catorce

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-voy a salir a una reunión del trabajo, la comida está en el refrigerador, puedes calentarla cuando tengas hambre- la voz de su madre detrás de la puerta interrumpió el silencio en el que estaba envuelto.

había pasado la mayor parte del día encerrado en su cuarto, negándose a salir nada más que para ir al baño, no vería a su madre ni mucho menos hablaría con esta, se quedaría aquí seguro entre las sabanas de su cama, aunque la noticia de que esta se iría creo una idea en su cabeza.

-no se a que hora llegaré, así que descansa- pudo escuchar a la alfa suspirar del otro lado -buenas noches, juan- se despidió, sus tacones resonando en los mosaicos del suelo era el único sonido que podía escucharse hasta alejarse del pasillo y oir la puerta cerrarse, indicando que la mayor al fin se había ido.

se quitó las sabanas de encima, sentándose sobre la cama mientras analizaba aquella idea en su mente, era tentadora pero también le asustaba, ¿qué debía hacer?

hazlo, diviértete y veamos a spreen.

le respondió su lobo, saltando de emoción ante la idea de ver al menor, y entonces juan decidió confiar en sus palabras, últimamente había comenzado a hacerle mayor caso a su omega, dejar de pensar tanto y arriesgarse a lo que su corazón decía, funcionaba bien la mayoría de las veces.

tomó el celular de la mesa de luz en donde se estaba cargando, desbloqueandolo y entrando al chat que tenía con sus amigos, creando una llamada grupal la cual fue respondida de inmediato por ambos, podía escuchar lo preocupados que estaban luego de no haber respondido sus mensajes en todo el día, sus voces ruidosas mezclándose en varias preguntas y decidió darles un breve resumen de lo sucedido para calmarlos.

-esa mujer- se quejó victor del otro lado de la pantalla, aguantando sus ganas de soltar algún insulto.

-está bien, no importa chicos- repitió nuevamente el castaño. -realmente no quiero seguir hablando sobre eso-

-está bien...podemos ir a verte ahora ya que ella no está, tengamos nuestra propia fiesta- intentó animar roberto pero juan negó en respuesta.

-no es necesario.

-si piensas que te vamos a abandonar simplemente por una fiesta, estás equivocado, juan.

-no me refiero a eso, chicos- sonrió con cariño, adoraba tanto a sus amigos.

-entonces ¿a qué te refieres?- preguntó el beta.

-no me digas que...- comenzó el omega, dudando si hablar o no pero al final lo soltó -piensas escaparte ¿o si?- tuvo que reprimir una pequeña risa ante el ruido de sorpresa de ambos.

-es exactamente lo que haré, este es el momento de rebeldía adolescente que he estado esperando.

-oh dios, esto será tan emocionante- exclamó el azabache sin ocultar su emoción.

-beto, vicky, si pueden traer algún conjunto que pueda usar, se los agradecería mucho, hoy quiero lucir diferente-

-a la orden, capitán- respondieron al unísono con diversión y luego de intercambiar unas cuantas palabras más, colgaron la llamada.

se dejó caer nuevamente en la cama, con su corazón latiendo ante la adrenalina del momento y sus labios curvándose en una sonrisa desafiante.

pasó unos 30 minutos quizás hasta que el timbre sonó, por suerte había podido darse una ducha rápida y fue a recibir a sus amigos con su pijama puesto y su cabello un tanto húmedo, estos lo saludaron con un gran abrazo y fueron a la habitación del omega, charlando animadamente mientras lo ayudaban a elegir entre las prendas que ambos habían traído consigo. luego de escoger que ponerse y dejar una pequeña pila de roba en el suelo, se adentro al baño y se cambió, mirándose en el espejo al terminar, sonriendo con confianza a su reflejo antes de salir con su atuendo puesto, recibiendo miles de halagos de sus amigos.

-ahora, un poco de maquillaje para terminar- dijo roberto, sentándolo en la cama y sacando de su mochila una paleta de tonos cálidos, poniendo una suave sombra en sus ojos y labial rojo en sus labios.

ambos sintieron satisfechos con el trabajo que habían hecho, su castaño amigo se veía sin duda realmente hermoso, llevaba puesto unos jeans negros ajustados que resaltaban sus firmes muslos y su pequeña cintura junto a una camisa roja un tanto caída que revelaba parte de sus hombros y unas botas negras que le daban un poco más de altura. se veía sexy y hermoso, y no dudaron ni un segundo en decírselo, en repetir lo bien que se veía ahora y siempre, porque juan nunca dejaba de ser hermoso sin importar como se viese.

salieron de la casa emocionados, cerrando el omega la puerta con las llaves de repuesto que su madre le había dado una vez y aún mantenía consigo.

hoy sería una divertida noche o al menos eso esperaba.

chico pastel ★ spruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora