veintiuno

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sábado, había pasado una semana desde que escapó de casa, una semana sin ver a su madre, reflexionó frente al espejo, acomodando su camiseta blanca y cepillando correctamente su cabello.

había recibidos constantes llamadas de su progenitora que decidió no responder y mensajes que no se atrevió a leer, decidiendo ignorarla por completo, una parte de su consciencia se sentía bien con esta decisión mientras que la otra sentía una gran culpa, no debería hacerle esto a su madre, podía ser mala y estricta a veces pero seguía siendo su familia y juan sabía que su madre lo amaba.

atrapó su regordete labio inferior entre sus dientes, ansioso, la mirada divagando de un punto a otro en la habitación de spreen, sus pensamientos y sentimientos siendo nuevamente un desastre, chocando entre ellos y dejándolo perdido, ¿qué debía hacer ahora? ¿debía volver a casa y enfrentarla? tal vez eso sería lo correcto, hablar las cosas de frente y alzar la cabeza contra la única persona que jamás pensó enfrentarse y que cuando lo hizo por primera vez, todo terminó en un desastre.

"eres fuerte" se repitió a si mismo en sus pensamientos, lo había demostrado durante estos días, mostrando una actitud más segura y confiada frente a los demás y se sentía feliz con este cambio, "puedes con esto" pero, ¿realmente se había vuelto lo suficientemente fuerte como para enfrentar a la única persona que tenía miedo de encarar?

-¿ya estas listo, juan?- preguntó spreen desde el otro lado de la puerta, sacándolo de sus pensamientos.

-sí, puedes pasar- respondió, volteando hacia su dirección, admirando en silencio como se encontraba vestido el pelinegro.

hoy el menor había decidido usar una camisa blanca junto a un suéter morado pasteloso encima, unos jeans claros y zapatillas igualmente blancas. una sonrisa brillaba en sus finos labios y sus hoyuelos se marcaban a la perfección, observándolo igualmente con una mirada llena de amor.

-te ves increíble- le halagó y las mejillas de juan se pintaron de un tenue rojo, sonriendo levemente, su corazón palpitando rápidamente mientras spreen se acercaba para tomarlo de la cintura.

su propio atuendo consistía en una camiseta blanca junto a una campera de jean perteneciente a spreen, jeans negros ajustados que moldeaban perfectamente sus piernas y converse del mismo tono.

-tú también luces muy bien- le halagó igualmente, envolviendo sus brazos en su cuello, sonriéndose en silencio antes de acercarse y unir sus labios en un tierno beso.

aunque la ternura duró un momento y en cuestión de segundos, se besaban con más fiereza, jugando con sus lenguas. spreen apretando la cintura de juan y acariciando un tanto sus muslos mientras este tiraba de los mechones oscuros de su cabello. seguían siendo bastante hormonales y sus lobos hambrientos por el contacto del otro no ayudaba tanto a esto, sus feromonas se mezclaban en el aire hasta que se separaron cuando sus pulmones comenzaron a exigirles oxigeno, respirando agitados y con rostros igualmente rojos.

-debemos ir con los demás- logró pronunciar el castaño cuando se calmó, tomando el cepillo que había usado antes para arreglar el desorden que hizo en el cabello de su alfa, compartiendo sonrisas dulces y miradas llenas de amor.

hoy iban a juntarse con sus amigos en el centro comercial, juan había propuesto que sería genial salir entre todos y tras recibir respuestas afirmativas e inclusive que barca y charlitos vendrían, quedó asegurado que la salida se realizaría, así que debían dejar de besarse e ir a donde los estaban esperando el resto.

-listo, vamos- anunció, dejando el objeto sobre el escritorio antes de tomar la mano del contrario y ambos salir, despidiéndose de los padres de spreen para después caminar tranquilamente.

apoyó su cabeza en el hombro de su alfa y abrazó su brazo, apegándose más a él, y gustosamente spreen aceptó cada pequeña caricia y muestra de afecto, perdidos nuevamente su burbuja de tontos enamorados como le gustaba llamarles quackity, sólo rom...

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apoyó su cabeza en el hombro de su alfa y abrazó su brazo, apegándose más a él, y gustosamente spreen aceptó cada pequeña caricia y muestra de afecto, perdidos nuevamente su burbuja de tontos enamorados como le gustaba llamarles quackity, sólo rompiéndose cuando la voz de victor comenzó a llamarlos, observando que a unos pocos metros se encontraba el beta junto a la pareja.

-que bien que al fin llegan, ahora sólo falta roberto, charlitos y barca- los saludó, empezando a conversar con juan, más bien, quejarse sobre como quackity había comenzado a molestarlo y karl no hacía nada al respecto, solo sonriendo como un tonto mientras veía a su pareja pelear falsamente con el otro beta.

-hey, chicos- escucharon la voz del omega, dirigiendo su atención a este quien venía junto a los dos otros del grupo.

roberto sin duda lucía increíble con sus jeans ajustados, camisa roja un tanto desabotonada y plataformas negras. charlitos por su parte mantenía un atuendo sencillo y completamente oscuro, converses, pantalones, buzo e igualmente su gorra eran de color negro, juan se preguntó si el armario del beta sólo consistía en ropa negra o en su defecto, en distintos tonos de grises.

y barca llegaba puesto una camiseta negra y...

oh.

y una linda falda roja a cuadros que le llegaba hasta arriba de la rodilla, junto a medias negras que cubrían sus muslos y zapatillas rojas igualmente.

vaya, quedó sorprendido por un momento, barca a veces era el alfa que más se acercaba a lo que decía su madre sobre como debía vestir uno y vaya que no se esperó esto, sobre todo viniendo de un alfa varón.

las faldas eran más comunes en las mujeres, ya sean alfas, omegas o betas, y poco visto en los hombres, sobre todo en un alfa chico donde se esperaría cierta rudeza, cierta demostración al "hombre dominante" que eran.

-barca, te ves genial- rompió con el pequeño silencio en el que estaban envueltos y seguido de eso varias afirmaciones por parte de sus amigos fueron dichas, el mayor parecía más relajado luego de eso.

-tengo el novio más bonito del mundo- habló roberto, con un tono extremadamente meloso, molestando a su pareja mientras picoteaba su mejilla, disfrutando de ver como el rojo se expandía por sus mejilla, orejas y hasta cuello, pocas veces se veía al alfa tan avergonzado y al omega le gustaba burlarse de ello.

-muy bien tortolitos, andando- sentenció ded y todos comenzaron a seguirle, charlitos acercándose hasta su lado para conversar más de cerca.

el día estaba pasando de maravilla mientras se divertían, yendo de un lado a otro para ver las diversas tiendas del edificio antes de decidir parar un momento en el piso de comida rápida y saciar con el hambre que algunos llevaban.

pero parece que la suerte nunca parece estar de su lado, ya que en el momento que se levantó de su asiento para ir a tomar más servilletas a petición de karl, sus ojos chocaron con unos que conocía a la perfección, su madre le observaba enfadada, dejándolo totalmente inmóvil, vulnerable a su mirada.

chico pastel ★ spruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora