Aquella misma tarde estábamos llegando a nuestro querido nuevo hogar. Por el camino, yo iba en el asiento trasero, con cierta cara de perro. Mi padre y mi abuela (que por si no se los mencioné, mi abuela se llama Manira y mi padre Fernando) me miraban con una notable cara de preocupación. De vez en cuando me preguntaban que si todo iba bien. En el momento que me lo decían, salía completamente de mis pensamientos. Yo ,simplemente, fingía que estar distraída y cambiaba rápidamente mi mirada perdida y triste por una mirada de sorpresa.
Al fin llegamos hasta nuestra nueva casa... absolutamente todos, pero que todos mis pensamientos negativos echaron a volar. Ese lugar era verdaderamente magnífico... era todo floreado ...verde acogedor... silencioso... VIVO!!
-Esto es magnífico!!-exclamé.
Fernando:- me alegra que te guste. Te tengo otra sorpresa...-dijo tratando de dejarme con la duda.
-¡¿Qué es?!- pregunté con mucha ilusión representada en mi rostro, mientras mi padre me ''arrastraba'' delicadamente hacia la puerta de la casa.
Entramos a la casa hasta llegar a una acogedora sala. Yo, por lógica, suponía que era la sala de estar. En ella, había una mujer morena de piel, un poco ancha, con una camisa sin mangas de color naranja pálido y una falda rosada. La mujer estaba dada la vuelta. Llevaba el cabello sujetado con un pañuelo naranja, y parecía que estaba cargando algo.
Ella se dio la vuelta, mostrando lo que tenía en sus brazos... era UN GATITO BLANCO, CON MANCHAS NEGRAS EN LA ESPALDA Y EN LA COLA, CON LOS OJOS DE COLOR AMARILLO.Fernando:- Sam, esto es para ti.-dijo mientras cogía al animal con suavidad.-Es una cría de leopardo. Si lo logras educar, podrá quedarse.
Yo tenía las pupilas dilatadas al contemplar la belleza de aquel leopardo.
Asentí y me puse a cuidar y mimar al guepardo hasta el día siguiente, el que por cierto, era viernes, y tenía que asistir a mi nueva escuela. De verdad, no me apetecía en absoluto.
(Al día siguiente)
Me desperté un poco más pronto de lo normal, con la meta de ponerme un... digamos... disfraz.
El guepardo estaba a mi lado, maullando de una manera ahogada, como si tratara de rugir, y se restregaba la carita por mis piernas.
Me hice dos trenzas para sujetar mi cabello negro, unas gafas sin cristales que anteriormente era de mi padre, pero ya no las utilizaba, para camuflar el color de mis ojos. Todo así de simple.
Luego, decidí cómo llamar a mi guepardo... Mustafa.
Decidí bajar a darle de comer a mi tesoro.
De pronto, mi padre y mi abuela me miran con cara rara mientras bajo las escaleras.
Fernando:- este... Samie, ¿qué haces así vestida?
Yo:- ir al colegio.
Fernando:- a ver, Sam, sólo tienes 7 años... no pinta mucho que nos saques un cambio tan radical.
Yo:-pero...
Fernando:- sin peros, ve a cambiarte de ropa y vuelve a ser tú.-dijo firme, a la vez con un tono de súplica escondido en su voz.
Asentí con la cabeza baja y me fui a cambiar de ropa.
Vaya desperdicio...
Me solté vagamente el cabello y me quité lentamente las gafas, me puse una ropa más propia de mi y me sentí como nueva. En realidad, odio esconder mi aspecto, desde que era pequeña.
Fuimos al colegio... estaba asustada, no sabía lo que podría ocurrir. De pronto, mi padre para el coche en frente de una gran puerta de metal con barrotes, muy alta, que ocultaba debilmente el edificio al que yo debía de ir. Mi padre me dejó en la puerta. Me despedí con la mano, pero no me hizo ni caso y aceleró el coche para irse casi corriendo.
''Adiós, eh...!'' Pensé.
Al pasar por aquella gran puerta, todos se quedaron mirándome.
Podía escuchar sus pensamientos ''ella es la nueva... es muy bonita'', ''qué ojos más hermosos... ¿quién será?'', etc. No pude evitar sonrrojarme un poco... estos pensamientos provenían de los mayores y algunos profesores.
Estaba caminando por el largo camino hasta la entrada, mientras leía los lindos piropos que me echaban todos. Puede que me hubiera equivocado al respecto sobre las personas.La profesora me presentó frente a la clase, y todos los alumnos me recibieron con una cálida sonrisa. Era un entorno muy acogedor.
(5 años después)
Actualmente, soy muy aceptada en mi escuela. Voy a 5° de primaria y tengo muchos pretendientes... pero ese tema ya ni me interesaba tocarlo. Aunque aún no tengo ningún amigo serio. Son como seguidores o algo por el estlilo.
Algo me asusta... hay un niño que me sigue desde lejos y en los recesos, me hace señas para que vaya... no sé quien demonios es ese niño, pero han dicho que el mes que viene se va a mudar a América. Qué alivio... (acosador) -_-*
Cambiando de tema...
¡¡Mustafa estaba enorme!! Ahora ya ni dormía en casa, simplemente me iba a la parte trasera de la casa y llevaba conmigo a Mustafa, poníamos una hoguera y yo dormía sobre Mustafa. (Pero sólo en los días de calor).Antes de dormirme, me puse a pensar en voz alta, para que Mustafa me escuchara.
-''Hace unos días, la profesora nos dijo que tendríamos un nuevo compañero mañana... será como todos U_U.''Mustafa se acurrucó en el suelo, al lado de la hoguera (bueno, a una distancia segura).
Me senté en el suelo y poco a poco, me quedé dormida sobre Mustafa.
(Al día siguiente)
Me alisté para ir a mis clases.
Entré por la gigantesca puerta y todos me dieron los buenos días.De pronto, de detrás de una esquina de el gran edificio, un niño de más o menos mi edad me pide que me acerque.
Yo:- em... ¿te puedo ayudar en algo?
Niño:- sí... sé que es un poco repentino pero... te gustaría ser mi amiga?-respondió seriamente.
Continuará...
Nota del niño para vosotros_
Mi nombre es Tony y anteriormente fui al mismo colegio de Samie, pero jamás se fijó en mi, así que ahora nuevamente trataré de hacerme notar....Cosa que no he dicho es que... yo...
AMO A SAMIE.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~
~~~~~~~~~~~~~~~~~~
~~~~~~~~~~~~~~~~~~¿Qué crees que responderá?
P.D: no sé por qué llamé al guepardo de esa manera... no sé, escuché el nombre en la TV y me gustó al instante.
Foto Mustafa y yo
ESTÁS LEYENDO
Esto... ¿realmente está bien? (Shōjo/Ecchi)
RomanceSamie es una bella chica de 16 años a la que veremos crecer poco a poco. Ella no se ve bella y duda de las personas que se lo dicen. Su madre la abandonó al recuperarse del parto, así que creció con su padre y su abuela, como figura femenina. Hay un...