Es extraño

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—Había salido temprano en la mañana junto a mi madre en busca del regalo perfecto para Belly, quien cumplía 16 años

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—Había salido temprano en la mañana junto a mi madre en busca del regalo perfecto para Belly, quien cumplía 16 años. Teníamos planeado hacerle una pequeña fiesta, como cada verano.

—Después de recorrer varias tiendas, finalmente encontramos el regalo ideal. Regresamos a casa alrededor de las 11 de la mañana, pero Belly aún no había bajado, así que dejamos el regalo en la sala de estar.

—Mi hermano Nicolás, mientras comía un tazón de cereal, se mostraba curioso por saber qué habíamos comprado.

Nicolás—Ollie, ¿qué le han comprado a Belly? —preguntó, con los ojos llenos de curiosidad.

Mi madre, Kyra, respondió con una sonrisa en su rostro.

Kyra—Ollie le ha escogido un cuadro hermoso del mar y también le ha comprado el libro que tanto deseaba, junto con unos pendientes —contestó ella.

—La emoción se podía percibir en el ambiente, todos parecían ansiosos por celebrar el cumpleaños de Belly, excepto Conrad. Que ni siquiera nos había volteado a ver. Aunque en todos estos días, no habíamos tenido una conversación, al menos yo trataba de hacer que el ambiente no se sintiera tan incomodo.

—Finalmente, Belly hizo su esperada aparición, y nos acercamos emocionados para abrazarla y desearle un feliz cumpleaños.

Olivia—¡Feliz cumpleaños, Belly! —exclamé, sin poder contener mi alegría.

Steven—Ya era hora, Belly Conklin ya está envejeciendo. —bromeó Steven, riendo entre dientes.

—Belly agradeció a todos por los buenos deseos, dejando escapar una sonrisa tímida.

Laurel—Feliz cumpleaños, cielo. —le susurró su madre, abrazándola con cariño.

Belly—Gracias, mamá. —respondió Belly, sintiéndose inundada de amor.

Laurel— Tus panqueques de Mickey Mouse están listos.

Belly—De hecho... ahora no tengo hambre. —dijo apenada.

—Todos nos miramos con sorpresa, ya que era raro que rechazara su comida favorita.

Susannah—Bueno, entonces vamos a abrir los regalos! —propuso animada.

Jeremiah—¡El mío te va a encantar! —exclamó Jeremiah, emocionado por sorprender a Belly con su obsequio.

—Noté cómo Belly se quedó mirando a Conrad durante unos segundos, como si estuviera buscando algo en su mirada. Me pregunté por qué él no le había deseado aún un feliz cumpleaños, considerando que todos estos días habían estado juntos. ¿Qué estaría pasando entre ellos? ¿Acaso había algo más allá de una amistad entre Belly y Conrad?



—La emoción se palpaba en el aire mientras todos nos esforzábamos por entregar nuestros regalos a Belly. Llegó el turno de Conrad, pero en lugar de presentar su obsequio, sus palabras golpearon a Belly como un balde de agua fría.

Duele tanto tu silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora