Capítulo 14

27 3 0
                                    

Como con casi todas las cosas milagrosas, ningún confidente de los monarcas supo responder a por qué apareció aquella flor. Wandelstern desconocía completamente la explicación y Zacharías estaba igual de perdido, ¡incluso Theodor estaba extrañado! Pero la conclusión general fue que aquello era un buen augurio de tiempos más alegres por perdurar.

Un año transcurrió desde que la Flor de Zafiros -así la llamaron por estar decorada con dichas gemas- surgió, un año con muchas mejoras. Tommy se volvía cada vez un soldado mejor entrenado y, aunque nunca tendría tanto poder como su hermana, la magia que poseía era afinada. Por su parte, el abuelo Drosselmayer se encontró encantado de participar en los grandes debates que en la corte sucedían, su experiencia en su mundo de origen le daba una nueva perspectiva sobre algunos asuntos y los diplomáticos y ministros estaban más que gustosos de recibirlo entre sus huestes. Elizabeth tampoco se quedó quieta, ella ayudaba con muchas de las labores sociales y, fiel a su estilo, viajó para terminar de conocer aquel mundo nuevo... y quizás encontrar a quien tanto deseaba ver.

Pero quienes experimentaron más cambios fueron nuestros monarcas favoritos. Eric trabajó sin descanso por restaurar su amada nación, apoyado y complementado por su floreciente Clara. A veces él se preocupaba que el trabajo fuese mucho, pues últimamente la encontraba dormida en su sillón con un libro en la mano o con una mirada que reflejaba agotamiento. En diversas oportunidades intentó averiguar si ocurría algo, pero ella siempre respondía que se encontraba bien.

-Clara, amor mío, ¿qué clase de esposo sería si no velara por tu bienestar? -le dijo un día recostándose a su lado. Ella despertaba de una siesta improvisada que se extendió luego de que él la hallara de nuevo dormida en el sillón y la cargara hasta su cama.

-Tienes razón, no amerita que le reste importancia si con ello te genero preocupación -concedió ella observando la expresión preocupada de su esposo.

Y así ella fue examinada por el médico real, mientras Eric observaba afuera el retrato de sus padres. Su mirada se posó en la Nuez Krakatuk  y esta le hizo recordar a la Flor de Zafiros, ambos tesoros habían surgido en torno al amor de la pareja de monarcas, respectivamente. La Nuez Krakatuk había sido hallada cuando sus padres iban a empezar a cortejar, mientras que la Flor de Zafiros se creó luego que él se casara con Clara; entonces no era el nacimiento del amor entre dos personas en sí lo que las hacía similares. Eric suspiró. Sólo quedaban la Nuez Krakatuk y él para dar prueba del amor entre Kristoff y Pirlipat. Un segundo, ¿acaso eso podría ser...? Los latidos de Eric se aceleraron de tan solo pensar en las implicancias.

- ¿Su Majestad? -la voz del médico real interrumpió la vorágine de ideas que se acumulaban en su mente. Eric asintió y se dirigió hasta donde estaba Clara, quien yacía sentada en su cama.

El médico real se quedó perplejo y se retiró sin decir palabra algunas, pues al rey sólo le bastó mirar la sonriente faz de su reina para confirmar sus sospechas. ¡Qué alegría para el reino! ¡Qué bendición para la Casa Silberhaus!

- ¡Eric, seremos padres! -exclamó Clara sollozando de felicidad. Su esposo la abrazó emocionado y ella cerró los ojos dando gracias a su buena fortuna. 

En poco tiempo, nacería un nuevo integrante de su familia, así como nació una Flor de Zafiro.


******************************************************************************

Uffff, ya sé, las disculpas por la demora. Si tuviera una máquina que tipeara cada idea que se me ocurre, esta historia se hubiese terminado hace meses.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 22, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cascanueces míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora