capítulo V

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–Y... ¿Cuántos años tengo?– Pregunté de manera infantil moviendo mi cola de un lado a otro.

–‘Quince años y medio.’– Respondió Tsu'tey con una risa ronca.

–Bien.– Lo besé con suavidad. Estaba sentado a horcajadas sobre él, en el suelo del refugio.

–‘¿Y yo?’– Dijo con cariño. Lo pensé un momento.

–Veinticuatro años, nueve meses y... 14 días.– Él se sorprendió.

–‘¿Cómo lo...?’– Reformuló la pregunta. –‘¿A quién se lo preguntaste?’– Sonreí.

–‘Ateyo adora hablar de ti, ¿Lo sabías?’– Sonrió.

–‘¿Cuál es mi lugar favorito?’–

–El refugio, aquí.– Señalé a nuestro alrededor, la luz se colaba por entre las hojas sin remedio, una vista hermosa. –Aquí nada te impide ser tú.–

–‘Tienes razón.’– Mordió mis labios en el beso, tomando mi piel entre sus colmillos. –‘A ti también te gusta estar aquí, este es tu lugar favorito.’– Fue mi turno de morder.

–Respuesta equivocada, cariño. Y con esa son tres.– Me levanté de su regazo, acariciando su rostro con mi cola en un acto juguetón.

–‘¡No es cierto!’– Se levantó detrás de mi y me abrazó con fuerza. –‘¿Dónde es entonces?’– Suspiré.

–Ahora mismo estoy en él. Mi lugar favorito son tus brazos, solo aquí me siento amado y protegido.– Me di la vuelta y enterré el rostro en su pecho. –‘Tú eres mi lugar favorito.’–

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Desperté y Enseguida noté que había alguien más conmigo, alguien pequeño y que obviamente no debería estar en mi casa a esta hora.

–‘Juh'aly, ¿Qué haces aquí?’– Su pequeña figura dejó de moverse entre la oscuridad parcial de la noche. –‘¿Avisaste a tu madre que vendrías?’– Se acomodó mejor entre mis brazos, bajo las pieles.

–‘Ella sigue durmiendo, no se dió cuenta que salí.’– Me sonrió como si fuera su mejor travesura, lo cual posiblemente es verdad.

–‘No deberías hacer eso, van a regañarnos.’– Se sentó sobre mi estómago con total confianza.

–‘Olvidé preguntarte cuántos años tienes, quería saber.’– Acaricié su cabello.

–‘Diecisiete años y ocho meses.’– Respondí después de haber dudado unos minutos.

–Woah, ‘Yo tengo nueve años y medio.’– La misma idea de la tarde llegó de repente y ahora sonaba incluso mejor que antes.

–‘¿Tienes frío?’– Tanteó con la cabeza. –‘Toma una de las pieles y vamos, te llevaré a dar un paseo.’– Sus ojos brillaron con emoción, se levantó de un salto, sacándome algo de aire en el proceso.

–‘¿En qué iremos? ¿A pie? O ¡¿Me llevarás en un Ikran?!’– Cubrí su boca con mi mano e hice una seña para que guardara silencio. –‘Lo siento.’– Tomé su mano y la conduje con cuidado a través de los cultivos. Una vez frente a mis acompañantes, le solté la mano.

–‘No los mires a los ojos, eso los incomoda.’ Kris, Draco.– Acaricié la cabeza del primero y el segundo me envolvió entre sus alas. –Parece que haré una escapada nocturna con una niña traviesa, ¿Quién será mi cómplice hoy?– Draco me soltó y voló hasta acomodarse en una enredadera alta. –Pues parece que él no... Cuento contigo Kris, debes dar una buena primera impresión.– Subí a su lomo con tranquilidad y pedí a la niña que se acercara. –‘Ella es Kris, ven, sube.’– La ayudé, quedó sentada entre mis piernas, lo vería todo en primer plano. –Bien, preciosa, sólo será un paseo nocturno, ¿Está bien? No nos lleves muy lejos.– Juh'aly me miraba entre sorprendida y extrañada. –‘Es mi lengua natal.’– Aclaré. Ahora que lo pienso, los Ikran me entienden en español, no sólo Kris, Draco también lo hace, me encogí de hombros y emprendimos vuelo con suavidad.

El chico de otro mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora