Sucumbiendo al hechizo del amor a través de la pasión.

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Xie Lian se sostenía la quijada con ambas manos, los codos incrustados en el marco de una ventana que daba vista al desierto del este. Era noche de luna, el desierto lucía sobrenatural y el cielo nocturno era precioso. Pese a ello, su cara expresaba su decaimiento. De pronto escuchó agresivos pasos acercándose por las escaleras. Intentó esconderse, por si acaso, pero se dio cuenta que era un agitado Luo Binghe.

— ¿Me buscaba?

El demonio terminó de acercársele con más calma.

— ¿Has terminado tu entrenamiento de hoy?

Después de verlo tan agitado, Xie Lian esperaría palabras diferentes. No estaba satisfecho con que su primer cruce de palabras después de quince días sea sobre su cultivo. Agachó la cabeza y vaciló antes de contestar:

— Lo dejé.

Luo Binghe se estremeció.

— No puedes.

Xie Lian chasqueó los dientes con desencanto.

— Pues lo dejaré.

El demonio invadió su espacio personal y lo abrazó. Xie Lian estaba boquiabierto, escuchó su voz ronronear dentro de su pecho.

— Sigues enojado, desde aquella noche.

Xie Lian volvió a enojarse y forcejeó para liberarse del abrazo. Luo Binghe controló la situación sin ningún problema, lo abrazó con más fuerza y lo besó. Aquella electricidad en sus besos inundó el cuerpo apagado de Xie Lian, la chispa renació y su frío corazón volvió a calentarse. El beso fue pasivo, pero profundo, cuando se separaron un rastro de saliva todavía los unía. Xie Lian perdió toda voluntad de lucha y se dejó abrazar con más ternura. Luo Binghe peinó su hermosa cabellera y masajeó su espalda.

— Te hice más falta de la que creí.

Qué arrogancia, pero cuánta verdad.

Luo Binghe lo llevó a la "cima" de la torre, al ático. Encendió una vela, que para el espacio reducido era un ardiente sol. Luo Binghe procedió a desvestirse, Xie Lian se sonrojó y apartó la mirada.

— ¿Por qué crees que esto es lo que quiero cuando me haces falta? — se quejó.

— Es lo que quieres, ¿por qué lo niegas?

Las mejillas de Xie Lian ardieron más que esa vela. El más alto lo condujo a un montón de tela apilada contra la pared y lo recostó.

— ¿...Por qué no viniste a verme? — preguntó finalmente el más joven. Era un regaño, sí, pero también un lamento.


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R18

Sigue bajando.

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Luo Binghe lo acarició en cada rincón que sus manos pudieran tocar, desvistiéndolo en el proceso. Era la primera vez que ambos estaban completamente desnudos, se tomaron su tiempo para contemplar el manjar de lujuria que tenían frente al otro. Como si estuviesen conectados, sus miembros reaccionaron al mismo tiempo.

— No quería ser una distracción para ti, pero terminé causando el efecto contrario.

Se inclinó para besarlo, Xie Lian correspondió como pudo, no pudo seguir el ritmo y al final Luo Binghe dominó el beso. Xie Lian se quedó inmóvil mientras ágiles dedos trabajaban preparando su tembloroso agujero. Primero lo acarició, estimulándolo para que se abriera solo, deslizó un dedo y después otro, estirando sus tercas entrañas. Xie Lian gemía a la par del beso. Esos dedos lo hacían querer más, su grosor ya no era suficiente. Luo Binghe cortó el beso y les dio tregua a sus entrañas. Xie Lian permaneció agitado mientras el contrario revolvía la ropa que desechó antes para sacar un frasco de lubricante. Él siempre estaba preparado para momentos como estos, quizá ya había planeado recompensar a Xie Lian por su posible progreso en el cultivo, aunque Xie Lian no estaba seguro de ser merecedor de tal recompensa...

La sangre de un dios. | LuoXie | - 24Donde viven las historias. Descúbrelo ahora