-Bendito sean los druidas, mi hermoso Nayáde-. Dice el muchacho de cabello azabache.
Las piernas de aquel ser hermoso se aferraban a la cadera del mas alto antes de unir sus labios con parsimonia.
Era una maravillosa noche para amarse, aunque ambos sabían que no podían estar juntos.
-Te amo, mi dulce humano-. Habla aquel ser con mejillas sonrosadas.
Su figura era espectacular, su rostro digno de un ángel. Sus labios tan dulces y suaves como terciopelo y las aleteantes, casi invisibles, alas eran un sueño. Él completo era un sueño de un metro y treinta de altura, un sueño completamente hecho realidad.
Mientras que aquel joven humano era todo lo contrario a esa preciosa hada. Su imponente presencia varonil, sus bien formados músculos, su voz... Todo eso ocultaba la tierna persona y amable persona que era, aunque su rostro le transmitía a todo aquel que lo viera una sensación de inocencia, él no era inocente.
Y las ninfas terrestres lo sabían.
Era curioso como ese hombre de un metro con setenta y siete centímetros cumplía y creaba todas las perversidades que el hada y el guardaban celosamente para ellos.
Habia muchos recuerdos que hacían a las ninfas sonrojar cual rosa en plena primavera. Como aquella vez que por accidente pasaron por los arboles de manzana pasada la media noche y encontraron a su joven hermano copulando con el humano.
El torso de Jimin estaba al igual que su rostro pegado en la tierra húmeda por el roció, mientras sus caderas estaban alzadas recibiendo gustosamente los movimientos certeros del humano.
Era cómico y perturbador ver como el cuerpo del humano golpeaba una y otra vez el diminuto cuerpo del Hada. Pero las ninfas nunca olvidarían las sucias palabras que salían de aquel par de amantes.
<< -Follame más duro, Jungkook-.>>
<<-Joder, eres tan estrecho y pequeño...-.>>
<<-Vamos, mi amor, lléname... Quiero que te corras en mi-.>>
<<-Abre más las piernas, necesito hundirme en ti, Jimin-.>>
- Aun puedes arrepentirte, Jimin-. Jadea el humano sin parar los sutiles movimientos de fricción.
-Me necesitan aquí y él te necesita-. Responde el hada. - Prometiste cuidarlo, humano-.
El humano se aleja de precioso cuerpo, dejándolo flotando por la cálida agua de aquel hermoso lago iluminado por luciérnagas, estaba molesto.
-Para ti es completamente fácil decirlo-. Replica el humano. - Pero no lo es para mi, tu no sabes lo que tengo que pasar para cuidarlo, Jimin-.