luego camino hacia su habitación, tirándola a la cama una vez llegaron.
—¡Ah! ¡Oye!
Gruño Jericho cuando sintió chocar fuertemente su cuerpo contra la cama. Pero no tuvo tiempo de hablar o quejarse más, Ban se apresuró en quitarse las botas e la camisa para subirse encima de ella, dejando besos ardientes en su delicada piel. Mordisqueando su cuello y de vez en cuando obligándola a abrir las piernas cada vez que ella trataba de resistirse a él.

De pronto, su cerebro la traicionó nuevamente, imágenes de Arthur en su cabeza. No estaba tomando la decisión correcta y esto sería realmente perjudicial si seguía así.

—Hmg! B-ban! Detente!
Lo empujó para luego sentarse sobre la cama, tratando de acomodarse la blusa que él ferozmente había encontrado la manera de simplemente romper.

—¿Que pasa?
Dijo el ojirubi mientras mantenía una mano sobre su frente, tratando de limpiar el sudor proveniente del acto anterior. Se acercó lentamente a la menor y la sostuvo de los hombros para luego besar su cuello nuevamente.

—Ban..lo siento, no puedo hacer esto.
Ella trató de irse pero él la jalo del brazo con fuerza tirándola a la cama nuevamente, jalo de sus piernas y por último la tomo de ambos brazos sobre su cabeza.

—¿Que haces?!
—Jericho, tu no lo amas como a mí.
Ella abrió la boca para hablar pero él le robo un fuerte beso que ella no pudo detener.

La sostuvo de la cintura y la obligó a darse vuelta, sus redondos glúteos sentían el evidente bulto de Ban entre ellos. Él se permitió estirar su mano por debajo de la blusa de Jericho, buscando la tela de su top para deshacerse de él en segundos. Jericho gimió fuertemente al sentir un suave peñiscon en sus pezones.

—Y ahora mismo, te voy a enseñar que me amas.

Mencionó el más alto, lamiéndose los labios. Jericho no pudo protestar más cuando Ban coloco su mano sobre sis labios de forma semi agresiva. Callando sus quejas y con ello permitiéndose conocerla en lo más íntimo. Encontró su punto débil al tocar sus pálidos pezones rosas.

—Despues de todo, te excita que sea yo quien te toque.

Mencionó el mayor mientras de forma ruda acomodaba la matriz de la pelílila. Sosteniendo con fuerza sus cabellos lilas hacia atrás. Y sin detenerse tras cada segundo.

Jericho tenía la visión nublada, sus palabras no eran más que gemidos y gritos ahogados, él había entrado repentinamente en ella después de estimular sus pezones; por si había pensado que con Arthur encontró una gran sorpresa, con Ban tratando de entrar de más a su límite con rudeza ,golpeando sin una pizca de ternura y con cuatro rondas seguidas durante una hora seguida, talvez allí se dio cuenta que Ban era una bestia viviente.

—Grita mi nombre Jericho, tantas veces como sea posible y solo así tendré piedad de ti.

[...]

—Ya deja de mirarme así.

—Cómo quieres que te mire entonces?
Respondió de forma irónica Jericho.

—No sé, de una forma cariñosa o alegre y no como un gato amargado.

—Ya quisieras, idiota..

—Hace unos minutos no decías lo mismo, de hecho. Gritabas mi nombre, tálvez debería hacerte recordar.

Jericho se puso roja de la vergüenza al escucharlo, le tiró una almohada desde la cama que cayó directo al pecho de Ban, aún así esté solo se limitó a reír e salió de la habitación.

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⏰ Última actualización: Aug 17 ⏰

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SILENCIO - 𝘽𝙖𝙣 𝙭 𝙅𝙚𝙧𝙞𝙘𝙝𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora