Helado (Frozen)

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N/A: Disculpadme por el retraso... Estoy en mi último año de universidad, así que le he dedicado todo mi tiempo. Y no quería escribir algo que luego no me fuese a gustar. ¡Espero que os guste! Si es así... por favor, hacédmelo saber. Y si no os gusta... hacédmelo saber también, pero no seáis muy duros conmigo, ¡por favor! Muchos besos. – Paloma.


Creo que no hace falta mencionar que esa tarde fue perfecta. Una vez que mis pies volvieron a tocar el suelo, regresé de un mundo de sueños, y sin darme cuenta la idea me sobrevino... Scott y yo... estamos... juntos.

Abrimos una botella de Chardonnay, y halamos durante horas, sentados en nuestro sofá, sin dejar de mirarnos, las manos que no estaban sujetando la copa de del dulce líquido dorado, estaban entrelazadas en un constante baile de dedos acariciándose mutuamente y deseando ser tocados.

Siempre había pensado si empezaba una relación con Scott se nos iba a hacer algo raro, más que nada, porque somos dos personas que, por norma general hacemos las situaciones más incómodas de lo necesario sin querer. Pero la verdad es que no lo fue, estábamos sorprendentemente cómodos. Creo que fue porque habíamos estado soñando con este momento durante tanto tiempo, y lo habíamos recreado tantas veces en nuestras mentes que fue algo... natural.

Cuando llegamos al fondo de la botella, y quizá como consecuencia de esto, nuestros pulsos se habían relajado un poco, se sentó echándose hacia atrás y me acercó a él todo lo posible para poder hacernos arrumacos bajo mi manta favorita, mientras veíamos la primera película que encontramos que no involucraba armas, coches o peleas. Sin ni siquiera darme cuenta, me dejé caer en los brazos de Morfeo. Nunca había estado tan relajado, nuca me había sentido tan seguro, nunca había estado tan feliz, nunca.

No sé cómo, pero me levanté al día siguiente, más cerca de la hora de la comida que del desayuno; estaba en mi cama llevando la misma ropa que el día anterior y estaba tapado con la misma manta bajo la que me quedé dormido en el sofá.

Mientras me iba despertando tranquilamente, escuché ruidos en el salón. Mi corazón empezó a latir a mayor velocidad con la idea de un beso de buenos días, así que corrí al cuarto de baño para lavarme los dientes y erradicar el terrible aliento mañanero.

Cuando abrí la puerta de mi habitación, Scott estaba cerrando una caja, y por su cara, parecía que le había pillando haciendo algún tipo de travesura. Me sonrió y me preguntó qué hacía levantado tan temprano. Le dije que había escuchado algo, así que pensé que estaría despierto, y que incluso aún estando bastante cansado, prefería estar con él que tirado en la cama solo.

Scott: Entonces, ¿qué haces ahí de pie? ¡Ven aquí!

Ni siquiera lo dudé un segundo, y me dirigí hacia él y me senté a su lado con una gran sonrisa. Me quedé mirándolo sin poder apartar la mirada. De alguna manera, sentía que no quería olvidar ni un solo segundo de nuestra vida juntos, así que me sorprendí a mí mismo prestando atención a cada detalle, a cada momento, a cada parpadeo... supongo que estaba sintiendo eso que todo el mundo dice que es el amor... es algo muy grande, que se aloja en cada célula de tu cuerpo; que te golpea como una ola... pero con tal intensidad, que las palabras no son suficientes para describirlo.

Mitch: ¡Buenos días!

Scott: ¡Buenos días! ¿Me das un beso de buenos días, por favor?

Mitch: ¡Por supuesto! (Creo que me sonrojé un poco, porque esa era una de las razones por las que había saltado de la cama, para sentir sus labios en los míos de nuevo, pero también sus manos sobre mis mejillas, su pelo entre mis dedos, su suave piel bajo la punta de mis dedos)

Solo quiero que seas felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora