Día 14: Samurai

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Se detuvo un momento en el campo de batalla. Visualizó la muerte que la rodeaba, mientras su aliento se mantenía contenido. La adrenalina del momento evitaba que fuera consciente del dolor de los golpes y las heridas que había recibido.

Al verla mirando su alrededor, uno pensaría que estaba distraída y que eso la haría una vida fácil por tomar. Error.

Al sentir a su atacante acercarse, tomó fuertemente la empuñadura de su espada y la chocó contra el acero de la de su atacante. Y entonces sucedió.

—Había un hombre. - había contado con timidez. —Blanca tez, cabello largo... lo más enigmático eran sus ojos... un malva aperlado. - había sonreído. –El hombre más atractivo que solo puede existir en mis sueños y creado por mi subconsciente.

Trató que el recuerdo de ese sueño constante no afectará la fuerza que ponía contra la espada de su enemigo.

Enemigo...

¿Se trataría de una brujería?
Jamás había visto a ese hombre en la vida real. Y ahora se lo encontraba frente a frente, espada contra espada y mirada contra mirada. Y el sentimiento la tambaleaba fuertemente. Como si conociera a ese hombre. Como si en otra vida él hubiera sido alguien para ella.

///N///

Terminó con la vida de su contrincante y buscó a su siguiente víctima. No había tiempo que perder, su sensatez y cordura parecían haber sido arrebatadas de su cuerpo y razón. A donde quiera que dirigiera su mirada se encontraba con el cuerpo de uno de sus compañeros.

Tenía que terminar con eso cuanto antes, tenía que tomar la vida de hasta el último hombre que quedara en pie. Y con ese mísero pensamiento en su mente, fue entonces que encontró y marcó a su siguiente víctima.

Pensó que se había acercado con la suficiente agilidad para no lograr que respondiera a tiempo a su ataque, pero se equivocó.

Cuando el enemigo lo encaró y sus espadas se encontraron, así como sus miradas... entonces sucedió.

¿Quién es esa mujer?
¿Por qué visita mis sueños cada noche?
¿Por que se siente cómo... un hogar?

Su fuerza se desvanecía con cada segundo que pasaba batallando contra ella.

No podía, algo lo privaba de hacer una maniobra que la desarmaría.

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Ambos corazones latían como si en cualquier momento se fueran a desbordar, el sentimiento les resultaba extraño y evitaba que tomaran la vida del otro.

He dado mi vida al imperio.
Mi deber es tomar su vida.

Ambos tenían el mismo pensamiento, pero nadie se rendía, hasta que... su fuerza se vio vencida.

Los sueños siempre ocultan algo misterioso. Muchas veces nos enfocamos tanto en lo que ha pasado en éste, que nos olvidamos de nuestro sentir en ese momento. Ahí es donde debes de prestar atención.

Bajó su espada, así como su cabeza.
Si él debía tomar su vida...
Si el mensaje es que él la haría descansar en paz...
No había poder que lo evitara.

Porque eso había sentido en cada sueño en el que él había aparecido... paz como ninguna otra.
Tranquilidad. Hogar. Pertenencia.

Cerró los ojos y esperó su cruel destino.
Esperó y esperó, pero la muerte no llegó.

Abrió los ojos, viéndolo levantar su espada y pasar de ella.

¿Acaso le había perdonado la vida?

...

Un sueño más la había llevado hasta ese prado, caminaba sin saber hacia donde se dirigía, pero con un destino fijado. Poco antes de llegar fue cuando lo vio.

Ahí, parado a unos metros de ella, con una expresión que no reflejaba nada, pero que probablemente se encontraba como ella... confundido.

Sus pies continuaron hasta situarla frente a él.

¿Qué era lo que sucedía? ¿Por qué sentía esa conexión con su enemigo? ¿Por qué sabía que no la lastimaría?

No sabía su nombre.
Ni el sonido de su voz.
Pero su mirada... su mirada lo era todo.

Estaban destinados a encontrarse. Ambos lo sabían de alguna manera.
Y ese sentimiento iba más allá de imperios en guerra.

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