Capitulo 6.-Nuestra Ángel

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»Yoo YoungJae: Noviembre 28, 2014, 7:15 p.m.«

El tiempo se me hizo corto. Pasear por parques, centros comerciales e ir a comer en algún restaurante, me hacía sentir muy aliviado, no sabía cuánto tiempo había transcurrido desde que haya tenido un tiempo para mí. Me dio un poco de frío, andaba algo descubierto y no traía mi suéter, decidí entrar a una cafetería, muy linda para mi gusto, un poco de estilo inglés y con toques vintage, entré para tomar un resfrescante cappuccino además para poder descansar por tanta caminata con las bolsas de compras. Una linda chica de un cabello intenso color rojo, se acercó a mí para atender mi pedido, no me costó ni un minuto para que le diera mi orden, y en menos de cinco minutos tenía el humeante y espumoso cappuccino. Nunca había visto esta cafetería, pero es muy linda y tranquila, le dí un pequeño trago, estaba dulce y algo amargo.

—Señorita.—alcé la mano para que de nuevo me atendiera la chica. La joven señorita solo me mostró una sonrisa, dejó su mandil tirado en el suelo y salió del lugar, fue muy extraño, no puse más atención y mejor me dispuse a tomar todo el cappuccino con tranquilidad, hasta el sabor amargo se le quitó. Otra mesera se acercó a mí.

—¿Le puedo servir algo más?.—preguntó la amable chica.

—No gracias......—un dolor punzante en el estómago hizo que me tirara al suelo.

—Joven, joven.—la mesera se colocó a mi lado con nerviosismo.—¡Alguien llame a una ambulancia!.—gritó la chica, el dolor era cada vez más intenso, sentía como si me desgarraban el estómago. Tomó diez minutos a que llegaran la ambulancia, estaba desmayándome, la educada mesera me acompañó hasta el hospital.

—Tiene síntomas de envenenamiento.—dijo un paramédico.

—¿Qué es de usted este joven?.—preguntó otro paramédico hacia la joven mesera.

—No soy nada señor, pero estaba en la cafetería donde trabajo.—respondió la chica, un paramédico me colocó una mascarilla de oxígeno, antes de cerrar por completo mis ojos vi que la chica cogió mi teléfono para después desmayarme.

Todo estaba oscuro, no podía ni ver mis propias manos, caminaba y caminaba, sin hallar luz y sin saber por dónde estaba caminando, la oscuridad era tan intensa que me provocaba miedo y una soledad inmensa.

—Es demasiado veneno para el cuerpo de este chico.—musitó la doctora, estaba viéndome a mi mismo, en la camilla de un hospital, la doctora estaba intentando desintoxicarme con varios aparatos que eran desconocidos para mí, podía ver como mi cuerpo no reaccionaba y los rostros frustrados de las enfermeras y de la doctora. Mi miedo aumentó, me empecé alejar de la escena, volviendo a ese lugar oscuro.

—No puedo morir, no puedo morir. ¿Pero cómo sucedió esto? Todo iba tan bien, pero ¿cómo me envenené?.—musité con desesperación mientras corría más en la oscuridad. Una luz blanca y tenue empezó a encaminarse hacia mí, una chica apareció delante de mis ojos, entre más se acercaba más podía ver sus frágiles y tiernos rasgos, poseía un vestido blanco, su cabello negro como el sitio en que estaba, de un negro intenso, sus ojos grandes y con el mismo color que el de su cabello, su piel pálida que emitía una suave luz, permanecía descalza, sus labios rosados claros y medianos, pero su mirada, su mirada era triste y decaída.

—Perdón.—la chica extraña se disculpó, sin darme cuenta me entregó un abrazo sorpresivo, no podía abrazarla, me daba un poco de miedo además de que estaba petrificado con lo estaba viendo, me parecía irreal a la vez muy real.

—¿Por qué te disculpas?.—pregunté nerviosamente, la chica me abrazaba aún más fuerte, mi pecho se sentía húmedo, ¿acaso esta llorando?.

—Por no protegerte, por no llegar a tiempo.—respondió la tierna chica, dejándome con más intrigas. Poco a poco la chica levantó su mirada, una mirada triste, sus lágrimas eran sorprendentes, eran brillantes, eran lágrimas con luz, se resbalaban de sus rojas mejillas.—Lo siento.—repitió, me sentía mal por ella, podía sentir su sentimiento de culpa, pero ella no es culpable de nada. La chica empezó a emitir una blanca luz en sus manos, las posicionó en mi pecho, en el lado del corazón, podía sentir una paz y una tranquilidad, mi corazón empezó agitarse muy fuerte, sintiéndome muy vivo, pero sus gestos de dolor me preocupaban, ¿por qué le duele?, podía sentir su dolor pero a la vez podía sentir tanta tranquilidad, a lo que me causaba ganas de dormir, la chica levantó su mirada cruzándose con la mía, con su media sonrisa de dolor y de alivio, su mirada tierna me causaban un sentimiento extraño, su cuerpo estaba cansado, con debilidad sacó un corazón de cristal, cogió mi mano con suavidad y me lo entregó.—Me alegro que todos se encuentren bien, cuídate YoungJae.—¿todos? ¿Quiénes son todos?, la chica desapareció a través de un brillante destello de luz, no pude detenerla, era imposible porque mi cuerpo cayó al suelo desmayándome.

—¡No te vayas!.—grité levantándome de una camilla, con desesperación busqué a mis lados, me encontraba en un cuarto blanco y limpio, estaba conectado a varios aparatos y una vía intravenosa estaba conectado en mi brazo izquierdo. Varias enfermeras entraron a la habitación por mis gritos.

—Tranquilo, tranquilo.—dijo una de ellas, me recostó de nuevo en la cama.

—¿Qué ocurre? ¿Por qué estoy aquí?.—pregunté con desesperación. La misma doctora que vi en mi sueño entró al cuarto, sorprendiéndome.

—Tranquilo joven Yoo, usted sufrió un envenenamiento, fue muy difícil salvarlo, el veneno ya estaba atacando a su torrente sanguíneo, por un momento sentí que iba a morir, pero fue como un milagro que haya sobrevivido. La señorita Lee lo trajo aquí, era una de las empleadas que lo estuvieron atendiendo en la cafetería Coffee & Smile, lamento decirle esto, pero su envenenamiento fue un intento de homicidio, la señorita Lee dijo que usted fue atendido por otra mesera pero lo extraño es que la señorita Lee es la única mesera del lugar.—explicó la doctora, mi sorpresa era aún más grande por lo que me contó, pensé un rato y recordé la extraña chica que me había atendido antes.

—Una chica pelirroja me atendió, también confieso que el cappuccino que me sirvió sabía algo amargo.—musité.

—Fue veneno por lo que su cappuccino lo sintió amargo, para decir la verdad fue una gran cantidad de veneno que fue colocado en su cappuccino joven Yoo, será mejor dar parte de esto a las autoridades.—

—No por favor, primero necesito pensarlo, la verdad es que quiero preguntarle algo.—

—Claro, dime.—

—¿Cuánto tiempo me desmayé?.—pregunté.

—En todo el proceso fue como unos diez minutos en que se desmayó.—contestó la doctora.

—¿Había una chica pálida, de cabello negro y ojos grandes a mi lado?.—cuestioné con más curiosidad, la doctora negó.

—Solo se encontraba las enfermeras y la señorita Lee, que se a tomado el tiempo de llamar a su jefe y también a un familiar suyo.—respondió.

—Gracias.—agradecí.

—No hay de qué, ya estas dado de alta pero quiero que comas frutas y verduras para recuperar fuerza y también para que se recupere tu estómago, y nada de grasas.—dijo, asentí, se retiró la doctora junto con las demás enfermeras.

—¿Lo habré soñado?.—me pregunté, lo sentí tan real, tal vez si lo habré soñado. Me levanté de la cama, agarré mi ropa que se encontraba en una silla, entré al baño, me quité la bata, me coloqué mi playera y mi pantalón pero de ello cayó algo, me agaché para coger el objeto, mis ojos se abrieron como dos grandes platos, casi saliéndose de sus cuencas, mis manos estaban temblando con el cristal de corazón.—No puede ser verdad.—susurré incrédulo, el corazón tenía en ambos lados un grabado en color dorado.—SKY, y unas alas.—musité al verlas en ambos lados, el pequeño corazón como de cinco centímetros, emitía una tranquila luz tenue.—¿Fue un sueño o fue la realidad?.—me cuestioné aún viendo ese pequeño corazón de cristal...

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⏰ Última actualización: Jun 07, 2015 ⏰

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