Capitulo dos

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La mañana siguiente  desperté sola en la cama, por un momento creí que todo lo de la noche anterior habría sido una pesadilla, una muy extraña, fui a la habitación de Brahms por el muñeco y como era de esperarse; la habitación estaba vacía y la cama deshecha.

Me quedé parada en el marco de la puerta, más que asimilar lo pasado... lo que más me resonaba en la mente era la petición de Brahms ¿pondría quedarme con él para siempre? ¿Como viviríamos? ¿Nadie sabe de él? ¿Que hay de sus padres? Tenía mil preguntas que hacerle y sabía que podría responderlas pero ¿me diría la verdad?

Antes de que me explotara el cerebro de tantas preguntas, oí ruidos en el salón así que bajé a ver, la mayor parte de mí sabía que era Brahms limpiando todo lo de anoche pero otra parte de mí pensó que podría ser Malcom, después de todo desde mi llegada lo noté muy interesado en mí; venía más veces de las debidas y me traía pequeños regalos con la comida, me planteé dejarlo entrar a mi vida pero no pude, no sentía nada por él.

- Buenos días Greta, quería limpiar antes de que despertaras - Estaba cepillando la sangre del piso, no había cuerpo, ni alfombra, sólo sangre y un hueco en la pared
- ¿Donde está el cuerpo? - dije
- Lo enterré
- Sí pero ¿donde?-
- Cerca de la entrada, pero descuida no se ve - sabía que Brahms lo había ocultado bien, después de todo él se había ocultado a sí mismo durante años

Estaba algo confundida con todo aún, me había acostumbrado al muñeco, a que solo un muñeco de porcelana me escuchara pero no dijera nada. Pero ahora el muñeco ya no existe, ahora tengo al Brahms real y eso me hace cuestionar tantas cosas ¿alguien más sabrá sobre él? ¿Malcom?

Debía preguntar tanto, pero tampoco quería que Brahms sintiera presión. Dejé el tema por el momento y subí al ático a buscar algo con que tapar el agujero en la pared, por suerte encontré un espejo igual al anterior así no habría nada fuera de lugar y Malcom o cualquiera podría empezar a hacer preguntas.

Era demasiado pesado pero logré bajarlo del ático, ahora tenía que descubrir como bajarlo al salón

- Yo lo bajo, es muy pesado
- Hey, soy muy fuerte. Yo solita lo bajé del ático - presumí
Brahms rió - Claro que si bonita - de todas maneras cargó el espejo y lo bajó, en este momento me di cuenta de que no tenía el suéter de ayer, solo la playera de tirantes blanca y debo admitir que no pude abstenerme de ver sus grandes brazos que ahora remarcaban sus músculos ¿como tenía músculos? Si vivía en la pared, literalmente.

La verdad no sabía en que momento había llegado a la cocina pero ahí estaba yo, en la cocina pensando en los musculosos brazos de Brahms el "niño" al que se supone debo cuidar.

Me lave las manos y borre esos pensamientos de mi mente, no estaban bien. Terminé cocinando hot cakes, fruta picada, café y jugo.

Fui al salón a buscar a Brahms y ahí estaba, de rodillas frente al espejo y la cabeza agachada - Ven a desayunar, ya está listo - dije y sonreí, levantó la cabeza y asintió. Me fui a la cocina y comencé a tomar mi café, la verdad nunca fui una chef pero esos Hot Cakes me quedaron deliciosos.

Brahms llegó, levantó su plato, la taza y se dió media vuelta, antes de que pudiese dar un paso más lo tomé del brazo - ¿No te vas a quedar aquí? - pregunté - No, alguien podría verme - no lo había pensado.

- Nadie vendrá hoy Brahms, y la casa está bastante lejos del pueblo -
- ¿Y Malcom? Ha venido varías veces a la semana -
- Siéntate, solo es un rato y creo que si viene lo escucharíamos y hay un hueco en la pared por el que puedes entrar -
- No puedo, es por el bien de ambos - caminó y me paré de la silla - Entonces iré contigo, si viene Malcom haremos como si no estuviera- tomé mi plato y jugo
- ¡NO! - gritó- Greta, no quiero que tú vengas - y se fue

Yo me quedé ahí parada, sintiéndome tan estupida. Supongo que creí que Brahms me quería pero a la mejor solo me necesitaba para no morir de hambre cuando sus padres se fueran

Me senté y comí, no había más que hacer. Cuando terminé lavé los platos y salí al jardín, me quedé ahí sentada pensando en todo, asimilándolo.

Cuando entré de nuevo a la casa me preparé un sándwich de mermelada con crema de maní y vino, igual que la primera noche aquí. Me senté a mirar el paisaje y de repente escuché a Brahms - ¿Greta? Ven Greta - Estaba usando la voz de niño otra vez, seguí la voz hasta la habitación de él y ahí estaba el muñeco, lo había pegado.

- Así que volvemos a lo mismo - me sentía un poco decepcionada, creí que ahora podría vivir normal con Brahms, el verdadero Brahms

Suspiré y volví a bajar, ahora que sabía de la existencia del verdadero Brahms, no iba a cuidar al muñeco. En la noche, antes de dormir y cerrar la puerta de mi habitación vi que el muñeco seguía sentado en la cama pero ahora ya no me da miedo, ni siquiera me importa.

My boy [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora