Asi son las cosas

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—Olivia suspiró mientras caminaba por la orilla de la playa

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—Olivia suspiró mientras caminaba por la orilla de la playa. El sol brillaba sobre el agua cristalina, pero su corazón se sentía nublado de tristeza. No ver a su padre le estaba empezando a afectar mucho. Su teléfono sonó con una llamada entrante. Sorprendida, Olivia miró la pantalla y vio el nombre de su padre parpadeando en su celular. Dudo un momento antes de contestar, temiendo a que le dijera lo mismo de siempre.

—Hola papá—dijo, intentando no mostrar su decepción.

—Hola cariño—respondió la voz de su padre al otro lado de la línea—. Siento mucho no haber podido llamarte, pero he estado ocupado con el trabajo.

Olivia no pudo evitar la frustración en su tono de voz—¿Trabajo? Conozco a muchos padres que, aunque tengan mucho trabajo, siempre encuentran tiempo para pasar con sus hijos. ¿Así vamos a estar siempre? Ya llevas casi un año sin vernos, deberías darte un tiempo.

—Te prometo que si mi empresa me da aunque sea dos días libres, voy y los visito—respondió su padre con sinceridad.

—Olivia al parecer ya no tenía tantas ganas de hablar con su papá, así que al escuchar su promesa falsa de siempre, colgó el teléfono y siguió caminando.

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—La rubia se dejó caer en la suave arena de la orilla, disfrutando del cálido sol que acariciaba su piel. Reclinó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos, sumergiéndose en la serenidad del mar. Sin embargo, su tranquilidad fue interrumpida por el vibrante sonido de unos pasos apresurados.

—Al abrir los ojos, la rubia notó que un chico se acercaba, sosteniendo una cartera en la mano. Pero algo no encajaba. En un movimiento desafortunado, el chico dejó caer la cartera al suelo y continuó su andar sin mirar atrás. Sin pensarlo dos veces, Ollie se levantó de un salto y corrió hacia la billetera.

—Al examinarla rápidamente, miró que era la cartera de Steven. Sin tiempo que perder, gritó al chico despreocupado que ya se alejaba a toda prisa. Como por arte de magia, se detuvo en seco, sorprendido por el tono enérgico y decidido de su voz.

—Inquieta, Ollie se le acercó, sin más preámbulos.

Olivia—"¡Oye!" —exclamó, arrebatándole el dinero de las manos. —Si necesitas tanto dinero, ponte a trabajar en vez de intentar robarlo.

—El chico la miró fijamente, con una mirada tensa y amenazadora. En un intento desesperado, intentó arrebatarle el dinero.

—"Dame el dinero". —amenazó con agresividad.

Pero Ollie no se amedrentó. Sujetó firmemente la cartera y lo enfrentó con determinación.

Olivia—Ese dinero pertenece a un amigo y no voy a permitir que un idiota venga y se lo lleve
—afirmó con determinación en su voz, su tono desafiante dejando en claro que no se dejaría amedrentar.

—El chico, momentáneamente sorprendido, dejó que sus ojos recorrieran el rostro de Olivia en busca de alguna señal de debilidad.

—Veamos, niña. Tus problemas familiares te los guardas para ti misma. No vengas a desquitarte con gente ajena —replicó en tono despectivo, intentando restar importancia a la situación.

—Los desafiantes ojos de Olivia no se apartaron ni por un segundo de los del chico, quien comenzaba a ser consciente de que subestimarla había sido un grave error.

Olivia—¿Qué sabes tú de mí? —respondió, dispuesta a no dejarse afectar por el tono mordaz de su interlocutor.

Pero el chico no lucía dispuesto a rendirse tan fácilmente. Con una sonrisa burlona, reveló algo que no esperaba.

—No te emociones, venía detrás de ti y escuché que tu papi no va a poder venir a verte. Seguro tiene otra familia —se mofó, buscando lastimarla con sus palabras.

—Las palabras del chico resonaron en el aire, tocando una herida sensible en el corazón de Olivia. El dolor se agolpó en su pecho mientras una mirada de incredulidad se reflejaba en su rostro.

Olivia—Bueno... ¿pero a ti qué te pasa? —respondió, su voz llena de molestia y confusión, dando un paso decidido hacia él.

—Antes de que la situación pudiera intensificarse aún más, una figura conocida apareció en escena. Steven, se acercó corriendo hacia ellos.

Steven—¡Olivia! ¡Gracias a Dios te encontré! —exclamó entre respiraciones entrecortadas. Sus ojos se cruzaron con los del chico desconocido, y una sonrisa de reconocimiento iluminó su rostro.
—¿Rafe? ¿Qué tal? ¿Tienes día libre hoy? —preguntó Steven, saludando al chico con una sonrisa cordial.

—Olivia no podía creer lo que escuchaba. ¿Acaso Steven conocía a ese chico?

Olivia—Espera... ¿lo conoces? —inquirió, buscando respuestas.

—Steven, consciente de la confusión de Olivia, intentó aclarar las cosas rápidamente.

Steven—Trabaja conmigo en el club. Ey, encontraste mi cartera, Ollie. Justo venía a buscarla —explicó con una expresión de alivio en su rostro.

Una mueca de nerviosismo apareció en el rostro de Rafe, haciéndole gracia a Olivia. Asi que la rubia decidió  tomar venganza y darle un pequeño susto.

Olivia—De hecho, él fue el que encontró la cartera, ¿no es así, Rafe? —afirmó con una sonrisa traviesa en su rostro, mirando directamente a los ojos del chico.

Rafe—Sí, la vi y justo le pregunté a tu amiga si sabía de quién era —respondió intentando aparentar inocencia.

—Steven, al escuchar esto, agradeció efusivamente a Rafe por su ayuda.

Steven—¡Muchas gracias, hermano! En esa cartera tengo todos mis ahorros del verano pasado. Eres realmente un buen amigo —dijo Steven, mostrando su gratitud.

Olivia—Súper buen amigo —agregó con sarcasmo, tocando suavemente el hombro de Rafe para darle a entender que no lo consideraba así.

Luego, se dirigió a Steven con una mirada de advertencia.

Olivia—Bueno, me voy. Y Steven, cuida bien tus cosas. Nunca sabes si alguien cercano podría intentar llevárselas —advirtió con un tono misterioso.

Duele tanto tu silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora