veintiséis.

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"Qué hay ahí afuera?" Winter murmuró, girando ligeramente su cara a Karina. 

Habían pasado el día juntas, y justo ahora estaban tiradas sobre sus espaldas, mirando hacia el cielo. Karina había extendido una manta en la esquina del parque para que pudieran ver el atardecer. Que con el tiempo se convirtió en observar las estrellas que lentamente llenaban el cielo.

"Afuera? Dónde?", preguntó Karina, sin dejar de mirar al cielo. Winter señaló hacia arriba.

"En el cielo. Tiene que haber más, no?" La chica rubia estudió la cara de Karina una vez más. Encontraba a la chica mayor mucho más interesante que las estrellas.

"Nadie sabe", Karina finalmente se volvió para mirar a Winter, ganando una suave sonrisa de la chica. "Creo que eso es lo que hace que mirar las estrellas sea tan mágico. Hay tantas cosas por ahí de las que no sabemos acerca todavía".

"Da miedo", Winter se acercó más a Karina y apoyó la cabeza en su hombro.

"No", Karina negó con la cabeza. "Estamos a salvo aquí abajo, Jeong", ella deslizó un brazo alrededor de la cintura de Winter y devolvió la vista al cielo. "Las estrellas sólo nos recuerdan que no estamos solos".

"Yo no estoy sola", Winter asintió una vez. "Te tengo".

"Me tienes", dijo Karina confirmando y sonriendo suavemente a Winter.

"Y tú me tienes", Winter sonrió ampliamente y se volvió hacia un lado, apoyándose con el codo para que pudiera estudiar el rostro de Karina. "Tú y yo, no?"

"Tú y yo", Karina asintió una vez y guiñó a Winter. La chica rubia rió y dejó que su cabello cayera suelto sobre su cara.

"Oye, no hagas eso", Karina se rió suavemente y se acercó para meter el cabello de Winter detrás de su oreja. "No escondas tu hermoso rostro".

"Soy bonita?" Winter inclinó la cabeza hacia un lado, como si la belleza fuera un concepto extraño para ella. Karina levantó una ceja y se volvió a un lado para verla también.

"Creo que todo el mundo es hermoso", ella comenzó, extendiendo la mano y jugando con un mechón de cabello de Winter alrededor de su dedo. "Pero hay algo en ti que te hace especial", Karina sonrió suavemente. "Especial para mí".

"Estoy feliz aquí", Winter suspiró suavemente, volviendo a recostarse sobre su espalda y mirando hacia el cielo. "Es una nueva sensación, pero sí me gusta".

"Una nueva sensación?" Karina se mordió el labio, pensando en los escritos del diario viejo de Winter.

La chica tenía constantemente deseos para tener felicidad, teniendo la esperanza de que algún día en el futuro la pudiera encontrar.

"Sí", Winter asintió, sin dejar de mirar a las estrellas. "Antes de que hubiera... cosas malas. Y malas personas. Era difícil ser feliz", ella se volvió a Karina y frunció los labios. "Pero aquí está la felicidad, la he encontrado".

La respiración de Karina quedó atrapada en su garganta cuando Winter colocó su mano encima del corazón de Karina. 

"Hay felicidad aquí. Contigo", Winter sonrió contenta. "Estoy en mi hogar".

"Hogar?" Preguntó Karina, resultando difícil formar una frase coherente. Estaba agradecida de que había oscurecido, así la chica de cabello rubia no podría ver el rubor en sus mejillas.

"Sí, hogar", Winter asintió. "Busqué un hogar antes", se sentó y se volteó viendo a Karina. "Pero yo no podía encontrarlo. Porque incluso en los hogares felices hay personas tristes, sabías eso?"

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