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¡! — "agosto se escapó como
    una botella de vino,
porque nunca fuiste mío"
















EL SOL DE PLENA MAÑANA entraba por la ventana de la habitación donde Milena y Leandro habían tenido intimidad, los dos se encontraban recientemente despertándose del todo. La fémina se encontraba con su cabeza apoyada en el pecho del chico, depositando suaves caricias ahí mismo.
Mientras que Leandro miraba fijamente al techo, estaba consciente de que esa había sido la despedida entre ellos, pero muy en el fondo e internamente, se sentía mal por ella, que era totalmente ajena a la situación en la que se encontraba él.

Su mano viajó hasta el torso desnudo de la chica y pasó suavemente la yema de sus dedos en esa misma zona hasta subir a su hombro, y así sucesivamente. Milena por su lado, sonrió levemente a medias, internamente se encontraba tan feliz que hasta podía jurar que su corazón estaba saltando de la emoción que la serotonina despojaba en todo su cuerpo.

No obstante, Leandro la tomó del mentón y dejó un casto beso en los labios de la ojiverde y musitó: —Me voy a bañar, ¿Si? —Milena, asintió y pronto, el ojiazul se levantó en ropa interior y buscó una muda de ropa de casa. —¿Después de mi, entras a bañarte o querés que nos bañemos juntos? —preguntó mirándola.

—Prefiero quedarme un ratito más, es muy temprano. —puchereó y Leandro, dejó un beso sobre el mismo puchero que la chica había hecho.

Pronto, Leandro se adentró en el baño y en cuanto se escuchó la lluvia artificial, Milena suspiró ilusionada con toda la situación. Cortos minutos pasaron y el aburrimiento de espera, la consumió.
Se levantó de la cama y se puso una remera del chico, mientras observaba con máxima atención el tocador a la par que se peinaba con la yema de sus dedos.

Un sobre blanco y grande, llamó su total atención. Dudó unos segundos en si abrirlo, no quería invadir la privacidad del chico, pero su gran curiosidad, la mató. Tomó en sus manos el sobre y lo abrió.
Su corazón dió un vuelco y juraba sentir como poco a poco, se estrujaba al terminar de leer el título. Contrato de venta. Quiso creer que era por otra cosa, pero al seguir leyendo, se dió cuenta que hablaba del departamento y que en esa misma hoja, estaba la firma de Camila y la de él.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el celular del ojiazul, que no paraba de sonar. Miró la pantalla y pudo confirmar que lo que ella estaba pensando, era cierto. Leandro jamás había hablado con Camila, al contrario, le había prometido a ella, a su esposa, que ya no tenía nada con Milena, que solo había sido calentura de unos meses.

Su campo de visión se nubló al instante y torpemente, tuvo que sostenerse del borde del tocador para no caer rota al piso. Pronto, sintió como Leandro salía del baño y esa voz, que alguna vez le había encantado pero que ahora odiaba, sucumbió cada extremidad del campo de escucha de ella: —Milena, ¿Qué pasa? ¿Estás bien? —preguntó Leandro rápidamente con preocupación mientras la agarraba de la cintura con una sola mano, mientras que con la otra que estaba libre, limpiaba las lágrimas que brotaban sin piedad de los ojos verdes de la chica. No fue obstante cuando se había percatado que la chica había leído su conversación con Camila, y que el contrato de venta estaba fuera de su sobre correspondiente.

Milena, por su parte, sintió asco y odio a la vez. Lo miró fijamente a los ojos, y con sus labios temblando de la angustia, soltó: —Supongo que nunca fuiste mio, Leo. —musitó en un hilo de voz, sintiendo como cada parte de su corazón, se rompía lenta y dolorosamente. Su contrario, la miró a los ojos y suspiró sobre sus labios. Leandro, rendido ante su tonta mentira, decidió acabar con aquella situación de una vez por todas.

—Nunca fuimos algo, Milena. —murmuró, alejándose de ella. —Nunca fue una bienvenida, amor. —declaró. —Era mi forma de decirte "adiós", sin que pudiera lastimarte tanto, como ahora. —Milena sintió como todo su ser se iba muriendo al paso que iba escuchando al chico. —Y enserio, lamento todo esto, pero no puedo quererte como vos querés que te quiera. —musitó y la chica mordió su labio inferior, buscando callar su llanto desconsolado, su corazón se estaba rompiendo y a Leandro, parecía no importarle en lo absoluto.
























¡! 22.07.23

august ─leandro paredes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora