Capítulo 13

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Zacharías suspiró una vez más mientras recorría el camino de piedras, ¿por qué tenía que quedar tan lejos la casa? Ah, bueno, ser tímido requiere esfuerzo. Cerca de una catarata había una entrada entre las rocas cubierta por las enredaderas y lo que muchos desconocían es que al entrar había un pequeño paraje con un adorable estanque y un área de cultivo y hortalizas, no obstante, al centro tu vista se posaba en una cabaña simple y acogedora.

- No quieras ignorarme porque ambos sabemos que sabes que venía.

- ¿De qué sirve irme a la espesura del bosque si igual me van a encontrar? - respondió Hoffmann.

Theodor Hoffmann había sido y era un gran mago de Parthenia, uno de los tres en quedar con vida y con sus poderes intactos. El problema de Theodor es que su poder en particular traía más problemas que bendiciones la mayoría de las veces. Zacharías culpaba de todo a la estúpida alimaña peluda con cola que trajo todo el drama a sus vidas.

- ¿Preferirías seguir convertido en estatua, viejo amigo?

- Mis visiones eran lo mismo: o veía cosas horribles en el futuro, o las veía pasar en el presente. Elián tuvo más sensatez en irse y tuvimos razón al final por lo que me comentas. Clara Stahlbaum fue mi mejor predicción. 

Elián era el más poderoso de todos y eso lo sabían. Cuando la visión nada específica de la Princesa Ciruela llegó a los ojos de Theodor, Elián sabía que sólo podía ser la hija o descendiente de alguno de ellos. En ese entonces ninguno de los magos tenía familia y los tiempos en Parthenia prometían ser demasiado caóticos como para empezar una, por lo mismo, Elián decidió partir de su hogar para hallar una mejor vida. 

-Nunca he estado más ciego y confundido que en esa época, Zac -susurró Hoffmann cerrando los ojos con pesar. Ver el futuro era engañoso y, cuando hay demasiados engranajes rotando, nada se define y todo se mezcla. El vidente recordaba cuando les dijo a sus amigos que sólo veía nieblas sin futuro. Nada. La bruma se cernía sobre Parthenia. Casi como si no hubiese un futuro...

Wandelstern, Zacharías y Hoffmann ayudaron a su amigo a viajar entonces. Wandelstern abrió el portal por el que Elián Stahlbaum llegó al mundo de los Drosselmayer. Elián entonces regresó con su esposa Arlet y Elizabeth Drosselmayer para visitar su país de nacimiento y en ese momento Theodor le advirtió que la magia partheniana corría peligro porque sus visiones sólo mostraban más oscuridad. ¿Cómo mantener la magia disponible por tanto tiempo? Elián concluyó que debía guardarse parte de su magia en un objeto y uno de Parthenia para asegurar la conexión con el lugar, fue así que le pidió a Zacharías que construyese el reloj del búho para guiar a la Princesa Ciruela cuando llegase el día. Posteriormente, Elián diseñó el medallón dorado con un poco de su magia para asegurar un acceso a Parthenia para su familia.

Zacharías luego entendió que Theodor no dio muchos detalles del futuro casi inexistente que vio porque sólo podía percibir que la oscuridad llegaba cargada de magia de magos. Además, cualquier información ponía precio sobre la cabeza de quien la escuchara y a menos personas involucradas, mejor. Cuando el roedor tomó el reino de forma escurridiza, la terrorífica verdad era que los magos habían sido hechos polvo y sus poderes concentrados en el cetro de esa escoria. Los reyes y el príncipe desconocían del asunto. La única razón por la que ellos tres escaparon de ese destino era por ser los más fuertes y tener hechizos de protección preparados. De no haber llegado Clara en el momento en que lo hizo, ellos no hubieran resistido mucho más tiempo. Por supuesto, todo ese tiempo fueron estatuas que el Rey Ratón separó y escondió, por ello, muchos supusieron que ellos tres habían caído.

- ¿Sabes? Elizabeth nunca se recuperó cuando regresó y no te encontró - comentó casualmente Zacharías. 

- Estoy seguro de que sus numerosos pretendientes la mantienen ocupada. ¿No bailó acaso con nuestro antiguo rey? Yo ya era una estatua en esos días y estoy seguro de que ella nunca lo notó.

El juguetero miró dos veces a su amigo y vio que seguía dolido. Hoffmann estaba perdidamente enamorado de Elizabeth Drosselmayer, pero la tragedia es que el vidente nunca podía ver su propio futuro. No podía ver un futuro con ella. Sin embargo, Elizabeth nunca había tomado esposo y se había dedicado a viajar.

- ¿No crees que sería sano salir de tu propio exilio? Ya sabes, ir y besar a la mujer que amas hasta convencerla de que eres una triste excusa de caballero que merece  su amor y eso.

- ¿Y perderme el placer de tu patética compañía? Sé que sin mi alegre humor el sol no sale, Zac. Por ti he de mantenerme solterón, Wandelstern necesita apoyo para mantenerte ocupado. ¿Qué amigo sería si los dejo solos? - bromeó Theodor con un falso aire gruñón.

Los dos amigos se quedaron sentados mirando la ventana. Theodor sabía que no era momento de salir al mundo, no hasta que cada rastro de niebla se hubiera desvanecido del futuro incierto. La hija de su buen amigo Elián, su rey, su amada Elizabeth, sus queridos amigos y la preciada Parthenia eran razones suficientes para esperar.

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¡Feliz Navidad! Lo sé, demoro una vida en subir los capítulos, pero pienso terminar la historia, aunque me demore una era. También estoy revisando cada tanto los capítulos en busca de errores. Agradezco su apoyo y constancia. Que tengan unas lindas fiestas. :)

Cascanueces míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora