22. Frenesí

1.4K 73 16
                                    

Ya quiero decirle, que bailemos

Que lo peor que puede pasar es que nos gustemos

Que a lo mejor de alguna otra vida nos conocemos

(Simplemente pasan - Morat)

Susana se sienta detrás de Pía en su cama y la mira maquillarse.

Pía se mete el plumón del delineador líquido de lleno en un ojo.

-¡Ay, ay! - Grita mientras llora una mezcla de delineador, lágrimas y frustración. Luego su ojo queda rojo como si hubiera estado llorando 12 horas continuas - ¡¿Por qué a mí?! - Le grita a los dioses.

Maria se levanta de su sitio junto a Susana y viene hasta donde está Pía.

- Déjame - Exige, y extiende la mano, pidiéndole el delineador.

Lo pone en su mano sin chistar, porque María es la ama del maquillaje.

Tuvo una breve pero astronómica carrera en el mundo mediático como bloggera y Youtuber de maquillaje, y se sabe los trucos más increíbles.

Aunque solo tiene 20 años, amasó una buena fortuna y se movió en los círculos de élite de la farándula española, lo que la hizo terminar con una adicción de la que no logra reponerse.

La mayoría son adictos a algo. Sara, a las anfetaminas. Ana, a la coca. Samuel al licor y al éxtasis, Pía a los analgésicos. María...A todo. Eso es lo que ha hecho tan complicada su recuperación. Ha entrado en rehabilitación 5 veces en los últimos 3 años, y su periodo más largo de sobriedad ha sido de 8 meses.

Finalmente se alejó del medio hace un año. Se cortó el pelo y volvió a dejarlo en su tono castaño claro natural. Se permitió subir un poco de peso, y cambió sus habituales lentes de contacto claros por unas gafas bonitas de animal print. La gente ya casi no la reconoce en la calle, y eso ha ayudado un poco. Ha empezado a tomar clases de pintura y está loca por el trabajo de Pedri.

No está encantada con la idea de ver a Pía salir con él, así que no puede evitar que la enternezca que empiece a trabajar en su maquillaje sin decir nada a pesar de eso.

- ¿Estás nerviosa? - Pregunta Susana mientras levanta a Alaska del suelo y lo fuerza a dejarse amar un poco.

- Siento que voy a vomitar - Admite Pía.

- Si sientes que es demasiado, llámanos. Estamos atentas, Pipo. No te obligues a algo a lo que no te sientes lista solo porque estás caliente por ese caramelito.

- Voy a la cena de aniversario de una pareja, no a un festival de electrónica - Se ve obligada a señalar Pía. María hace una mueca.

- Sabes lo que quiero decir. No actúes como una tonta, porque no te queda bien - La regaña.

- Está bien, cariño. Las llamaré si me siento incómoda o si tengo un súbito ataque maníaco por tanto gente en un lugar - Indica Pía, tratando de ponerle un poco de humor a la situación.

Pero no es tan gracioso.

Por más que vayan a estar rodeados de gente, este podría ser un riesgo innecesario que solo está corriendo porque no puede resistirse a él.

A la orilla del mar | Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora