seis.

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Karina se despertó a la mañana siguiente en una cama vacia. Le tomó unos segundos recordar lo que pasó en la noche, y cuando lo hizo se levantó rápidamente y escaneó la habitación. Winter no daba señales de estar en ningún lado.

"¿Winter ?" Llamó levantándose y caminando hacia la puerta de su habitación. Hubo un sonido detrás de ella cuando abrió la puerta.

Se pausó un segundo y siguió el sonido acabando en frente de su armario. Cautelosamente abrió la puerta de su armario y se encontró con Winter, ampliando sus ojos cuando la vio.

"¿¡Qué estás haciendo?!" gritó. Se agachó y la encontró revisando su libro de dibujos. "¿Dónde has encontrado esto?"

"Lo encontré." ella dijo levantándose y sonriendo extensamente.

Karina frunció las cejas cuando vió las marcas de rotuladores en las manos de Winter. Ella agarraba el cuaderno de dibujo muy fuerte.

"Es mio." Karina bufó. Caminó de vuelta a la habitación sentándose en el suelo e instantáneamente abriendo la primera página.

Su ira era más fuerte cuando se dió cuenta que Winter había cubierto cada uno de sus dibujos con garabatos sin sentido. Horas y horas de trabajo duro y ahora estaban arruinadas.

"¿En qué demonios estabas pensando?" Karina gritó, levantándose y lanzando el cuaderno de dibujos, este pegó en la pared, esparciéndose los papeles alrededor de toda la habitación.

Winter al instante se tapó las orejas.

"¿Tú sabes cuánto tiempo gasté en esto?" Karina continuó con los brazos cruzados y mirando a Winter en la otra punta de la habitación.

"Son bonitos." Winter asintió levantándose y recogiendo un papel de los que Karina había tirado.

"Eran bonitos Winter, hasta que los arruinaste." Karina espetó. "Justo como las flores. ¿Qué te dije de mantenerte alejada de las cosas bonitas?"

Winter la miró inexpresivamente antes de caminar hacia Karina con un dibujo en la mano. Karina gruño y apartó el dibujo de su cara.

Confusa, Winter inclinó la cabeza.

"¿Yooji?"

"Ese no es mi nombre." La voz de Karina era enfadada. "No quiero hablar contigo, vete de mi habitación." gruñó señalando la puerta.

Winter dió un paso hacia atrás todavía con el dibujo en la mano.

"Yo... lo siento." miró a Karina suplicante.

"¡No me importa!" dijo agarrando a Winter por los hombros y sacándola al pasillo. "Déjame sola," dio un portazo en la cara de Winter y se aseguró de que la puerta estuviese bien cerrada.

Esperó hasta que escuchó pisadas alejarse de su habitación antes de colapsar en su cama.

El cuaderno de dibujo era el tesoro más preciado de Karina. Nunca dejó que nadie lo tocase. Tenía que estar sola para abrirlo y dibujar en él. Meses y meses de trabajo duro ahora a la basura. La pelinegra se sentó y observó los papeles esparcidos por el suelo. Tenía que haber sabido que
pasaría esto cuando dejo entrar a Winter a su cuarto.

Con un gesto de frustración se levantó y recogió cada hoja que había en el suelo, iba revisandolos, pero todos los dibujos estaban llenos de garabatos. Rezaba porque hubiese uno o dos impecables.

Obviamente no lo había. Cada página tenía marcas de rotulador. Un dibujo en particular captó su atención, sin embargo. El dibujo a medio acabar de las margaritas de ayer. Parecía como si Winter hubiese intentado terminar, añadiendo flores encima de los tallos que Karina había dibujado con lápiz. Cerró sus ojos y suspiró, dejando los dibujos de vuelta en el cuaderno y guardándolo.

yellow - winrina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora